Название: Derecho internacional: investigación, estudio y enseñanza
Автор: Enrique Prieto-Rios
Издательство: Bookwire
Жанр: Юриспруденция, право
Серия: Jurisprudencia
isbn: 9789587844214
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Tal y como lo hemos conversado con Martti, creo que es crucial ser competente en el derecho internacional y ese ha sido el trabajo que ha realizado él. En From Apology to Utopia5 se presentan todas las visiones que representan los diferentes sectores, cada uno con su correspondiente experticia. En cada etapa de mi carrera ha habido una comunidad donde personas importantes (para mí) me han impulsado a perseguir este objetivo en lugar de haberme rechazado, de haberme hecho sentir marginal o de privarme de la oportunidad de perseguir mis objetivos profesionales, lo que tiene que ver en muchos sentidos con el idioma. La cuestión es que el idioma del derecho internacional ha sido construido en gran medida por Occidente y nosotros mismos hemos sido construidos en muchos sentidos por ese idioma y por el mundo colonial y poscolonial.
Allí es donde yo creo que tenemos una alternativa. Hay una identidad que debemos escoger. ¿Cómo se expresan nuestras realidades en ese idioma que ha sido construido por Occidente (y el cual yo argumento que es el que ha venido del mundo europeo)?
Yo escogí este idioma para enseñar ese arte de una manera u otra, y sin él no podría conocerse el sentido de la conducta más brutal de la cual surgen normas: la esclavitud. Es un idioma que me permite darle forma al rechazo a la esclavitud. El esclavo dice: “usted me enseñó el idioma y es lo que yo sé para maldecir también. Usted me motivó a que aprendiera ese mismo idioma y al aprenderlo y utilizarlo para maldecir, estoy negándome a mí mismo”.
Si llevamos esta reflexión al idioma del derecho internacional y reconocemos que nosotros venimos del mundo colonizado, al aceptarlo estamos negándonos a nosotros mismos. Pero entonces ¿cómo podemos formular un nuevo lenguaje que exprese nuestra realidad? Por ejemplo, José Manuel Álvarez dice que podemos expresarnos a nosotros mismos en este mundo del derecho internacional, y yo creo que este es el gran desafío que tenemos todos nosotros como académicos.
Martti dijo que el lenguaje es neutral y que, por ello, puede ser utilizado para bien o para mal; pero lo importante es ser competente. Al respecto, hay sugerencias muy importantes como las de Shakespeare, para quien es un lenguaje que significa civilización y proceso; y si ese es el caso, no es tan neutral. Usted puede participar del gran proyecto de traer justicia al mundo civilizado, y yo creo que en ese punto de unión es donde está la importancia, pues la historia sugiere que ese es el propósito del idioma que estamos utilizando, entendiendo la historia como una narrativa.
Apelando a esa discusión previa sobre rol de la historia, allí es donde miramos si la historia tradicional es la narrativa de un progreso en general. Nosotros podemos traducir las experiencias en un lenguaje o utilizar ese otro idioma para expresar nuestras propias realidades para que sean reconocidos por una corte o quizás que sean reconocidos los aspectos cruciales del derecho.
En este sentido, también pienso que tenemos que regresar mucho. Yo pertenezco a una red de académicos llamada Third World Approaches to International Law (TWAIL). Considero que esta nos permite tener intuición sobre el mundo y su injusticia. Nos permite expresar esas intuiciones en términos del lenguaje del derecho internacional para que se vuelva un mecanismo y poder entender ese pasado imperial, y se ha logrado mucho al respecto durante los últimos veinte años.
Cuando yo empecé a escribir sobre imperialismo, hace unos veinticinco años, eran muy pocas las personas que estaban abordando ese tema, y todo tenía que ver con el gran proyecto de los derechos humanos. Lo que es cierto y es gratificante es que los grandes abogados del derecho internacional tratan de rehusar el argumento básico de TWAIL: que el imperialismo es fundamental para el derecho internacional y que sin él no existiría el derecho internacional.
