El 68 en el cine mexicano. Olga Rodríguez Cruz
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Название: El 68 en el cine mexicano

Автор: Olga Rodríguez Cruz

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9786079465322

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      Hay que aclarar que, una vez terminado de editar El grito, hubo una reunión con algunas autoridades de la UNAM y actores del movimiento del 68, entre los que se encontraba Carlos Monsiváis, quien manifestó que la imagen del soldado era realmente violenta y que no se le debía dejar la carga de esa acción únicamente a él; era necesario que la estructura absorbiera el conflicto, pues era ésta la que realmente había causado el problema, en todo caso el presidente en turno debería tener la carga y no se la dejáramos sólo al militar. Esas dos escenas ya las habíamos eliminado para que en las copias subsecuentes no aparecieran. La sorpresa fue grande al ver la versión que se exhibía.

      El grito ha mantenido el sentimiento en contra de los que fraguaron la matanza del 2 octubre. Aparte de las películas comerciales, ha sido el documental que más se ha mostrado, y el material que más han visto los jóvenes. Es proyectado todavía en los cine clubes; se mantiene vigente, porque contiene grandes cargas emocionales, que Leobardo fue capaz de transmitir.

      Una de las escenas más emotivas de la película es la conjunción del Himno Nacional y la de los jóvenes que son recibidos con tanques militares, días antes del 1 de septiembre, fecha del informe de gobierno. Este mitin había llegado al Zócalo de la Ciudad de México, con el propósito de entablar el diálogo con el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz. Lógicamente éste no estaba dispuesto a dialogar. Himno, tanques y estudiantes cuadraban perfectamente en la lente de la cámara, y se convirtieron en imágenes explosivas.

      Si tuviéramos que revisar la historia nacional a través del cine, desde la Revolución mexicana, pueden verse las imágenes del Archivo Salvador Toscano (materiales que son conservados ahora por la Filmoteca), además de indagar en los documentales de 16 mm de las distintas escuelas, para tener una visión cercana y quizás nunca completa de lo que ha sido la vida de este país.

      Es difícil percibir la realidad, no podemos advertirla a través de las películas mexicanas de largometraje; están muy alejadas de la problemática o de las distintas realidades, no observamos el tejido.

      Existe gente que está preocupada por hacer un cine distinto, aun sin la ayuda del Estado. El CUEC ha preparado a muchachos y no sólo la Escuela, sino gente independiente, como Paul Leduc, Eduardo Maldonado, Carlos Mendoza, Salvador Díaz. Son documentalistas que se han hecho al lado del Centro o con sus propios recursos, pero de una manera limitada; no han podido realizar las películas que quieren, porque los costos del material, el alquiler de equipo, las transportaciones, los merman.

      Tenemos que hacer cine de acuerdo con nuestra idiosincrasia, para nuestra sociedad, no vamos a pretender producir una película que cuesta muchos millones de pesos, que no tiene la recuperación porque no existe un perfil; ni si quiera los inteligentes directores nuevos se han puesto a pensar cuál es el perfil del espectador mexicano y cuál es de nuestro cine, en cuanto a recuperación. Si no tratamos de conciliar al cine como industria, arte y comercio, va ser prácticamente imposible que se logren buenas producciones.

      Al igual que Leobardo López Arretche, Jorge Fons realizó Rojo amanecer de una manera inteligente. Fons no tenía presupuesto y fue invitado a un solo escenario, al departamento de los afectados, ubicado en Tlatelolco, y la problemática que ahí se dio es el resultado de la búsqueda, de una investigación, de una puesta en guion de los acontecimientos que se dieron alrededor del movimiento del 68. En este largometraje sólo se escuchan los rumores de los manifestantes, mas no se ven.

