Название: E-Pack Se anuncia un romance abril 2021
Автор: Varias Autoras
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pack
isbn: 9788413757148
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–Lauren –susurró él, repartiéndole besos por la mejilla y la oreja–, no podemos hacer esto en el rellano de la escalera… ¿Quieres que entremos?
¿Quería meterlo en casa? Se arqueó ligeramente hacia atrás para mirarlo a la cara. Entonces la puerta del apartamento se abrió de golpe y ella dio un respingo. Jason se colocó delante de ella como si quisiera protegerla. Lauren sintió que se le tensaban los músculos de la espalda bajo sus dedos. Se atrevió a mirar por encima del hombro de Jason y lo que vio le hizo poner una mueca de espanto.
–¿Mamá?
Capítulo 4
De pie frente a su madre en el umbral, Lauren intentó que no la dominara el pánico. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que aquellos ojos maternales advirtieran el bulto bajo el jersey? Por primera vez, se lamentó de no haber informado a sus padres del embarazo.
Los remordimientos no le servirían de nada. Tenía que manejar la situación de la mejor manera posible, empezando por evaluar el estado anímico de su madre a partir de su atuendo.
Jacqueline Presley siempre había dado una extraña imagen entre vanguardista y estudiante universitaria. En aquella ocasión llevaba un traje de Chanel de color ciruela con unos lagartos de rubí trepando por la solapa de la chaqueta. Una capa de color esmeralda con flecos plateados colgaba descuidadamente de un brazo.
Lauren se preguntó cómo habría conseguido superar al portero para acceder, no sólo al edificio, sino también a su apartamento, pero tampoco le importaba mucho. Tenía otras preocupaciones más acuciantes.
La ropa de su madre insinuaba un buen estado de ánimo, pero el pelo alborotado, las uñas rotas y las manos temblorosas indicaban todo lo contrario. No eran signos muy reveladores, pero hacía mucho que Lauren había aprendido a interpretar correctamente todas las señales y a estar preparada para cualquier cosa.
Mientras pensaba algo que decir, Jason se adelantó y extendió la mano.
–Hola, señora Presley. Soy Jason Reagert.
–¿Reagert? –le estrechó la mano y meneó un dedo en el aire–. ¿Es familiar de J. D. Reagert, de Reagert Comm?
La sonrisa de Jason se tensó visiblemente.
–Es mi padre, señora.
–Oh, llámame Jacqueline, por favor.
Lo agarró del brazo y lo llevó hacia el interior del apartamento sin molestarse en mirar a Lauren.
¿Qué demonios…?
El temor a que se descubriera su embarazo casi la había paralizado, pero su madre se había limitado a ignorarla por completo.
Claro que Jason representaba la idea que su madre tenía del yerno perfecto. Lauren los siguió y cerró la puerta tras ella.
La risa de Jacqueline resonaba en el techo abovedado. Su madre tenía muchas cualidades y sabía ser encantadora cuando quería. Y cuando se medicaba regularmente podía llegar a ser una persona casi normal. Siempre sería estrafalaria y bohemia, pero al menos sus excentricidades podían ser divertidas cuando se cuidaba.
Lauren deseó con todas sus fuerzas que estuviera en una de esas fases. Se protegió el vientre con el bolso y siguió a Jason y a su madre, quienes seguían dándole la espalda. Jason apartó una silla para Jacqueline junto a la mesa del comedor. A Lauren le pareció extraño, pero no se le ocurrió discutir. La mesa de madera de color crema la ayudaría a ocultar su embarazo.
¿Sería aquélla la intención de Jason? El brillo de sus ojos indicaba que no se perdía detalle, y Lauren se dio cuenta de que la estaba protegiendo de su madre. Al mantener distraída a Jacqueline, haciéndose cargo de su chal, retirándole la silla y preguntándole por su viaje, acaparaba todo su interés y alejaba la atención de su vientre.
Y Jacqueline mordió el anzuelo hasta el final, pues se quedó embelesada con Jason y con lo que éste contaba de su trabajo en California. Ninguno de los dos le dirigió una sola mirada a ella. Jacqueline estaba tan encantada y ocupada siendo el centro de atención que ni siquiera jugueteó con la cadena de sus gafas que le colgaba del cuello.
A Lauren le resultaba muy extraño ver a alguien hablando con su estrambótica madre. Su padre, en cambio, se había preocupado más de esconderse que de afrontar el difícil carácter de Jacqueline.
La inusitada situación le supuso un enorme alivio, aunque sabía que Jason sólo estaba brindando un respiro temporal. Era inevitable que su embarazo saliera a la luz, aunque sí podían aplazarlo a un momento más adecuado.
Al cabo de quince minutos de charla, Jason agarró la mano de Jacqueline.
–Ha sido un auténtico placer conocerte, Jacqueline. Espero no parecerte muy grosero, pero acabo de llegar de California para visitar a Lauren y tengo que marcharme pronto…
Jacqueline agarró su capa y se la tendió a Jason para que se la extendiera.
–Oh, no dejéis que os interrumpa, tortolitos… Me vuelvo a mi suite en el Waldorf –se sacudió los flecos de la capa y se volvió hacia Lauren–. Quedaremos para comer juntas cuando tu chico regrese a California.
–Claro, mamá. Tenemos mucho de qué hablar.
–Conozco un sitio donde sirven comida ecológica. Te ayudará con esa retención de líquidos. Tienes la cara muy hinchada… –se inclinó para presionar la mejilla contra la de Lauren–. Es un buen partido –le susurró–. No vayas a fastidiarlo todo esta vez.
Lauren se colocó el bolso sobre el estómago.
–No, mamá.
No quería hablar con su madre de buenos partidos, especialmente delante de Jason. Ni siquiera pensaba responder al comentario de la cara hinchada, si con ello conseguía acabar la visita sin una discusión. Sabía que su madre se valdría del bebé para intentar echarle el lazo a Jason, y a Lauren la asqueaba que pudieran usar a su hijo de esa manera.
Jacqueline caminó alegremente hacia la puerta, acompañada por Jason. Se despidió agitando una mano sobre el hombro, pero sin mirar atrás.
Lauren volvió a sentarse. Dejó caer el bolso al suelo y se pasó la mano por el vientre. El bebé se movió bajo su tacto. Ningún hijo suyo sería utilizado para ascender en la escala social.
Una lágrima resbaló por su mejilla.
Rápidamente se frotó la cara con la muñeca. Ni siquiera se había percatado de que estaba llorando. Oyó la puerta al cerrarse y volvió a restregarse los ojos con los dedos, confiando en que no le quedaran restos de maquillaje.
–No sé cómo darte las gracias –le dijo a Jason con una sonrisa.
–¿Por qué? –preguntó él, sentándose junto a ella.
–Por ayudarme con mi madre… Por no decir nada del bebé ni de mis problemas económicos.
–Haré todo lo que sea necesario СКАЧАТЬ