Название: Yo soy la puerta
Автор: Osho
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
isbn: 9786074570496
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Por lo tanto, cualquier cosa que yo esté diciendo, no pienses en ella. Vete a casa y deja que repose. Déjala entrar, deja que te penetre. No te protejas a ti mismo; ábrete. Cada protección propia va en contra del saber. Y sólo cuando esa cosa haya alcanzado la parte más recóndita de tu ser, será conocida y realmente comprendida. Eso es lo que se quiere decir con shraddha: fe. No significa creencia. La creencia es intelectual. Uno puede creer intelectualmente, uno puede desmentir intelectualmente —ambas cosas son intelectuales—. La fe no es en absoluto intelectual. Es la participación mística completa. Es el ser uno solo con los misterios ocultos. Es un salto.
Por ello, en cuanto a cualquier cosa que yo diga, no me interesa en absoluto la teoría, no me interesa en absoluto ninguna filosofía. Me interesa el salto existencial. Cuando digo algo, es sólo para conducirte a ti hacia aquello que no se puede decir. Y cuando utilizo palabras, es sólo para conducirte a ti hacia el silencio. Cuando hago alguna aseveración, es sólo para señalar aquello que no se puede aseverar. Mi expresión no es realmente para expresar algo, sino para señalar lo inexpresable.
Así que ten simpatía, porque sólo la simpatía puede ser la apertura. Deja que lo que yo haya dicho, descienda dentro de ti; florecerá. Si la semilla va hacia lo profundo, florecerá. Cuando llegue la flor, tú sabrás qué es aquello que se ha dicho, pero que no se pudo decir. Tú sabrás aquello que se ha dicho, pero que permanece sin decirse.
Capítulo 2 · Sannyas: viviendo en la inseguridad
¿Por qué le das sannyas a casi cualquier persona que viene a verte! ¿Cuál es tu idea de sannyasf ¿Qué obligación implica?
Para mí, sannyas no es algo muy serio. La vida misma no es demasiado seria, y aquel que está serio, siempre está muerto. La vida es sólo una energía desbordante sin ningún propósito y, para mí, sannyas es vivir la vida sin propósito. Vive tu vida como un juego y no como un trabajo. La así denominada mente seria, la cual está enferma, en efecto, convertirá el juego en trabajo. Los sannyasins hacen todo lo contrario: convierten el trabajo en juego. Si uno puede asumir esta vida como un mero sueño, una actuación-sueño, entonces es un sannyasin. Aquel que considera la vida como un sueño, un sueño-drama, ha renunciado. La renunciación no es el abandonar el mundo, sino cambiar de actitud. La actitud de cambiar al mundo es algo serio. Por eso es que puedo iniciar a cualquiera en sannyas. Para mí, la iniciación misma es un juego. No exigiré ningún requisito, independientemente de que alguien cuente o no con los requisitos, porque los requisitos se piden cuando se hace algo serio. Por lo tanto, todos, por el simple hecho de existir, cuentan con los suficientes requisitos para jugar. Cualquiera puede jugar, incluso sin contar con los requisitos, no tiene importancia, porque todo es sólo un juego. Por eso no exigiré ningún requisito.
Y, del mismo modo, mis sannyas no implican ninguna obligación. En el momento en que uno es un sannyasin, está en completa libertad. Significa que, entonces, uno ya no tiene que tomar ninguna decisión. Ha tomado la última decisión: el vivir en la indecisión, el vivir con libertad.
Aquel que vive decidiendo cosas jamás puede ser libre. Siempre está atado a su pasado porque la decisión se tomó en el pasado. Jamás se puede tomar una decisión para el futuro porque el futuro es desconocido y cualquier decisión que se tome estará atada al pasado. El momento en que uno está iniciado en sannyas, se ha iniciado en un futuro inexplorado, no planeado. Entonces, ya no está atado al pasado. Uno será libre para vivir. Eso significa actuar, jugar y ser cualquier cosa que le suceda a uno. Esto es la inseguridad.