      Ni El grito ni Rojo amanecer pueden definirse como las películas completas, sino que son parte de una pequeña realidad. Rojo amanecer se queda corta, porque al final Jorge Fons tenía como imagen a un niño que corría hacia la Plaza de las Tres Culturas y se veía una bota militar y el chamaco se perdía. Esa parte fue eliminada porque llevaba la presencia de los militares. Yo creo que quienes dispararon fueron los soldados, ellos fueron los causantes de la matanza. Esas escenas se cortaron; la película deja a los paramilitares la carga tremenda de la matanza, pero tampoco es para disminuirle el peso, porque tuvieron mucho que ver. Entonces, queda corta la ficción en cuanto a documental, se queda corta la expresión.

      Existen todavía en México tres figuras muy importantes, que son el Presidente, el Ejército y la Iglesia; son intocables. Lo cierto es que si Jorge Fons no hacía estos cortes no hubiera podido exhibir su película en el país.

      No se ha dicho todo sobre el 68; cada persona tiene parte de la verdad. Nuestro pasado está compuesto de imágenes. No hay que filmar únicamente 1968, tenemos 1971, 1985, 1994, 1997 y muchas fechas, la cinematografía es la memoria histórica de México.

       Ramón Placencia

      El cine propone formar con imágenes un expediente de nuestra propia historia, a través de este tratar de comprender nuestro pasado. Hablar del impacto del movimiento del 68 en el cine mexicano me remonta a señalar parte de la historia de la cinematografía mexicana.

      En el 68 se dieron movimientos estudiantiles en protesta contra la represión del gobierno en turno. Es aquí en donde el CUEC tiene una gran participación, porque alumnos pertenecientes a este centro colaboramos en la filmación de la película El grito.

      Intervine como fotógrafo de foto fija. Yo era alumno de nuevo ingreso como varios y como primerizos teníamos nuestra camarita, fotografiábamos gente, soldados, manifestaciones, violencia. No importa que mi nombre no aparezca en la película, lo importante era colaborar en conjunto.

      El documental se filmó por dos cineastas que cursaban la Escuela de Cine: Roberto Sánchez Martínez y Leobardo López Arretche; ellos juntaron todo el material obtenido del movimiento. Quiero pensar que Roberto Sánchez quería la paternidad, pero hubo cierto estira y afloje para que Leobardo López pudiera hacer una edición como lo proponía. Se pensó en hacer dos películas, pero esto se resolvió en el aire.

      También sabemos que en el Centro había cierto temor en manifestarse políticamente, porque la película del 68, ese documental, no podía exhibirse en la Universidad. El grito fue extraído por algunas personas y se exhibió por vez primera en el Instituto Politécnico Nacional y en la Facultad de Ciencias, ante el desconocimiento de las autoridades. Ya en Ciencias se proyectó abiertamente para la comunidad universitaria y lo retomó la Filmoteca10 para proyectarla de manera formal y, digamos, cotidianamente, en las distintas facultades.

      La represión fue tan fuerte que provocó que los alumnos entraran en la problemática de su realidad. El cambio fue agobiante.

      Paralelamente a la filmación de El grito, el cineasta Óscar Menéndez, uno de los grandes documentalistas de México, filmó parte del movimiento del 68. Él siempre tuvo preocupación por los temas de tipo social; es uno de los hombres más comprometidos con México. Ahora existe otra persona, que se llama Carlos Mendoza, que pertenece al Canal 6 de Julio y tiene gran cantidad de documentales de tipo político.

      Hay que recordar que por el otro lado del cine, me refiero al cine industrial, existen ya películas que abordan la problemática de la familia y el joven; una clara muestra la tenemos en las cintas de Alejandro Galindo, quién realiza un cine muy importante, se compromete con una posición de moralina, propone a los personajes un sentido ético, tiene un compromiso moral con la sociedad mexicana. Pienso que es desplazado porque la moral lo rebasa.

      La moral y las preocupaciones de Alejandro Galindo fueron muy importantes en su época. En Una familia de tantas, considerada una buena película, y respetada por los críticos, por vez primera vemos a jóvenes rodeados de su medio familiar; el padre cuenta con una moral del siglo XIX y con una esposa que apoya a sus hijos. Ella está de acuerdo con la moral del joven; la madre no puede romper, porque antes que nada están los hijos. Me СКАЧАТЬ