Historia de Venezuela, Tomo II. Pedro de Aguado
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Название: Historia de Venezuela, Tomo II

Автор: Pedro de Aguado

Издательство: Public Domain

Жанр: Историческая литература

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СКАЧАТЬ muy fauorable vna espesa o escura niebla que aquel dia por la mañana hazia, con la qual los españoles, priuados de poder uer la zedalada102, se metian descuidadamente hen ella, donde sino fuera con particular auxilio del cielo, no pudieran escapar; pero todo lo rremedio Dios por su misericordia, con que ya que los nuestros se yban hazercando a la enboscada las nieblas se alzaron de golpe y descubrieron de suerte que claramente se pudo uer la turba de los yndios que los estauan esperando, los quales como se uieron asi103 desnudos y desanparados del uelo que sobre si tenian, que los auia ocultado, y que ya heran vistos y sentidos de los españoles, comencaronse a retirar104 hazia una montaña que cerca tenian, y los españoles a seguilles hasta metellos y encerrallos en el arcabuco, donde estauan mas corrouorados y fortalecidos los yndios que los españoles.

      A la segunda jornada despues de la salida de Abibe, llegaron los soldados á vn buen sitio llano y rraso y bien proueido de comidas y de muchas labrancas de maiz y de otras rraices y semillas que los yndios tenian para su sustento. Determino el capitan Cessar, con acuerdo de los mas y mejores, descansar algunos dias alli y rreformar la jente y los cauallos, para que llegasen descansados a donde el casique Cenufana estaua, porque segun las señales auian uisto, les parescian que no podian dejar de tener alguna guazauara o pelea con los yndios y con aquel varuaro que claramente les auia ynbiado a dezir que deseaua ya uellos buenos y gordos por gustar que sauor tenian sus carnes.

      Auia desde este alojamiento al pueblo deste casique cinco leguas; pero el varuaro, desque sintio que los españoles se azercauan tanto, no quiso esperar a que llegasen a su pueblo, si no salillos a receuir al camino con la jente que tenia junta de toda aquella prouincia, que hera a la menor estimacion de los que con menos pauor los consideraron, mas de beinte mill yndios, los quales al seteno dia amanecieron puestos en vn cerro sobre el alojamiento de los españoles, todos a punto de guerra con sus macanas y dardos y piedra de que uenian muy preuenidos y aun cargados de grandes mochilas de guijarros escoxidos a posta para tener que tirar. Traian consigo sus mugeres con ollas y otros aderecos para guisar de comer de la carne de los españoles.

      Estuvieron dos dias en el zerro, y al tercero, que tenian determinado de arremeter, talaron vnos grandes maicales y labranzas que entre sus alojamientos y de los españoles auia, y mandaron a sus mugeres que pusiesen grandes ollas de aguas a calentar, para pelar y lauar la carne de los españoles; y con esto tomaron las armas en las manos y comenzaron a mouerse contra los nuestros, los quales, considerando la multitud de baruaros que sobre si tenian, y que parecia cosa ynposible auer uitoria de hellos, encomendaronse a Dios y caualgando en sus cauallos, los quales auian herrado con pedazos de herraduras que para aquel menester avian guardado, se rrepartieron en dos partes y determinaron de salir al enquentro a los yndios, para con esta muestra de animo dar antender a sus contrarios que heran poderosos para pelear con ellos y rresistillos. Juan de Cespedes, con otros dos de a cauallo y algunos peones que los siguieron, arremetieron a un esquadron que por vna loma auajo se les uenian azercando muy despazio. El capitan Cesar y Martin Niañez en sus cauallos, con otros nueue o diez peones, hizieron rrostro a otro grandisimo esquadron de yndios que por otra parte se les azercaua, en el qual uenia el casique o señor del Cenu, y arremitiendo los españoles con los yndios por la horden que tengo dicho, comenzaron a pelear su guazauara tan reñida y trauajossa para los españoles quanto calamitosa para los yndios, porque los de a cauallo y los demas peones, en el punto que zerraron con ellos, comencaron a herirlos tan cruelmente que como hellos heran muchos y uenian muy juntos y desnudos, no auia mas de picar o dar estocadas y pasar de largo, y como los yndios beian caher yndios en el suelo y no beian boluer atras a los españoles, desmayauan y perdian el coraje y esperanza que de auer uitoria traian; y asi, despues de auer peleado buen rrato y de auer uisto el poco daño que en los españoles, guardados por voluntad de Dios, hazian, se comencaron a rretirar, y los españoles a seguillos asta metellos en los terminos de sus alojamientos, con perdida de gran numero de yndios que por aquel suelo quedaron muertos, cosa de que se admiraron y marauillaron mucho los propios españoles, y les parecia cosa ynposible auer ellos muerto tanta cantidad de yndios como despues de la guazauara se hallaron por aquel suelo, en tan poco tiempo como la pelea duro. De los españoles no murio ninguno, aunque todos los mas de los que pelearon salieron heridos, pero no de heridas mortales ni peligrosas.

