Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias. AAVV
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Название: Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias

Автор: AAVV

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: CINC SEGLES

isbn: 9788491343196

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СКАЧАТЬ uno de sus mejores conocedores, por quien sabemos además de los avances del joven en cada una de las materias apuntadas:

      «[…] supo perfectamente la lengua Latina, muy bien la Griega y suficientemente la Hebrea. Fue gran lógico y excelente filósofo y gran theólogo escolástico […]. En la Expositiva hizo grandes progressos, y a más de aver traducido de griego en latín el Testamento Nuevo […] era ambiciosíssimo de leer y penetrar los profundos mysterios de la Sagrada Escritura […]. En la Moral era más continuo su estudio […]. Y quánto aprovechó en la Mystica […]: en ella reducía a práctica la theórica que leía y estudiava en las obras de los santos y libros de devoción»11

      Incluso ha llegado hasta nosotros la nómina de profesores que impartió tales disciplinas a mosén Simó, gracias en este caso a las decenas de testimonios recogidos con ocasión de su posterior intento de beatificación.12 Así las cosas, Antonio Noguera, catedrático por entonces de Filosofía, lo tuvo entre sus alumnos de Lógica.13 Durante más de un lustro el citado Pedro Juan Trilles –a cuya residencia particular solía acudir el interesado para resolver dudas de estudio– le enseñó Teología, junto al doctor Vicente Soriano,14 los padres agustinos Gregorio Satorre15 y Miguel Bartolomé Salón16 y el dominico fray Diego Mas.17 De la Retórica –también del Griego– se ocuparían el ciceroniano Blas García18 y el ínclito Pedro Juan Nuñez,19 y de la Prosodia un relevante miembro de la saga de impresores Mey, Felipe.20 Por último, el igualmente mencionado Jerónimo Trilles guió los pasos del muchacho en el aprendizaje del Hebrero.21

      En aquellas aulas y entre sus condiscípulos forjó Francisco Jerónimo algunas importantes amistades. Desde luego, y además de Gaspar Ximeno,22 con Jerónimo Martínez de la Vega,23 Gregorio Torrent,24 Marco Antonio Palau25 y Juan García y Artes.26 Los cuatro incorporados años después al clero, en calidad de beneficiados los tres primeros, en San Andrés, Santa Cruz y Dénia, respectivamente, y como canónigo de la seo valentina y obispo de Orihuela el cuarto. Coincidiría asimismo con otros alumnos, al tiempo insignes eclesiásticos y de destacada participación en los sucesos acaecidos tras su fallecimiento. Lo fue sin duda, como se verá, el sobrino del arzobispo Ribera don Baltasar de Borja, arcediano de Xàtiva en la catedral y vicario general de la sede vacante tras el pontificado de su tío antes de ingresar en el episcopado.27

      Testigos de excepción todos de esta etapa en la vida de Francisco Jerónimo, corroborarían su asistencia puntual a las clases. O a la oración diaria en la capilla universitaria de Nuestra Señora de la Sabiduría. Ninguno lo contó, sin embargo, en las frecuentes algaradas estudiantiles. Antes al contrario,

      «[…] siendo estudiante este siervo de Dios y oyendo Theología con el dicho pabordre Trilles, acababa la liçión el dicho pabordre, se ponía al poste según era costumbre, y rodeándole los estudiantes haviendo precedido alguna inquietud en la liçión entre los estudiantes, como suele de moverse entre ellos alguna matraca, dezía el dicho pabordre Trilles que quién havía sido el promovedor […] y todos los estudiantes callavan. Y entonces el dicho pabordre Trilles dezía al dicho siervo de Dios: ¿Vuestra merced, señor mossén Hyerónimo Symó a sido el promovedor desto? Y entonces el dicho siervo de Dios respondía con su grande humildad: Yo, señor, significando que él no lo havía echo. Y muy bien sabía el dicho pabordre Trilles que no lo havía hecho […]»28

      Episodios como éste explicarían las mofas de ciertos compañeros hacia mosén Simó, cuya tez amoriscada y vestido raído –«de paño de mescla, con unas medias de cordellate pardo, con unos çapatos gordos y con un sombrero largo»– terminaron valiéndole entre tales el apodo de Joroni Comprau Feyxets.29

