Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMC
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Название: Diario de un adolescente precoz colombiano

Автор: SAMC

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

Серия:

isbn: 9788468563749

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СКАЧАТЬ después de nuestro primer morbo o follada, yo le busqué cuando todos se habían ido a dormir, pero me encontré en la caballeriza con él y el otro escolta (Martín) con el que Leidy había follado en la discoteca y nada más verme los dos se pusieron a reír. Los dos sabían que yo iba a volver y al comprobar que así fue, se vio su complicidad.

      Les saludé y le dije a Ojitos que me diera un cigarrillo, me lo dio y también fuego, pero su amigo me miró a la cara y me dijo: “Así que te gusta comer verga”, yo le respondí: “¿Y a ti, culo igual que a Ojitos?”. Entonces los dos rieron.

      Ojitos se sirvió un trago y su amigo me dijo que, si me había gustado también su verga y le respondí que sí, pero que no la había visto bien, él me dijo: “¿Quieres verla?” y le respondí que sí. Al sacarla la pude ver totalmente dura. Era una demostración de que aquella escena le daba mucho morbo y me pidió que se la tocase, así lo hice, para mamársela después, pero Ojitos también se sacó la suya y quería follarme y le dije que no, porque me había dejado destruido el culo, así que solamente nos conformamos con chuparles yo sus pollas y ellos correrse en mi boca.

      Esa noche fue más tranquila y después de corrernos los tres, me fui a dormir. Me había quedado satisfecho al haberme comido esas dos pollas y sobre todo de haber sido cómplice de esos dos hombres, que aparte de guapos eran muy masculinos.

      A los pocos días Leidy pidió que me llevasen a dar una vuelta a caballo y Martín se ofreció para llevarme. Mi madre tenía que quedarse con Leidy y a mi hermana Vanessa le daban miedo los caballos, así que prefirió quedarse en la piscina con mis hermanas gemelas.

      Martín amarró mi caballo al suyo y salimos del chalet. No sé cuánto tiempo transcurrió, pero sé que llegamos a una zona boscosa y solitaria. He de decir que sentí miedo, todo me parecía planificado y presentía que Leidy había organizado deshacerse de mí, por el secreto que conocía.

      Cuando llegamos, él paró, se bajó de su caballo y me cogió con sus manos para bajarme del mío, me preguntó que qué me estaba pareciendo el paseo y le dije que vacano*, él me respondió que me iba a gustar más, así que nos pusimos a reír con cierta complicidad, pues ambos sabíamos que algo más iba a acontecer en la excursión.

      Él iba con una pantaloneta, camisilla y zapatillas, pero no llevaba bóxer, así que pude notar como su polla estaba parada y yo también me puse caliente, esa escena me puso a mil.

      Se bajó el pantalón y dijo que iba a mear, así que sacó la polla y pude ver como sacaba un gran chorro y debo decir que eso no evitó que yo la cogiese con mis manos para guiarla, Martín entre risas me dijo: “Te van a encantar las vergas y te vas a encontrar con muchos que quieran comerse ese culito, como yo estoy queriéndolo ahora” y me puse a reír, le dije que no sabía si podía, porque Ojitos me había echado aquel polvo y me había hecho daño, me dijo que se lo mostrara. Él empezó a echarme saliva suya y a meterme los dedos, seguro que por lo caliente y mojado que estaba ya no sentía dolor, él me arrodilló y me puso a chupársela, después me quitó la ropa y desnudo me cogió, me cargó y pude sentir como poco a poco me abría el culo con la polla.

      Aunque me dolía muchísimo e incluso sangré, él me tenía totalmente dominado, estaba en sus manos sin opción de moverme. Él era el que marcaba la follada, hubo un momento en el que la polla estaba toda adentro y me dijo al oído: “Ahora si vas a sentir lo que es que te follen ese culo” y desde ese momento, me folló con tal fuerza que yo me rendí y dejé que me lo hiciera. Verle follarme con esa brutalidad y sobre todo sentir su polla, era incluso más placentero para mí y al mismo tiempo me comía la boca y seguía diciéndome que le encantaba mi culo y mi boca, hasta que pude notar que se corría dentro de mí.

