Название: Yo soy la puerta
Автор: Osho
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
isbn: 9786074570496
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Acepto al ser humano tal y como es. Por supuesto que mucho es potencial, pero tal y como es, no se le ha de condenar. El es la semilla, y si se condena a la semilla, ¿cómo se puede aclamar al árbol? Acepto al ser humano tal y como es, completamente, sin negación alguna. Sólo que no digo que sea todo lo que puede ser, que este sea el final. Digo únicamente que este es el principio. El ser humano es sólo una semilla que puede desarrollarse en un gran árbol, mismo que puede crecer y convertirse en divinidad. Cada ser humano puede ser un dios. Pero ahora, tal y como es, únicamente es una semilla. La semilla ha de ser protegida, la semilla ha de ser amada y a la semilla ha de ser otorgada toda oportunidad de crecer.
Sannyas significa que uno se ha dado cuenta que es una semilla, un potencial. Esto no es el final. Esto es sólo el principio, y ahora uno debe tomar la decisión de emprender ese crecimiento inicial. Ese crecimiento llega a través de la libertad, ese crecimiento llega a través de la inseguridad. Uno ve una semilla, parece muy segura. Un árbol no es tan seguro. La semilla está cerrada, completamente cerrada. En el momento en que muere la semilla y el árbol comienza a crecer, el potencial comienza a activarse. Existen peligros —habrá inseguridad, habrá toda posibilidad de destrucción, algo muy delicado luchando contra todo el universo—. Pero ahora uno es sólo una semilla, no hay ningún peligro.
Ser un sannyasin significa que ahora, uno toma la decisión de crecer. Y esta es la última decisión. Ahora, uno tendrá que luchar, ahora tendrá inseguridad, tendrá peligro y tendrá que luchar y enfrentarlo momento a momento. Esta lucha de momento a momento, esta lucha dentro de lo desconocido, este vivir dentro de lo desconocido, es la verdadera renunciación.
La decisión de crecer es una gran renunciación —una renundación a la seguridad que se le ha otorgado a la semilla, una renunciación a la integridad que se la ha otorgado a la semilla—. Pero esta seguridad es a cambio de algo muy grande. La semilla está muerta, sólo vive potencialmente. Puede vivir, o puede permanecer muerta. A menos que crezca, que se convierta en árbol, estará muerta. Y, según mi experiencia, los seres humanos, a menos que decidan crecer, a menos que den un salto hacia lo desconocido, serán como semillas: muertas, cerradas.
Ser un sannyasin significa tomar la decisión de crecer, tomar la decisión de entrar en el peligro, tomar la decisión de vivir en la indecisión. Esto parece una paradoja pero no lo es. Uno tiene que comenzar por algo e incluso, para vivir en la indecisión, uno tiene que tomar una decisión en algún momento. Incluso entrar en la inseguridad significa ir hacia alguna parte y uno lo tiene que decidir. Yo auxilio tu decisión y creo una situación en la que puedas tomar una decisión. Neosannyas puede ir al núcleo mismo del mundo. Puede alcanzar a cualquier persona porque no se requiere de nada especial —sólo entendimiento.
Otra cosa que me gustaría explicar es que este sannyas no está vinculado con ninguna religión. En esta tierra, todo tipo de sannyas ha sido parte de una religión particular, una secta particular. Eso también es una medida de seguridad. Uno renuncia y, sin embargo, pertenece. Uno dice: "Me he alejado de la sociedad", pero pertenece a la secta. Uno continúa siendo hindú, musulmán o sikh. Uno sigue siendo algo.
En realidad, sannyas significa ser simplemente religioso, más no estar atado a ninguna religión. De nuevo, es un gran salto hacia lo desconocido. Las religiones son conocidas pero la religiosidad es desconocida. Una secta tiene sistemas, la religiosidad no tiene sistemas. Una secta tiene escrituras; la religiosidad sólo tiene existencia, mas no escrituras.