      Pero nada distraería la atención del joven estudiante por los libros. Ni siquiera el logro de un beneficio eclesiástico en la cercana parroquia de San Andrés, del que tomó posesión en 1603 sin poder ser admitido a residencia ni gozar de los emolumentos de esta prebenda hasta ser ordenado in sacris un par de años después.30 De hecho,

      «[…] todos los días, quando passava a dezir missa a su iglesia de San Andrés, se llevava consigo algún libro del assumpto; y mientras se hazía hora o se desocupava del altar donde avía de celebrar se estava leyendo en él»31

      Para entonces Francisco Jerónimo habría compuesto ya varias obras bajo la supervisión de sus profesores. Ni rastro han quedado de algunas. No de la Gramática hebrea que el catedrático Jerónimo Trilles tuvo ocasión de corregir.32 Como tampoco del tratado De Trinitate, «muy docto y erudito», a decir del también catedrático Antonio Noguera.33 Sí se han conservado, por el contrario, unas breves Liras espirituales, atribuidas a su pluma al igual que los Avisos para consuelo y bien de las almas o la Dotrina espiritual que escrivió a una religiosa descalça para instrucción del alma en las virtudes y exercicios espirituales que más agradan a su Divina Magestad, impresas a su muerte.34

      De la lectura de tales páginas se desprenden algunos rasgos de la religiosidad de su autor, contemplativa, de corte interior y sobre la que estudiosos e investigadores continúan sin ponerse de acuerdo. Fuera exponente de la mística auténtica,35 cabecilla de un foco prequietista36 o simple anécdota espiritual,37 mosén Simó habría adquirirido en el Estudi General buena parte del bagaje personal que le permitió pasar a a la Historia. Aunque nunca se graduara ni su nombre figurara entre los alumnos que presentaron testimoniales en ella.38

      Cuantos émulos y detractores de la fama de santidad de Francisco Jerónimo surgieron con su óbito esgrimirían este hecho precisamente para negarle cualquier afán intelectual. Recibió sí enseñanzas en la Universidad de Valencia, pero «en todos estos estudios era muy corto, como dizen sus condiscípulos, porque jamás le vieron tener acto de letras alguno, ni jamás de saber, más que acudir a sus liciones». Nada que ver, pues, con el alumno ejemplar descrito por otros. Al contrario, según diferentes testimonios recopilados por el dominico fray Juan Gavastón.39 Por ejemplo:

      «[…] oía Teología con el pavorde Soriano, el cual como un día en la lección hubiese citado a santo Tomás, a Cayetano, a Soto y a otros frailes que hacían a propósito salidos a la lección al poste, dijo mosén Simón al dicho maestro: ¿Por qué nos ha citado a tantos frailazos? Respondióle su maestro escandalizado, que era muy recatado y siervo de Dios dicho pavorde: ¡Ay Señor!, ¿y eso ha de decir?»40

      Como quiera que fuese, la desaparición de Francisco Jerónimo con fama de santo, el 25 de abril de 1612 y a los treinta y tres años de edad, motivaría la rápida determinación del rector del Estudi General Juan Bautista Pellicer para tributar a su alumno unas de las más solemnes honras hasta entonces recordadas.41 La ceremonia hubo de ser pospuesta hasta el día 10 de julio, festividad de San Cristóbal. Sólo de este modo pudieron habilitarse los espacios académicos para albergar a toda la comunidad universitaria, autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad. Hasta el punto de descartarse la capilla y trasladar las celebraciones a los dos patios del edificio. El ornato de ambos bien merece detenernos en sus pormenores:

      «En el patio primero […] se erigieron dos altares a uno y otro lado de la entrada al patio mayor. Estavan vestidas sus paredes de hermosas colgaduras, sirviéndolas de cenefa una orden de bellíssimas pinturas, tan bien ajustadas que parecían hechas al intento. Sobre las cortinas avía muchos geroglíficos e ingeniosos versos. Todo el patio grande se cubrió de los toldos de lienço que sirven a la festividad del Corpus en las plaças de la Seo y del Mercado. Sus quatro seras, desde los texados hasta el suelo, se entapizaron de damascos, terciopelos y brocados, corriendo por lo alto otra hilera de quadros como en el primer patio. En el medio del mayor se erigió el túmulo, y su planta era de 36 palmos en quadro. Del primer cuerpo, elevado siete palmos del suelo, salían a cada esquina СКАЧАТЬ