      Sin sacarla de mi culo nos tiramos al suelo y allí mismo me masturbó, aún con la polla dentro y al terminar me siguió besando y me preguntó si le gustaba más la suya o la de Ojitos y mi respuesta fue muy clara: “Las dos”, a lo que muy descaradamente me dijo: ¡Perra…! y nos reímos a carcajadas.

      Después nos quedamos un rato hablando, él me contó su vida y yo la mía. Y aunque él era más mayor que yo, no pasaba de los treinta, habíamos concluido que yo era muy maduro y sexual para la edad que tenía e incluso que mi madre no lo sospechara era una gran ventaja, con ello yo demostraba que me gustaba y Ojitos y él estaban encantados en complacerme.

      Al rato nos pusimos de pie y seguimos nuestro paseo y yo sin dar crédito a lo que había pasado, pero muy satisfecho. Al llegar, él me bajó del caballo y yo para evadir alguna pregunta, me metí en la piscina para jugar con mi hermana y decirle que el paseo a caballo había sido una pasada.

      En los días siguientes Don William, el esposo de Leidy, había llegado al chalet para pasar unos días en compañía de su mujer, así que todos nos pusimos nerviosos y el ambiente fue más pesado.

      Ese mismo día, Ojitos se acercó y me dijo que no volviese a salir de noche, pues los escoltas de Don William iban a estar fuera, así que no podía hacer tonterías, porque esos escoltas eran más gonorreas*. Por lo tanto no volvimos a juntarnos por las noches, después llegó el momento de regresar a Cali, así que Leidy se regresó con su esposo y nosotros en la camioneta de Leidy con Ojitos y Martín.

      Esa tarde al llegar a nuestro barrio, después de un mes, en esa camioneta, nuestros vecinos nos miraban y éramos la comidilla de todos, pues no era normal que llegáramos en camioneta, con maletas y sobre todo con escolta. Eso me ayudó a ser más popular entre mis amigos. Y a mi madre, el enfado de Don Hernando y Rosalba, por ponernos en supuesto riesgo con una gente peligrosa. Por ello, mi madre dejó de trabajar por un tiempo con Leidy.

      Los días pasaron y un día mi madre regresó a casa después del trabajo y nos dio la noticia de que teníamos que irnos a vivir a Zarzal, porque Leidy se iba a trasladar a vivir allí con su marido. Desde un principio nos gustó la idea, porque íbamos a empezar de nuevo, lejos y sobre todo con el respaldo de Leidy.

      Mi madre tenía que tomar una decisión importante y rápida, ya que en los días siguientes debía hablar con Doña Rosalba sobre el tema de nuestra casa, mi hermana se quedaría con las gemelas en nuestra casa, mientras que mi madre y yo nos íbamos a buscar casa a Zarzal.

      Cuando llegamos a Zarzal fuimos a casa de Leidy. Era una casa gigante de tres pisos, Leidy vivía en la parte de arriba y su madre en el primer piso. Sin duda todo nos pareció estupendo, pues ella nos dejó una habitación maravillosa con camas fantásticas y sobre todo con una televisión que era suficiente.

      En las siguientes semanas nos adaptamos muy bien, pues por las mañanas nos levantábamos, hacíamos la limpieza y por las tardes mi madre se iba a trabajar como administradora a la peluquería que Leidy tenía en el centro del pueblo.

      Mientras, me quedaba solo en la casa, haciendo lo que más me gustaba, veía la televisión y muchas veces me hacía mis buenas pajas e incluso en ocasiones puse a la perra de la casa a que me chupara el capullo, con lo que disfrutaba muchísimo, pues sentir su lengua rozarme el capullo, hacía que me pusiese muy cachondo.

      Un día por la tarde subió Laura, la hermana menor de Leidy, era una niña mimada, caprichosa, mentirosa y además de muy sexual.

      Nos hicimos muy buenos amigos, ella me sacaba a la calle y me presentaba a todos sus amigos, que al igual que ella eran hijos de papi y mami, o sea, mimados y caprichosos, pero nos hicimos buenos amigos y salíamos a jugar todas las tardes.

      Un día Laura no quiso salir y nos quedamos en casa, ella sacó un cigarrillo y se puso a fumar en el último piso, me dijo que fumara con ella, lo hice y luego bajamos al salón a ver TV. Hubo un momento en que Laura me miró fijamente a la cara y se lanzó a darme un beso y yo le correspondí, era una niña СКАЧАТЬ