Название: ¿Hubo socialismo en la URSS?
Автор: Jaime Canales Garrido
Издательство: Bookwire
Жанр: Изобразительное искусство, фотография
isbn: 9789874039224
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La respuesta a dicha pregunta, está pródigamente explicitada en las obras y práctica de Lenin y, más tarde, en las de Stalin, lo cual también será analizado en sede propia, pero no podemos abstenernos de reproducir una formulación leninista que da una respuesta perentoria a esta cuestión: “La lucha de clases no desaparece bajo la dictadura del proletariado, lo que hace es adoptar otras formas… Mientras subsistan las clases, mientras la burguesía derribada en un país decuplique sus ataques contra el socialismo en el terreno internacional, seguirá siendo indispensable esa dictadura”28.
Este clarísimo enunciado de Lenin es muestra palmaria de que la necesidad de la conservación del Estado de la dictadura del proletariado, en un período avanzado del proceso de edificación de la sociedad socialista, es insoslayable.
Por eso, pretender que el socialismo -como primera fase del comunismo-, inclusive en su etapa de mayor desarrollo, implique la “supresión” del Estado es -por así decirlo- ilusorio, y constituye un sensible error teórico.
Hay que precisar, por otro lado, que los períodos de la dictadura del proletariado y del socialismo victorioso total difieren, además, en gran medida, por la naturaleza de sus contradicciones básicas.
Si para el socialismo maduro o desarrollado es característica la existencia exclusiva de contradicciones no antagónicas, a la dictadura del proletariado le son inmanentes tanto las contradicciones no antagónicas como las antagónicas. Todavía más, las contradicciones no antagónicas en el período de la dictadura del proletariado pueden, en ciertas circunstancias, adquirir un carácter antagónico.
Lo encima referido implica que, si tras la victoria completa y final del socialismo, la vuelta de nuevo al capitalismo es, esencialmente, imposible, en el período de la dictadura del proletariado tal retorno, en principio, es posible. Y cuando se han creado condiciones que son ajenas o alejan a la sociedad del socialismo científico, esa posibilidad es incluso lógica y -como lo demuestra la experiencia de la Unión Soviética- ineluctable.
Por ello, se debe considerar las decisiones de los XXI y XXII Congresos del PCUS (1959 y 1962) -consecuencia y prolongación lógica del XX Congreso- sobre la victoria definitiva del socialismo en la URSS como un craso error teórico.
Siendo el resultado de un enfoque extremadamente primitivo y simplista de la teoría marxista-leninista, la declaración sobre la victoria definitiva del socialismo inició una nueva fase de la trascendental desorientación teórica del PCUS, del Estado socialista soviético y de todo el movimiento comunista mundial. Esta importante cuestión será analizada en lugar propio.
Para construir el socialismo, la dictadura del proletariado debe resolver innumerables tareas sociales, económicas, políticas e ideológicas.
La principal tarea de la dictadura del proletariado es la abolición de las clases. En otras palabras, la construcción de una sociedad, de un “Estado” fundamentalmente nuevo, sin clases.
En relación con este nuevo tipo de Estado, ante la clase obrera surge una tarea dialéctica: por un lado, con la ayuda de este aparato de Estado, tiene que reprimir la resistencia de los explotadores y enfrentar las vacilaciones de la pequeña burguesía; garantizar la seguridad y la capacidad defensiva; y dar los primeros pasos hacia el socialismo; y, por el otro, para poder protegerse de su propio Estado, tiene que evitar la transformación de este Estado en una fuerza independiente, que se coloque por sobre la clase dominante, que fue lo que aconteció en la URSS entre los años 1956 y 1991.
La dictadura le es necesaria al proletariado, sobre todo, para que, habiéndose transformado de proletariado en la clase obrera socialista, a su vez, transforme a todos los ciudadanos de la sociedad socialista en trabajadores de un solo organismo económico, que no solo no tienen propiedad privada, sino tampoco intereses regionales o locales que puedan ser distintos y ajenos a los de todo el pueblo. Durante el período de resolución de esta tarea, el proletariado destruye no sólo las clases de pequeños y grandes propietarios, sino también se destruye a sí mismo como clase social.
De este modo, durante la dictadura del proletariado, deberá ser alcanzada plenamente la homogeneidad de clase de la sociedad socialista, si bien seguirá existiendo la heterogeneidad profesional, relacionada con la división del trabajo.
En tal caso, la uniformidad de clase implicará la destrucción no sólo de las clases antagónicas, sino también de las fronteras o diferencias entre las clases amigas, es decir, antes de todo, serán eliminadas las desigualdades económicas y sociales existentes entre dichas clases amigas: el tornero, el científico, el agricultor, el chofer o el operador de un equipo técnico y el inventor están en la misma posición en relación con los medios de producción, esto es, son trabajadores de una sola empresa socialista.
La condición sine qua non de la realización de las tareas políticas de la dictadura del proletariado es el desmontaje de la máquina del Estado burgués, particularmente de sus segmentos de represión y de explotación, y la creación de un nuevo aparato de Estado proletario, que ya no será un Estado en el sentido estricto del concepto.
Se podría decir que la base política de semejante Estado proletario -claro está, sin las anomalías introducidas en el Estado Soviético a partir de 1953- son los Soviets u órganos de poder de un tipo semejante, que se tendrían que caracterizar, entre otras condiciones y propiedades, por:
— Otorgar a las masas de trabajadores todas las condiciones y oportunidades para la participación real en la gestión del Estado;
— El establecimiento de relaciones estrechas e inmediatas de los trabajadores con los órganos de poder de tipo soviético;
— La unión del poder legislativo y el ejecutivo, que permite no sólo legislar, sino también controlar la aplicación y cumplimiento de las leyes;
— La responsabilidad de los diputados ante sus electores, y el derecho obligatorio y de fácil ejecución de estos de retirarles sus mandatos;
— La rotación obligatoria y constante en sus cargos de los diputados de todos los niveles;
— La remuneración de los diputados y los funcionarios públicos, incluyendo los del poder ejecutivo, que no deben estar por encima del promedio de salarios de un obrero calificado.
La principal tarea económica de la clase obrera es el desarrollo de las fuerzas productivas que han heredado del capitalismo, y el establecimiento de nuevas relaciones socialistas de producción.
Para alcanzar lo referido, no sólo es necesario erradicar de la economía todas las estructuras no socialistas, sino también transformar la propiedad estatal resultante de las nacionalizaciones o confiscación de la propiedad privada, es decir, transformar el sector estatal de la economía en un sector verdaderamente socialista.
Con todo, podríamos afirmar que la tarea y, a la vez objetivo económico integral de la dictadura del proletariado es la socialización del producto social excedente (plus producto) o suplementario global, producido por el aparato socializado de producción. En otras palabras -y por así llamarla- la apropiación por parte de los trabajadores de la renta nacional.
Así, en los marcos del horizonte histórico en que la dictadura del proletariado se desarrolla, la clase obrera tiene que ir de la socialización formal de los medios de producción -ya sea en forma de estatización, nacionalización, expropiación, confiscación o creación de propiedad colectiva- a la socialización real del producto global excedente.
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