Yo soy la puerta. Osho
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Yo soy la puerta - Osho страница 8

Название: Yo soy la puerta

Автор: Osho

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9786074570496

isbn:

СКАЧАТЬ sus deseos, está cometiendo el suicidio. Si uno sigue incrementando sus deseos, de nuevo, está cometiendo el suicidio, de modo distinto.

      Si los deseos se vuelven demasiado, si los deseos son excesivamente grandes, uno se volverá loco. La tensión será insostenible. Si uno niega sus deseos, de nuevo crea tensiones que se volverán insostenibles. Por lo tanto, hay dos tipos de mentes suicidas: una que continúa negando sus necesidades, y la otra, que sigue transformando sus deseos en necesidades. Y esta distinción nunca se puede hacer de modo externo. Nadie puede decidir por uno cuál es el deseo y cuál es la necesidad. La conciencia propia será la medida porque mientras que para uno algo puede constituir una necesidad, para otro, eso mismo constituye un deseo. No hay ninguna respuesta prefabricada.

      Sólo se puede decir que aquello sin lo cual uno no puede existir, es la definición mínima de una necesidad. Pero la conciencia propia es la que decidirá, ultimadamente, y tampoco eso se puede decidir de modo definitivo, ya que hoy, algo puede ser una necesidad y mañana, eso mismo puede ser un deseo. En este momento, es una necesidad y, en otro, un deseo. Pero cuando hay conciencia positiva, uno está al tanto de su propia mente y de sus mañas y de su potencial destructivo; cuando uno esté consciente de su ego, de las formas en que el ego se fortalece, de las formas en que se nutre, sabrá distinguir.

      No soy negativo. Sannyas, neo-sannyas, es absolutamente positivo. Significa desarrollar algo dentro de uno. Yo te otorgaré una actitud positiva en tomo a tu ser, no una actitud negativa. Tú no deberás negar nada. Por supuesto que muchas cosas pueden negarse —tú mismo no las negarás, sino que sucederán de modo automático—. Entre más vayas hacia tu interior, más se encogerá tu exterior. Entre menos se sea un ser interno, más se debe sustituir a sí mismo de modo externo. Uno continuará expandiéndose. Pero no luches con tu yo expansivo y exterior. Lucha con la semilla que eres tú, que puede crecer a tal grado que este sinsentido externo se derrumbará de modo automático. Una vez que se conocen las riquezas interiores, no hay nada del mundo exterior que se les compare. Una vez que se conoce la felicidad interna, el disfrute es absurdo, todo lo que sucede en nombre del entretenimiento es absurdo, estúpido. Simplemente se derrumba, una vez que se conoce el éxtasis interior. Entonces, todo aquello que se conoce como felicidad y alegría, no será nada más que un engaño. Pero no antes —a menos que uno haya conocido la felicidad interior, no se puede decir eso, y si se dice, estará engañándose aún más.

      Una actitud positiva en tomo a sannyas significa una dimensión del todo distinta. Uno puede estar en el lugar en el que esté, uno puede continuar haciendo todo lo que está haciendo —ningún cambio externo se requiere de inmediato—. Por supuesto que habrá cambios, pero llegarán por sí solos. Cuando lleguen, permite que lleguen, pero no trates, no hagas ningún esfuerzo. No los fuerces a llegar. Y yo veo una mayor posibilidad de sannyas positivos, de renunciación positiva, en el mundo que está por venir. Ese concepto negativo de negarse a sí mismo era posible antes por muchas razones. Una es la forma en que estaba estructurada la sociedad. Todas las sociedades agrícolas podían permitir que hubiera algunas personas sin trabajo alguno. Pero entre más se industrializa la sociedad, menos existe la posibilidad de que existan familias unidas. Entre más individualidad exista, menos probabilidad habrá de que existan familias unidas. Una estructura económica suelta permitía la existencia de más familias unidas, pero entre más planeada sea la economía, menos probable será que existan familias unidas. Hoy en día, aquellos que eran sadhus y monjes parecen explotadores. Ahora no pueden ser respetados, ahora no pueden existir. Desde mi punto de vista, todos deben hacer lo que puedan hacer; uno debe contribuir a la sociedad en la que existe. Uno no debe permanecer siendo un explotador. Uno no debe ser —y la persona religiosa no puede ser— un explotador. Y si una persona religiosa puede explotar, no podemos esperar que otros no lo hagan.

