Memorias de posguerra. Garcia Manuel Emídio
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      P.: ¿Cómo se hizo fotógrafo?

      R.: En el año 1920, con apenas 14 años, busqué mi primer trabajo. Era hijo de una familia obrera. Mi padre acababa de salir prisionero de la Primera Guerra Mundial. Eran tiempos difíciles. Me llevó a una imprenta y aprendí el oficio de grabador. En ese tiempo estuve unos meses en Finlandia. Regresé tan bien alimentado que mi madre no me reconoció. En 1924 terminé mi aprendizaje en la imprenta. En navidades me fui a la nieve. En la estación conocí al que organizaría los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Gracias a él aprendí a esquiar. Me pasé un par de meses en la estación de esquí. Al regreso a la imprenta creí que me iban a echar del trabajo. Y me quedé trabajando en la imprenta hasta 1930.

      P.: Usted llegó a hacer un reportaje de una manifestación obrera de 1930.

      R.: Así fue. En 1929 el jefe de policía de Berlín, que era socialdemócrata, prohibió la manifestación obrera del Primero de Mayo. La policía disparó contra la manifestación. Hubo más de 33 heridos y cerca de 100 heridos. Propuse una protesta contra esos hechos en mi trabajo. Hice un manifiesto que firmaron la mitad de los empleados. Por ese hecho me dejaron sin trabajo. Me tuve que ir al campo fuera de Berlín. Y allí se me ocurrió la idea que si me compraba una cámara fotográfica podría ganarme la vida haciendo fotos. Primero saqué fotos de desnudos de mis amigos en el campo.

      P.: ¿Cuál fue la primera cámara fotográfica que tuvo?

      R.: Una Contesa Nettel. Se abría como una tijera. Luego me compré una Agfa más corriente. Y más tarde me construí una amplificadora. Conseguí hacer media docena de fotos al día. Consumía películas 6 x 9 mm.

      P.: ¿Dónde publicaba sus fotos?

      R.: En una revista alemana titulada Belleza y Fuerza (Schönheit und Kraft). Me pagaron 7 marcos por cada foto. Luego me pidieron ese reportaje desde París. Era una revista pornográfica. Desde entonces renuncié a hacer fotos de desnudos. Entonces empecé a hacer reportajes políticos. Recuerdo que hice un reportaje sobre un ministro alemán (Brunink) que quería descentralizar los centros proletarios fuera de la capital. Sacar al proletariado de los centros urbanos. Hice un reportaje sobre la «Miseria en las casas de las afueras de Berlín”. Las llevé a Arbeiter Illustrierte Zeitung. Les gustó mucho mi trabajo. Me pagaron 400 marcos. Con ese dinero me compré una amplificadora. Y a partir de ese momento desde 1930 a 1933 trabajé para la revista AIZ.

      P.: ¿Qué actitud política tenían entonces los reporteros alemanes?

      R.: Por esas fechas había una organización de reporteros gráficos de izquierdas, se llamaba Arbeiter Photographen, aunque no pertenecí a ese grupo, pues siempre trabajé solo.

      P.: Años difíciles en Alemania.

      R.: Por entonces compaginé la fotografía con la música y la canción. Yo era autodidacta. Vengo de una familia de obreros. Éramos tres hermanos. Por entonces viví cerca de la Prusia oriental. Hablo del periodo 1914-17.

      P.: En qué trabajaba su padre.

      R.: Era herrero. Luego se hizo conductor de tranvías. En mi casa había dos libros y nada más.

      P.: ¿Qué vínculos tiene con la música?

      R.: Aprendí música gracias a un amigo burgués que tenía un piano en casa. Su madre era actriz. Con este amigo hacía de extra en obras de teatro. Hacíamos canciones, teatro y danza. Por entonces empezaba el «ballet» moderno en Alemania. Mi relación con la cultura fue a través de la danza, la música y el teatro.

      P.: ¿Cómo se cercó usted al mundo del arte?

      R.: A través de visitas en los museos. Así descubrí a Barlach, Deineka, Kollwitz, etc. Me impresionó mucho un artista que falleció durante la primera guerra mundial. Pintaba animales.

      P.: ¿Llegó usted a conocer a Frantisek Dtrikol?

      R.: No, no recuerdo. A mí entonces no me interesaba la foto. Admiraba a John Heartfield.

      P.: ¿Qué hizo usted al llegar Hitler al poder?

      R.: Salir de Berlín. Me escapé con una amiga alemana secretaria de mi amigo abogado. El 5 de Febrero de 1938 murió. Dicen que se suicidó tras varios años en un campo de concentración.

      P.: ¿Qué hizo usted en España como fotógrafo?

      R.: Trabajé para la revista Ahora que era una revista de las Juventudes Socialistas Unificadas. Era el fotógrafo de la revista durante la guerra. Mi jefe era el pintor Gabriel García Maroto. Él se ocupaba de difundir mi trabajo a nivel nacional e internacional. También coincidí con Robert Capa. Vivíamos en un Hotel Gran Vía. Capa me traía papel fotográfico de París.

      P.: Usted estuvo en la Batalla de Teruel.

      P.: Estuvo usted en Valencia.

      R.: Sí, pasé unos meses.

      P.: ¿Qué militares conoció?

      R.: Conocí a Lukacs y Regler.

      P.: En que lugares hizo usted fotos.

      R.: Por todos los frentes. Hice fotos de Hans Beimmler. Hice fotos para la Agencia Black Star de New York y de London.

      P.: ¿Conoció a los Mayo?

      R.: Fui amigo de Francisco y Faustino.

      P.: Qué ocurrió al finalizar la guerra civil española.

      R.: Me fui a Francia. Estuve detenido hasta que me escapé y fui a Perpignan a encontrar a un periodista inglés amigo mío quien me dio un dinero que le había prestado. Allí tomé un tren hasta París donde encontré a mi mujer y mi hijo. Y vivimos en distintos hoteles, sin papeles, hasta que estalló la guerra europea. Al comenzar la guerra, en Septiembre de 1939, me presenté a las fuerzas militares francesas para luchar contra Alemania. ¡Fíjese usted qué contradicción! Un alemán en París que quería luchar contra Alemania. Conservo el documento. En Orleans estuve detenido en un campo de concentración. Pedí un permiso para salir unos días. Sí conseguí un documento que estaba en Francia. Por entonces estábamos a menos de 100 kilómetros del frente alemán. De allí nos llevaron cerca de Nîmes. En 1940 los alemanes ya estaban en toda Francia. Perseguían con crudeza a los judíos. Me escapé y me fui a Marsella. Allí me alisté en la resistencia francesa. De allí conseguí irme a Casablanca.

      P.: ¿Qué hacia usted en Casablanca?

      R.: Allí anduve libre un tiempo hasta que me detuvieron e internaron de nuevo en un campo de concentración francés. Allí conocí a un judío que logró escaparse. De allí nos llevaron detenidos y amarrados con cadenas a un tren hasta Sidi-Bel-Abbes (Argelia), el Centro de la Legión Extranjera. Y desde allí al Sáhara donde estuve varios años trabajando en el ferrocarril.

      P.: Allí habían españoles.

      R.: Sí habían españoles y legionarios extranjeros. Estuve un par de años haciendo trabajos forzados.

      P.: ¿Cómo salió de ese campo?

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