      Los yndios, visto105 que con aquella arremitida les auia ido tan mal, quisieron prouar su fortuna con la oscuridad de la noche, y dar en el alojamiento de los españoles. Fueron sentidos antes de llegar a donde los españoles estauan, y salieron a hellos algunos soldados de a cauallo y de a pie, solo hazer vna muestra y espantallos si pudiesen, porque no les convenia de noche trauar pelea con los yndios; pero los baruaros estauan tan admedrentados del suceso de la guazauara pasada, quen sintiendo que los españoles salian de sus alojamientos, boluieron las espaldas y se rretiraron tan llenos de miedo quanto sus hobras lo mostrauan, pues nunca fueron parte las ynportunaciones de las guias y lenguas que los españoles consigo tenian, que les animauan e yncitauan106 en su propio lenguaje materno a que arremetiesen con los españoles, diciendoles los pocos que heran y como entre hellos auia muchos de animo afeminado y muy neutrales; que arremetiesen briosamente a hellos y los lleuarian con la facilidad que el uiento lleuaua las pajas107.

      Otro dia siguiente vinieron al alojamiento de los españoles dos yndios con gran temor y umilldad, los ojos puestos en tierra y casi tenblando de miedo, enbiados de su propio casique a pedir al capitan Cesar que les dejalle lleuar los cuerpos de vn hermano del señor o casique de aquella tierra y de un capitan, que auian sido muertos en la pelea, para enterrallos. Otorgoselo el capitan Zesar, y preguntoles como venian tan temerosos y amedrentados que aun los ojos no osauan alzar a mirar los soldados: dexeron que tenian gran miedo y temor dellos por tantos yndios como auian muerto el dia antes, y aquel que mas los auia temoricado y espantado auia sido vn honbre que con los demas españoles se auia hallado en la pelea sobre vn cauallo blanco y con vna espada en la mano, al qual ni a su cauallo no lo uian alli con los que presentes estauan, cuyas armas heran de gran rresplandor y lliustre y que en todo hera muy diferente de los demas que peleauan de cauallo, porque los otros lleuauan lanzas, y solo aquel peleaua con vna espada. Admirados los españoles desto que los yndios les decian, les mostraron todos los cauallos y soldados que en el alojamiento estauan, y claramente dixeron no ser ninguno de hellos.

      Tomaron los yndios sus cuerpos muertos y fueronse adonde su casique estaua, con lo qual se lleuantaron los yndios del cerro108 que tenian puesto, y se rretiraron a sus poblazones y a otras partes, donde les parecia que podrian estar seguros de los españoles.

      Pasados seis dias despues desta guazauara, el capitan Cesar con sus conpañeros paso adelante, en demanda de buhio del diablo de aquella prouincia, y llegaron a un rrio grande, donde los yndios tenian echa una puente109 para su seruicio, de maromas y bejucos, muy ancha y muy fuerte y de su echura muy admirable a los ojos de los que la uieron, pero estaua desconpuesta, porque a la ora que los yndios entendieron que los españoles pasauan adelante, desataron las maromas y sogas de la una banda y dejaron colgar y prender la puente a la otra parte, de suerte que les fue nezesario a los nuestros badear el rrio con sus cauallos; lo qual hizieron con arto trauajo y rriesgo de parescer ahogados, por lleuar mucha agua el rrio, pero por buena horden110 que se dieron, se les obo de hahogar vn soldado llamado Gonzalo Hernandez, natural de Alcantara, por querer pasar a hancas de su caballo una yndia, la qual tanbien se ahogo. Llamase este rrio del Guaca, porque en la rriuera del estaua el pueblo del casique, sin cosa que fuese de provecho, porque todo lo auian alzado y escondido los yndios, y el buhio o sepultura del diablo, al qual en aquella lengua llaman guaca, y de aqui toma la nominacion el rrio, como de cossa mas señalada y principal entre estos baruaros.

      Estuuieron en este pueblo los españoles mas de veinte y cinco dias, rreformando y conualeciendo algunos que auian enfermado. Hallaron poco oro para lo que esperauan hallar, porque en vn buhiyeloСКАЧАТЬ



<p>102</p>

Debe querer decir la celada.

<p>103</p>

En la edición de Caracas falta el adverbio así.

<p>104</p>

En la edición de Caracas: comenzaron á retirarse.

<p>105</p>

En la edición de Caracas: viendo.

<p>106</p>

En la edición de Caracas se omite e incitaban.

<p>107</p>

En la edición de Caracas: las hojas en vez de las pajas.

<p>108</p>

Cerro dice el original; pero debe querer decir cerco.

<p>109</p>

En la edición de Caracas: un puente. – Este cambio de género sigue en todo el párrafo.

<p>110</p>

En la edición de Caracas: buenas órdenes, que es más gramatical; pero no lo que dice el manuscrito.