Decadencia. Adrian Andrade
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Название: Decadencia

Автор: Adrian Andrade

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Universo Adriático

isbn: 9789942868176

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СКАЧАТЬ reparar el helicóptero?

      —¡Estás ciego! ¡El motor está destrozado!

      —¡Debemos encontrar una solución! —interrumpió Tyson— ¡Dónde carajos estamos!

      —Cálmese Dr. Finch, por lo menos está la carretera —señaló Theresa.

      —El lago me es familiar —agregó Marcus.

      —Es el Mono Lake —intervino el piloto—. Si no me equivoco, estamos entre California y Nevada.

      —Debemos comunicarnos con el Sector Cero —dijo Marcus reconociendo la zona.

      —¡Y cómo lo va a hacer! ¡La radio se averió y el técnico salió volando!

      —¡Dr. Finch, respiré hondo —insistió la doctora—, desesperarse no sirve de nada. Debe haber otra forma de transmitir —volteó a mirar a Elder—. El humanoide no sobrevivirá bajo estas condiciones si nos quedamos nomás con los brazos extendidos.

      —Podríamos robarnos un carro, pero dejar a las personas en medio del desierto no es ético, pero no nos queda de otra —agregó Marcus.

      —Pero no sabemos cuánto tiempo pase para que transite uno, no tenemos un dispositivo para este tipo de emergencias.

      James se levantó del suelo tras escuchar la sugerencia de Tyson, acordándose del receptor escondido debajo de los controles de navegación, insertado en secreto para casos como estos. Con prontitud se aventuró a la cabina y lo activó al remover algunas partes del asiento quebrado.

      —Problema resuelto —explicó el piloto—, acabo de presionar un botón debajo del volante para transmitir nuestra posición. Si no me equivoco, deben estar en camino.

      Los doctores se relajaron y sonrieron por la buena noticia. El piloto James se regresó a la cabina para ponerse a revisar si había otra cosa funcional. Los doctores Marcus y Theresa guardaron distancia al encaminarse al Mono Lake.

      El lago le abría viejos recuerdos a su ocupada memoria. Aquellas dos pequeñas islas solían ser usadas para la creación y experimentación de armas eléctricas. Únicamente en la isla derecha yacía un laboratorio a cargo de producir productos para una futura guerra mundial.

      Los militares americanos creían que otra guerra podría desatarse en cualquier momento y ante la paranoia, se dedicaron a evolucionar la tecnología en el armamento para proteger a la Nación mientras que en la isla izquierda, los ambientalistas manifestaban que la Madre Naturaleza sería la que se rebelaría primero contra los humanos consumiéndolos en caos y destrucción a través de sus fenómenos naturales. De una u otra, la innovación de armas fue aprobada en una reunión privada como solían suceder.

      Estas dos islas centrales representaban ruinas por causa de una bomba detonada por la inestabilidad magnética. Se trataba del modelo titulado Flash de Metal Eléctrico X referido sencillamente como el FMX.

      El FMX era una mini bomba insertada en un misil y disparada desde una bazuca. Este misil explotaba en miles de chispas eléctricas provocando el malfuncionamiento computacional de cualquier transporte aéreo.

      Los controles de navegación dejaban de funcionar porque las chispas absorbían toda la electricidad del transporte hasta dejarlo en estado muerto. Un efecto parecido al que acababan de experimentar.

      —Dr. Berger, y ¿si el misil fue lanzado desde allá? —inquirió Theresa al reconocer la isla derecha.

      —Esa isla es puro desastre —certificó Marcus—. Desde el accidente se abandonó el proyecto y se guardó todo. El artefacto a cuál se refiere se encuentra sellado en otro lugar. Además Hank mencionó que la descarga vino de arriba.

      —El FMX —revelando el nombre— crea confusión, altera los sistemas del computador de navegación.

      —¿Qué insinúa doctora?

      —¡No es ninguna casualidad encontrarnos exactamente en frente de una de las islas manufactureras!

      —Si fuera así, entonces ¿por qué no hay nadie intentando capturarnos?

      —No lo sé, quizá estén esperando el momento adecuado.

      —No poseemos nada importante.

      —El humanoide —recordó Theresa.

      Marcus recapacitó y corrió al sitio de impacto seguido muy de cerca por Theresa. Al llegar encontraron a Tyson tirado en el suelo y al piloto James con el rostro destrozado por causa de los vidrios incrustados.

      Los doctores infirieron que a Tyson lo golpearon con un tubo y al piloto lo estamparon en la ventana de por sí media rota.

      Debió haber estado inconsciente para no haber gritado durante la acción, pensó Marcus al revisar al piloto.

      —¡Tiene pulso! —dijo la doctora tocando el cuerpo de Tyson.

      Marcus comenzó a buscar hasta por debajo de las rocas ¡Vaya ironía! Sólo estuvieron alejados como seis minutos y no se dieron cuenta de la situación. No tenían armas ni un entrenamiento militar para enfrentarse contra una amenaza desconocida. Solamente podían esperar la llegada del equipo de rescate.

      Theresa intentó despertar a Tyson para encontrar algunas respuestas pero fue inútil, el golpe a la cabeza había sido fatal por lo que sería incómodo despertarlo con una jaqueca. Enhorabuena la espera no demoró, el helicóptero de emergencia ya venía aterrizando.

      —Dr. Berger, disculpe la tardanza —comentó el sargento Randall bajando del transporte de rescate—. Andábamos sobrevolando alrededor intentando encontrarlos hasta que recibimos la señal.

      —¡Nomás son tres! —renegó Marcus entre el sonido de las hélices.

      —Este transporte es sólo para el uso de rescate por tanto debe de disponer de espacio.

      —Sargento como se apellide —refutó Marcus— un grupo de criminales secuestraron a un individuo de suma importancia y necesitamos recuperarlo inmediatamente.

      —Dr. Berger, mi recomendación es llevarlos primero al Sector Cero, no contamos con suficientes soldados para entablar una batalla.

      —Ese individuo representa una prioridad máxima para la seguridad nacional, si quiere conservar su puesto actual, le recomiendo que haga exactamente lo que le ordeno.

      —¿Cuál es el rumbo? —Accedió el Sargento.

      —La isla de Paoha —señaló el doctor hacia enfrente suponiendo que la isla derecha sería la más lógica para comenzar a buscar.

      Los soldados subieron primero al inconsciente de Tyson, después a la adolorida Theresa y al final a Marcus. El piloto James fue abandonado temporalmente en el desierto. No había tiempo por perder, debían adentrarse a la pequeña isla para recuperar al humanoide, porque su posesión podría equivaler a millones de dólares y también podría garantizar una evolución en la tecnología garantizándole al país la ventaja de ganar una futura guerra mundial o al menos sobrevivir de cualquier ataque terrorista.

      —Dr. Berger, la isla está muerta.

      —Lo СКАЧАТЬ