Название: Praxis de la poesía
Автор: Jean-Clarence Lambert
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pùblicaensayo
isbn: 9786078636822
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Les armes parlantes. Pratique de la poésie inscribía su desafío poético-ensayístico crítico dentro de lo que cabría llamar la cultura y la lengua de la heráldica y la emblemática. Esas armas, espadas que se estremecen que dicen y hablan son las que animan los escudos de armas y remiten a una lección poética medieval y barroca. No hay que olvidar que el mismo Paul Eluard hizo una antología de la poesía francesa del siglo XVI ni que el mismo Eluard saludó al joven Lambert con las siguientes letras: “Me gusta que Lambert se haya dado como tarea la de ‘Elucidar las palabras’”.13
XIII
Ni el nombre de Roger Caillois ni el de Jean-Clarence Lambert me eran desconocidos. Soy un lector del primero quien editó en francés en la Ciudad de México, con el sello de Ediciones Quetzal, en 1943 (¡en plena guerra!) el libro La Communion des forts. Etudes de Sociologie contemporaine; Caillois fue traducido en México por el Fondo de Cultura Económica y en Argentina por Sur y otros sellos editoriales: en 1942 se tradujo en México El hombre y lo sagrado (1939); en 1986, Los juegos y los hombres. La máscara y el vértigo (1967); en 1988, El mito y el hombre (1938). Caillois estaba en el aire, lo había citado Octavio Paz en el Laberinto de la soledad. Más tarde se publicó en Plural el discurso con el cual Caillois recibió a Claude Lévi-Strauss en la Academia Francesa. No fui ajeno a su inspiración, como consta en la colaboración que publiqué en Vuelta: “Itinerario de Roger Caillois”.14 Más tarde adopté como una guía el libro de Michel Panoff, Les frères ennemis. Roger Caillois y Claude Lévi-Strauss.15
Por otra parte el nombre del autor de Code no me era desconocido. Pero ahí de nuevo se encuentra Paz con Lambert en el prólogo a Código:
Entre la nieve y el terrón fusco,
el pino y el cacto,
entre
las palabras enterradas del poeta Ekelof
y las profecías desenterradas de Topiltzin,
el erizo de mar y la tuna tenochca,
el sol
de mediodía y el sol de medianoche,
Jean-Clarence
tiende un hilo
sobre el que discurre
–imperturbable imperscrutable imponderable–
del color al sonido,
del sonido al sentido,
del sentido a la línea,
de la línea
al color del sentido:
letras,
exclamaciones, pausas, interrogaciones
que deja caer
desde su divagar vertiginoso
en nuestros ojos y oídos:
jardines errantes.16
XIV
A los 37 años, en 1967, J.-C. Lambert editó un libro raro, exquisito: Livre des Blason du corps feminin (Libro de los blasones del cuerpo femenino). Se trata de una antología colectiva del siglo XVI que resultó de interés para los poetas de la generación surrealista y que tiene que ver con las ideas literarias y la sensibilidad de Octavio Paz y de Lambert en relación con el Renacimiento francés.17 En una carta a Arnaldo Orfila, fechada en Nueva Delhi el 9 de diciembre de 1966, Paz propone al editor la traducción de este libro junto con la de Raymundo Lulio y los poetas españoles del siglo XVI y XVII además de una de poesía medieval española.18 El Libro de los blasones del cuerpo femenino también tiene que ver con dos de los capítulos de Praxis de la poesía: “diAmantes o los amores célebres” y “Los placeres difíciles”. El hilo conductor entre ambos tramos es el amor, el jardín del cuerpo femenino, el jardín como espacio de conocimiento, el jardín como laberinto. Entre este capítulo y el siguiente aparece una página donde con grandes letras negras se anuncia: Fiesta de la palabras / revueltas de las máscaras / Sueño de las palabras / Trabajo negro, sueño paradójico. Estas letras se estampan como grafitis en las paredes de las calles que son las páginas de este libro. Cabe recordar que la fórmula “Sueño paradójico” (“Sommeil paradoxal”) es un término que se emplea en el ámbito médico y se refiere al momento de mayor intensidad en la relajación que paradójicamente es el de mayor susceptibilidad del que duerme para ser despertado. Sobre “Los placeres difíciles”, Lambert me ha confiado que “fue escrito después de varias estancias en Italia, jardines barrocos-manieristas: villa de Este, islas Borromeas, Bomarzo, etc., con lectura del Ariosto, y también, y sobre todo pensando en el pintor surrealista-manierista Ljuba, quien los ilustró con grabados para una gran edición que acompañó la del editor Belfond. ‘Difíciles’ porque, como tú sabes, la ‘dificultà’ vencida era la gran moral de la época barroca –la nuestra prefiere la facilidad […]”19 En el impulso manierista de este tramo alienta El sueño de Polifilo (1499) de Francesco Colonna. El sueño y la imaginación se conjugan en la escritura de Lambert como éste dice que deseaba Gastón Bachelard. A su vez, ese tramo medular del libro me remite al “Ritual”, prefacio a la antología Les blasons du corps féminin. Me permito citarlo, pues el texto ayuda a entender el paisaje y la atmósfera en que se inscriben esos capítulos centrales del libro:
Los Blasones componen como una Carte du tendre para ese paisaje entre todos edénico: el cuerpo femenino.
Y quizá, más que una Carte du tendre, topografía alegórica: todo un tratado de maravillas femeninas, una guía precisa en que la parte de lo real es sin duda más poderosa que la de la convención poética.
Los Blasones estuvieron de moda durante la primera mitad del siglo XVI. Y como cada moda, se adivina que ésta expresaba un sentimiento nuevo, cierta aspiración profunda, y que era el signo de un marcado cambio en los espíritus y en los corazones.
Si se ha de creer a los historiadores, la ocasión que los provocó es ya significativa. Se ve en ella una “profanación”, un desplazamiento de lo sagrado, proceso que no era excepcional en una época que mezclaba sin dificultad divinidades antiguas y representaciones cristianas. Sucedió más o menos lo siguiente:
Poeta oficial “poeta laureado”, como todavía lo tiene la Reina de Inglaterra, y, hasta muy recientemente, cierto jefe de Estado, europeo, Clément Marot había tenido que huir repentinamente de Fontainebleau, por haber sido sospechado de simpatías activas con la Reforma. 1535: encuentra refugio en Ferrara, en la corte de la duquesa Renèe, lejos, muy lejos del Palacio de Francisco I y de su escenario admirablemente adaptado a la vida fastuosa y disoluta de la corte. Durante su destierro, Marot se entrega a la apologética y le da por traducir los Salmos.
Ahora bien, los Salmos, en el lirismo bíblico, son poemas de alabanza perpetua. Su estilo está bien definido; en ellos se encuentran algunos de los procesos retóricos más eficaces del Antiguo Testamento: la letanía, la enumeración, la acumulación de metáforas, el recuento, etcétera.
Y justamente, he aquí que, llevado por el impulso de las traducciones, Marot compone un Salmo de su cosecha, pero que resulta nada menos que profano. Es el Blason del pezón. Al rey David, como se cree conocerlo, esto no le hubiese molestado. El rey Francois y su corte aplaudieron cuando el poema llegó a sus manos. Fue un éxito prodigioso. A todos los que les gustaba la práctica de la belleza en el lenguaje, se pusieron de inmediato a blasonar. No solamente los poetas profesionales, como Maurice Scève y sus amigos de Lyon, sino СКАЧАТЬ