Luz de alegría - El novio perfecto - Un buen novio. Barbara Hannay
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Название: Luz de alegría - El novio perfecto - Un buen novio

Автор: Barbara Hannay

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Omnibus Jazmin

isbn: 9788413489421

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      –Neen.

      –Es solo que, para mí, los lunes y los martes son el fin de semana.

      –Y te he fastidiado la noche del sábado.

      –Sé que esta velada ha sido una pesadilla para ti, pero para mí no ha estado tan mal. La familia de uno es siempre más difícil que la de los demás, ¿no crees? Suspiraba porque hoy es mi sábado por la noche y voy a estar metida en la cama a las once. Solo tengo veinticinco años, ¿no te parece trágico?

      Él detuvo el coche inmediatamente y se puso a pensar dónde podría llevarla. Se lo merecía después de haber soportado a su familia. Además, lo había defendido, algo que él no podía olvidar.

      –¿Entonces no me equivoco al suponer que te gustaría salir hasta la madrugada?

      Ella sacudió la cabeza bruscamente.

      –No, tienes que trabajar mañana.

      Trabajaba todos los días; el fin de semana no significaba nada para él.

      –Seguro que no has salido desde que rompiste con el imbécil de tu ex.

      Ella se estremeció.

      –¿Te apetece una aventura? –preguntó.

      –Yo…

      –Di la verdad.

      –Me encantaría.

      Rico tuvo que reprimir una carcajada cuando Neen dio un salto junto a la mesa de blackjack con una sonrisa de oreja a oreja.

      –¡He ganado otra vez! –exclamó aplaudiendo–. Ay, Rico, muchas gracias, me lo estoy pasando genial.

      Tenía las mejillas arreboladas y los ojos le brillaban como nunca.

      –Pensar que llevo toda mi vida en Hobart y que esta es la primera vez que voy al casino…

      El casino de Wrest Point, un lujoso edificio con vistas al puerto, era un punto de referencia en la ciudad.

      –Ven, te enseñaré a jugar a los dados.

      Neen disfrutó tanto jugando a los dados y a la ruleta como en la mesa de blackjack. Verla reír de esa manera aflojó el nudo que tenía Rico en el pecho.

      –¿Quieres una copa? –le preguntó mucho después de que el sábado se convirtiera en domingo y ella hubo terminado la limonada que tenía desde hacía más de una hora.

      –Me encantaría.

      La condujo a una mesa libre con unas magníficas vistas al mar y pidió una copa de champán. Él decidió soltarse el pelo y se pidió una cerveza. Una no tendría consecuencias. Ya no tenía diecisiete años.

      –Mira –dijo ella pasándole el bote lleno de fichas–. Tenemos más que cuando empezamos.

      –Te las has ganado.

      –Pero las compraste tú. El dinero me da igual, pero esto… –dijo señalando alrededor–, esto es exactamente lo que necesitaba. Gracias.

      Ella inclinó la copa hacia él antes de llevárselo a los labios. Rico la observó beber con los ojos entrecerrados y sintió una oleada de sensualidad en la entrepierna. Neen alzó la mirada y algo en la expresión de él hizo que sus ojos se oscurecieran. Abrió los labios y…

      Ambos miraron hacia otro lado.

      –Me alegro de que hayas disfrutado. Yo también lo he pasado bien.

      Era verdad. No le hubiera importado vaciarse los bolsillos con tal de verla contenta. Se imaginaba que el júbilo de Neen se debía a la novedad de aprender las reglas del juego y a la emoción de jugar por primera vez. El suyo, sin embargo, estaba totalmente circunscrito a ella.

      –Sé que para mí es fácil decirlo pero… –se inclinó hacia Neen y aspiró el suave aroma almizclado que despedía–. Creo que no debería permitir que Chris te convierta en una ermitaña.

      –Lo sé, pero… –dijo sonriendo con aire de disculpa–. Cuando solicité la orden de alejamiento él dejó de acosarme y yo pensé que todo había acabado. Ver que ha vuelto a las andadas me ha dejado descolocada. No sé por qué, pero ahora parece incluso más siniestro –dijo mirando en derredor, como si esperara que Chris apareciera de pronto.

      Ninguna mujer tenía por qué vivir con tanto miedo. Rico soltó la cerveza en la mesa con un golpe.

      –¡Como alguna vez me tope con ese indeseable, le retorceré el pescuezo!

      Ella rio.

      –Si te soy sincera, Chris no es el único culpable de que me haya vuelto un poco solitaria. La muerte de mi abuelo… –se mordió el labio y miró por la ventana antes de volverse hacia él–. Él sabía que mi sueño era abrir una cafetería, me animó y me dijo que podría conseguir cualquier cosa que me propusiera. Estábamos muy unidos y le echo de menos.

      –Lo siento, Neen.

      –Llevaba un tiempo enfermo. Tuvimos la oportunidad de hablar y despedirnos, por lo cual estoy muy agradecida.

      –Pero eso no significa que no lo eches de menos.

      –No. Se quedaría horrorizado si supiera lo lúgubre que se ha vuelto mi vida. Esta noche me he dado cuenta de que haga lo que haga siempre lo voy a echar de menos. Así que más me vale hacer cosas positivas en lugar de quedarme parada compadeciéndome a mí misma.

      Él admiró su fortaleza.

      –¿Es el mismo abuelo que te dejó la herencia que han impugnado?

      El rostro de Neen se ensombreció y Rico deseó haber mantenido la boca cerrada.

      –Eso está en manos de los jueces. No puedo hacer nada más que esperar y ver lo que pasa.

      –Menuda época estás pasando. El imbécil de tu ex, la pérdida de tu abuelo y ahora el problema con el testamento –dijo con el ceño fruncido. Sin duda, se trataba de algún pariente lejano que ni siquiera había conocido al pobre hombre, pero había acudido al olor del dinero.

      Neen rio de repente.

      –Por lo menos tengo un trabajo interesante, como tú me has dicho tantas veces.

      –¿Estás contenta con él? –de pronto, le parecía importantísimo que así fuera. En caso contrario, encontraría la manera de arreglarlo.

      –Sí, mucho.

      Rico sintió que le quitaban un peso de encima. Ella apretó los labios y lo miró con expresión pícara.

      –Hablando de trabajos… ¿Médico, Rico? ¿En serio?

      Él trató de sonreír, pero no pudo.

      –¿No me imaginas con bata blanca y un estetoscopio colgado del cuello?

      Ella СКАЧАТЬ