Este sannyas es existencial, religioso, no sectario. Esto no significa que este sannyas le niegue a un mahometano su mahometanismo, que este sannyas le niegue a un cristiano su cristianismo. ¡No! Significa, en realidad, lo contrario. Significa que le brindará a los cristianos el verdadero cristianismo. Le brindará al hindú el verdadero hinduismo, porque entre más se vaya a lo profundo de la religión hindú, el hinduismo caerá y quedará únicamente la religiosidad. Entre más se vaya a lo profundo del cristianismo, menos se parecerá al cristianismo y más se parecerá a la religiosidad. De pronto, se llega al centro de la religión. Cuando digo que, al convertirse en sannyasin, no se pertenece a ninguna religión como tal, no me refiero a que se esté negando el cristianismo o el hinduismo o el jainismo. Sólo se niega la parte muerta que se ha convertido en una carga para la religión. Sólo se niega la tradición muerta y uno devela y descubre, de nuevo, la corriente viva, la corriente viva que existe debajo de todo lo muerto: las tradiciones muertas, las escrituras muertas, los guruísmos muertos, las iglesias muertas.
Uno vuelve a encontrar la corriente viva. Siempre está ahí, pero tiene que ser redescubierta; cada cual tiene que redescubrirla. No puede ser transferida, no puede ser transmitida. Nadie se la puede dar a uno. Cualquier cosa que se haya dado estará muerta. Uno tendrá que escarbar dentro de sí mismo, de otro modo, jamás se hallará. Por lo tanto, no doy una religión, sólo doy el empujón para que cada quien encuentre la corriente viva. Será el hallazgo de cada quien, jamás puede ser el de otro. No estoy transmitiéndole nada a nadie.
Hay una parábola...
Buda llega un día con una flor en la mano. Debe impartir un sermón, pero se queda callado. Aquellos que han venido a escucharlo, comienzan a preguntarse qué está haciendo. El tiempo transcurre. Nunca había sucedido algo así y los que han venido se preguntan qué está haciendo Buda. Se preguntan si hablará o no. Entonces, alguien pregunta: "¿Qué está haciendo? ¿Ha olvidado que hemos venido a escucharlo?"
Buda responde: "He comunicado algo. He comunicado algo que no puede ser comunicado por medio de las palabras. ¿Lo han escuchado o no?"
Nadie lo ha escuchado. Pero un discípulo —un discípulo desconocido, que se ha presentado por primera vez, un bhikkhu llamado Mahakashyapa— ríe con fuerza. Buda dice: "Mahakashyapa, acércate. Te entrego esta flor y declaro que todo lo que haya podido brindar por medio de las palabras, se los he brindado a todos ustedes. Aquello que es realmente significativo, aquello que no se puede brindar por medio de las palabras, se lo entrego a Mahakashyapa".
La tradición Zen se ha preguntado una y otra vez: "¿Pero, qué es lo que le fue transmitido a Mahakashyapa?" —una transmisión sin palabras—. ¿Qué ha dicho Buda? ¿Qué ha escuchado Mahakashyapa? Y siempre que hay alguien que sabe, esa persona ríe, y el relato permanece como un misterio. Cuando alguien entiende, vuelve a reír. Donde haya personas que son estudiosas, quienes saben mucho y no saben nada, discutirán en tomo a lo que se ha dicho, decidirán en tomo a lo que ha sido escuchado. Pero alguien que sabe, se ríe.
Bankei, un gran maestro Zen, dijo: "Buda no dijo nada. Mahakashyapa no escuchó nada".
Entonces, alguien pregunta: "¡Buda no dijo nada?"
"Así es", respondió Bankei. "Nada fue dicho, nada se escuchó. Fue dicho y fue escuchado. Yo soy testigo".
Entonces otro dijo: "Usted no estuvo allí".
Y Bankei respondió: "No hace falta haber estado allí. Cuando nada ha sido comunicado, no hace falta que alguien sea testigo. Yo no estuve allí y, sin embargo, soy testigo". Alguien más rió y Bankei dijo: "Él también fue testigo".
La corriente viva no puede ser comunicada. Siempre está ahí, pero uno tiene que acercarse a ella. Está cerca, a la vuelta de la esquina. Está dentro de uno, uno mismo es la corriente viva. Pero uno nunca ha estado adentro. La atención de uno siempre ha estado afuera, uno ha sido orientado hacia afuera. Uno ha fijado su atención. El enfoque de uno ha sido fijado, de modo que uno no puede concebir lo que significa estar adentro. Incluso cuando hace el intento por estar adentro, simplemente cierra los ojos СКАЧАТЬ