El renunciar a un nombre, a una propiedad, no es realmente inseguridad, es una inseguridad muy superficial. La mente permanece siendo la misma, la mente que pensaba aquella propiedad como una forma de seguridad. Incluso la propiedad no es seguridad alguna y uno morirá con toda su propiedad. Incluso una casa no es seguridad alguna, uno morirá dentro de ella. Por lo tanto, la falsa noción de que la propiedad, la casa, los amigos y la familia, son formas de seguridad, aún prevalece en la mente que piensa: "He renunciado; ahora vivo en la inseguridad".
Sólo aquella mente, sólo aquella persona que vive sin estar atada a su pasado, vive en la inseguridad. La inseguridad significa no estar atado al pasado; y tiene tantos significados, porque todo lo que uno sabe viene del pasado. Incluso la mente de uno es del pasado.
Por lo tanto, alguien que renuncia al conocimiento está verdaderamente renunciando a algo. Uno mismo proviene del pasado, no es más que un cúmulo de experiencias. Así que aquel que renuncia a sí mismo, renuncia a algo. Todos los deseos y todos los anhelos y todas las expectativas —todo esto confirma el pasado—. Aquel que renuncia a su pasado, renuncia a sus deseos, a sus anhelos, a sus expectativas.
Entonces, uno será igual que el vacío, que la nada, que un nadie. Sannyas significa desechar toda afirmación de ser alguien.
Entonces, uno se introduce a la no-identidad, al estado de ser nadie. Por lo tanto, esta es la última decisión de la mente, con lo cual el pasado se cierra. La identidad se rompe, la continuidad no existe. Uno es nuevo; renace.
Cualquier persona con vida cumple con los requisitos para vivir en la inseguridad. Si uno va a vivir realmente, uno debe vivir en la inseguridad. Todo arreglo de seguridad es una renuncia a la vida. Entre más seguridad se tenga, menos se vive. Entre más muerto se esté, más seguro se está, y viceversa. Por ejemplo, un hombre muerto no puede volver a morir, él es inmune a la muerte. Un hombre muerto no puede estar enfermo, por lo cual es inmune a la enfermedad. Un hombre muerto está tan seguro, que aquellos que siguen viviendo le pueden parecer ridículos —viven en la inseguridad.
Si uno está vivo, es inseguro. Entre más inseguro, más vivo. Por lo tanto, para mí, un sannyasin es una persona que decide vivir al óptimo, al máximo; es igual que una flama quemándose de ambos polos.
No hay ninguna obligación, no hay ningún compromiso. Uno no está sujeto a disciplina alguna. Si se le quiere llamar disciplina a la inseguridad, ese es otro asunto. Por supuesto que es una disciplina interna. ¡Uno no seria anarquista, no! ¿Cuándo he dicho que una persona será anarquista? La anarquía siempre está atada a un orden, a un sistema. Si se renuncia al orden, jamás se puede ser desordenado. ¡No se trata de negar el orden, sino de renunciar a él, y entonces la renuncia significa estar ordenado! Es únicamente una actuación, una obra de teatro para los ojos de otros. Uno no se lo tomará en serio, se trata sólo de un papel dentro del juego. Uno camina hacia la izquierda o hacia la derecha, por el bien de otros, por el bien del tránsito, pero no hay seriedad en ello; nada en ello es serio.
Por lo tanto, el sannyasin no va a ser desordenado. En lo que respecta al sannyasin mismo, en lo que respecta a su conciencia interior, no habrá orden. Eso no significa que habrá desorden, porque el desorden siempre es parte del orden. Cuando hay orden, existe la posibilidad del desorden. Cuando no hay orden, no hay desorden, porque hay espontaneidad. Momento a momento, se vive; momento a momento, se actúa. Cada momento está completo en sí mismo. Uno no decide por él. Uno no decide cómo actuar. El momento le llega a uno, y uno actúa. No hay predeterminación, no hay ningún plan previo.
El momento le llega a uno. Uno le sucede al momento y, sea lo que sea que salga, uno debe dejarlo venir. Más y más, uno sentirá que crece dentro de sí mismo una disciplina —una disciplina que se hace de momento a momento. Es una dimensión muy distinta, así que será mejor comprenderla claramente. Cuando uno decide con anticipación qué hacer, es porque piensa que no está lo suficientemente consciente para actuar de modo espontáneo cuando llegue el momento. No se tiene confianza en sí mismo; por eso uno toma decisiones con anticipación.
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