      Para mí, un sannyasin no será un explotador. Se ganará la vida. Será un productor y no un consumidor. Un concepto productivo va de la mano con lo positivo. El viejo concepto de los monjes no productivos cabía dentro de la actitud negativa. La actitud positiva tendrá más implicaciones. Por ejemplo, el viejo concepto de sannyas negaba muchas cosas. Negaba la familia, negaba el sexo, negaba el amor. Negaba todo aquello que contribuye a la felicidad de una sociedad —todo aquello que contribuye a la felicidad de uno—. Negaba. Yo no niego.

      Eso no significa que permito. Cuando digo que no niego, sólo significa que un momento puede llegar cuando una persona se vuelva completamente trascendente en tomo a, por ejemplo, el sexo. Eso es otra cosa que no es un requisito, sino una consecuencia. No se necesita previo a sannyas, vendrá después de sannyas. Y uno no debe sentir culpa si no llega. El viejo concepto es muy cruel, era sádico y masoquista. El sexo se negaba porque el sexo parece brindar un poco de felicidad.

      Tantas religiones permitieron el sexo sin felicidad. Sólo se podía utilizar con fines de reproducción, pero no se debía obtener ninguna felicidad de ello. Sólo así, dejaba de ser un pecado. El sexo no es realmente un pecado. "Pero uno no debe de ser feliz. La felicidad es un pecado". Para mí, todo lo que se le da a los seres humanos no debe ser negado; no debe ser suprimido. Permite que el florecimiento llegue primero. Entonces, verás qué tantos canales de energía han cambiado su curso. Y la diferencia será enorme.

      Si se niega el sexo, también se niega el amor. Aquellos sannyasins que niegan, carecen de amor. Hablan de amor, pero carecen de amor. Hablan del "amor universal". Siempre es más fácil hablar del amor universal que amar a un individuo —eso es más difícil—. Amar a todo el universo es fácil; nada está involucrado. Y aquel que piensa en términos de la negación, hablará del amor universal y seguirá negando y desarraigando los sentimientos individuales.

      La religión que niega el sexo tendrá que negar el amor, porque con amor, existe toda posibilidad de que el sexo le siga. Pero desde mi punto de vista, si el sexo no se niega sino que se transforma con el crecimiento positivo, no existe ninguna necesidad de negar el amor. Uno puede ser amoroso. Y, a menos que uno sea amoroso, la energía que llegue a uno, que no transite a través del canal sexual, no puede ser utilizada. Se volverá destructiva. Desde mi punto de vista, un amor que crece es la única posibilidad de trascender el sexo.

      El amor debe crecer. Debe ascender hacia el universo, pero no debe comenzar ahí, jamás surge de lo lejano. Y aquel que piensa que uno debe de comenzar desde lo lejano, se está engañando. Toda trayectoria debe de comenzar de lo cercano. El primer paso que ha de ser tomado, no puede ser tomado desde lo lejano. Uno debe ser un individuo amoroso. Y entre más profundo se hace el amor, uno se vuelve menos sexual y más se extenderá el amor.

      Por lo tanto, yo no negaré nada, porque, ultimadamente, se busca la dicha. Todos buscamos la dicha. La felicidad no se ha de negar, pero cuando hay una explosión de dicha, uno sabrá que lo que había considerado como felicidad, es falso. Aunque no se puede desechar en ese momento. Permite que llegue la dicha primero. Eso es lo que significa el crecimiento positivo. Permite que algo se dé dentro de ti, algo mayor, sólo entonces se desechará lo menor. Y tu ego no se fortalecerá a causa de ello porque, cuando se desecha, se desecha algo sin uso, sin valor. Todos los que dicen haber renunciado hablan de haber dejado esto o aquello. De este modo, demuestran que nada extraordinario ha sido logrado. Cualquier cosa a la cual hayan renunciado sigue siendo importante. Existe en su memoria, sigue siendo parte de su mente, les sigue perteneciendo. Por supuesto que han renunciado, pero, ¿cómo puede uno renunciar a algo que no le pertenece? Si uno sigue pensando en la renunciación, sigue siendo dueño. En un sentido negativo, uno es dueño.

      Pero cuando uno conoce un fenómeno mayor —una mayor dicha, una mayor felicidad— entonces, no se está renunciando a las cosas. Simplemente caen por si solas, como las hojas secas de un árbol. Nadie se entera y nadie lo escucha, las hojas simplemente caen. El árbol no se inmuta ante la caída de sus hojas, ni queda herida alguna. Por lo tanto, para mí, todo tiene su momento para suceder, su momento de madurez —la madurez lo es todo—. Uno debe de madurar; de lo contrario, uno estará deambulando sin necesidad y acosándose a sí mismo sin necesidad y destruyéndose СКАЧАТЬ