Del mundo colonial han emergido doctrinas seguidas a lo largo del tiempo. En el siglo XIX se hablaba de civilización; mientras que en el siglo XX se hablaba de desarrollo, pero es interesante ver cómo han sido sus consecuencias. Devolviéndonos un poco, quiero hablar de toda la experiencia de la enseñanza que es donde encaja esta entrevista. Tenemos una serie de conferencias globales donde comenzamos a improvisar de diferentes maneras con la fortuna de que hemos sido apoyados por mentores e instituciones que nos dan la oportunidad para explorar estas ideas y hablar.
He sido afortunado al ser invitado a diversas conferencias, como la que tuvo lugar en Seúl.6 En esa oportunidad, estábamos llegando a un punto en el que nos preguntábamos qué significa el lugar donde está el derecho internacional, y existía una percepción de que había que llegar al punto de expresar nuestras diferencias a través del lenguaje del derecho internacional. Suele ocurrir que los libros de texto son muy tradicionales y que no es fácil verse reflejado a uno mismo. Ante ello, una opción puede ser traer el material asiático e involucrarlo para que sea más fácil verse a uno mismo en los libros; sin embargo, ese material tendría que haber estado desde los principios, pues si no, no funcionaría (esta reflexión también vale para Latinoamérica). No es cuestión de traerlo improvisadamente.
En un proyecto en el que participo en Singapur estuvimos analizando ese punto en términos del derecho internacional. No se trata de ignorarlo como dice Martti, y con ello llego a responder la segunda pregunta. Es mi responsabilidad enseñar a mis estudiantes para que se vuelvan abogados competentes en derecho internacional en el sentido más convencional y tradicional; ese es mi deber principal. Sin embargo, la pregunta es cómo integrar todo lo que hay a mi alrededor en esa formación.
Hace dos semanas estaba hablando con James Thuo Gathii, un colega de Kenia que trabajaba en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha sido un pionero de los TWAIL del comercio, principalmente para la región africana. No es que sea exótico capacitar a personas que puedan hacer negocios serios en el marco de la OMC, y algo interesante que él dijo cuando hacia campaña para su cargo en la OMC fue “cuando fui y conocí a todos estos altos funcionarios en Ginebra y en Londres, lo que me pareció más interesante fue que todas estas personas son mucho más tradicionalistas en temas de comercio que lo que yo soy”. Pienso que esto puede aplicar para Colombia y América Latina. Es como si ellos supieran que se trata de un sistema complejo que tiene muchas inequidades en su interior, pero no sabían cuál era el lenguaje para expresar eso y para que fuera políticamente honesto.
James se basa en Nairobi y en Sudáfrica, y el debate sobre el desconocimiento de lo que es la descolonización. Todo esto está ocurriendo en África; mientras que en Asia apenas se empieza a debatir este tema. Ciertos países de Asia están hoy en una posición en la que creen que pueden ejercer el poder y por ello vale la pena preguntarse si ellos van a ejercer el poder, ¿por qué no utilizar este sistema que ya está establecido? Ya hay un sistema que está bien construido y que es sólido, y China quiere participar e involucrarse en él. Para eso está firmando muchos tratados de comercio bilaterales, pero tiene que ser muy cautelosa. La preocupación está en poder entrar en ese sistema que ya está construido en Occidente, respondiendo a sus propios intereses. Pero ¿para qué cambiar ese sistema si está funcionando y ya hay un lenguaje común del derecho internacional?
También debo decirles que estuve en Brasil, y en términos pedagógicos, todos estos desarrollos de los que les he hablado están teniendo lugar en el mundo y no solo en el tercer mundo. Aquí, con Martti, con Susan Marks y otros colegas de Toronto hay otro punto que me interesa resaltar acerca que nos limita a TWAIL.
Cuando viajo a Europa, encuentro algo muy interesante: los jóvenes académicos europeos quieren conocer la historia del derecho internacional y la teoría TWAIL que apenas СКАЧАТЬ