Название: Luz de alegría - El novio perfecto - Un buen novio
Автор: Barbara Hannay
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Omnibus Jazmin
isbn: 9788413489421
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Rico soltó un juramento mientras la pizarra se seguía llenando de pedidos. Finalmente, ella lo miró.
–Tu familia tiene un restaurante; algo de experiencia tienes que tener.
Los labios de Rico se fruncieron en una mueca que ella no supo interpretar.
–Ni la más mínima.
Entonces fue ella la que lanzó una imprecación. Él era su única opción.
–Quítate esa chaqueta y arremángate, D’Angelo. No hay mejor momento para aprender que el presente. En ese armario encontrarás un delantal.
Rico la dejó asombrada. Era rápido, diestro y seguía sus instrucciones al pie de la letra. Cuando pasó el peor momento del almuerzo, se volvió hacia él. Tenía las mejillas sonrosadas y le brillaban los ojos. A Neen se le aceleró el pulso; nunca lo había visto tan animado.
–¿Qué más puedo hacer?
–¿Cómo? ¿No has tenido suficiente por un día?
–Es genial, Neen. El ajetreo, la excitación… Sabía que esto tenía que ser gratificante…
Rico parecía más vivo que nunca y Neen sintió una corriente de calor deslizándose desde el cuello hasta el pecho… y más abajo.
–¡Eres un mentiroso! –exclamó dándole un puñetazo en el brazo–. Tienes mucha experiencia en la cocina.
Rico dejó de sonreír y se la quedó mirando con ojos insondables.
–Mi madre no me dejaba entrar a la cocina del restaurante, y si me pillaba merodeando en la cocina de casa me castigaba.
–¿Por qué? –preguntó ella, boquiabierta.
Él permaneció en silencio.
–¿Y ahora? Ahora vives solo, ¿no? ¿O sigues viviendo en la casa de tus padres?
–¡Por supuesto que ya no vivo en casa de mis padres!
Era un alivio.
–Compro comidas preparadas para calentar en el microondas.
–¿No cocinas nunca?
–No cocino nunca.
El brillo había desaparecido de sus ojos.
–¡Qué barbaridad! –acertó a decir–. Porque tienes verdadero talento para la cocina.
–Preferiría que no le dijeras nada a mi madre.
Él no explicó el porqué y ella tampoco preguntó.
–Lo del lunes por la noche… si prefieres que le presente mis excusas…
–¿Crees que eso la detendría?
–Yo…
–Será agradable tenerte a la mesa familiar, créeme. Además, mi madre es una cocinera estupenda, y te mereces que alguien te sirva a ti, para variar. Me gustaría que vinieras.
–En ese caso, me encantaría –de pronto, frunció el ceño–. Pero no va a ser una cita, ¿verdad?
–Por supuesto que no, Neen. Somos amigos, nada más. Pasaré a recogerte a las siete.
–Estupendo.
¿Amigos? Le parecía muy bien.
Rico se desenrolló las mangas de la camisa y volvió a ponerse la chaqueta.
–Siempre que quieras pasarte por aquí para hacer realidad tus fantasías de cocinero, serás bienvenido.
–Lo tendré en mente.
Los labios de Rico dibujaron una sonrisa que no se reflejó en su ensombrecida mirada.
Neen trató de tomárselo con filosofía. Para su tranquilidad era infinitamente mejor que él se mantuviera alejado de su cocina. Pero dudaba que lo fuera para la de Rico.
Capítulo 6
CUANDO Rico se marchó, Travis salió de las sombras del almacén. Neen sospechaba que llevaba un buen rato allí escondido, pero no le preguntó.
–Hola, ¿solucionaste el problema?
Él asintió vagamente y señaló algo detrás de él.
–¿Te importa si mi hermano pequeño se queda en el patio hasta que termine mi turno? Te prometo que se portará bien.
Ella frunció el ceño y se dirigió a la puerta trasera para echar un vistazo. Sentado en el escalón, un chiquillo desaliñado botaba con tristeza una pelota de tenis entre sus pies.
–Vaya, Travis, cuando hablabas de tu hermano pequeño no exagerabas.
El niño no tendría más de siete años. Cuando se volvió, percibió el miedo en la cara de Travis y le dio un vuelco el corazón.
–¿Por qué no lo sientas en una de las mesas del rincón y le das algo de comer, un batido y un tebeo?
La mirada de Travis se iluminó.
–¿Estás segura?
–Pues claro que estoy segura –hizo ademán de irse, pero se detuvo–. Travis, ¿estáis a salvo?
–Por supuesto.
–¿Por qué no querías que Rico supiera nada?
–Estamos teniendo problemas en casa, pero dentro de unas semanas cumpliré dieciocho años. Entonces podré apartar a Joey de todo aquello y convertirme en su tutor legal.
–Rico te ayudaría.
Puede que no fuera cálido y juguetón con los niños, pero estos le respetaban y le tenían confianza, o al menos eso le parecía a Neen.
–Si se entera de lo mal que estamos en casa, llamará a los Servicios Sociales. Rico es un buen tipo, pero es su trabajo. Pondrán a Joey en un programa de cuidado tutelar y… Seis semanas, Neen, es todo lo que necesito.
Los ojos le ardieron. A veces lo único que necesitaban las personas para avanzar en la vida era una persona a la que amar, como Travis quería a su hermanito. Como ella había querido a su abuelo.
–¿Me prometes que ninguno de los dos corréis peligro físico?
–Sé cómo protegernos de él, te lo prometo.
–¿Me llamarás si te metes en algún lío? ¿Tienes mi número de móvil?
Él asintió. Ella soltó un suspiro que en nada alivió la tirantez que sentía en el pecho.
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