Название: Memorias de posguerra
Автор: Garcia Manuel Emídio
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Història i Memòria del Franquisme
isbn: 9788437095325
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De origen húngaro primero se nacionalizó española al casarse con el pintor José Horna (Jaén, 1912-México, D.F., 1963) y luego se naturalizó mexicana al exiliarse en México.
Considerada por algunos historiadores del arte como la fotógrafa del «surrealismo mexicano», la obra creada por esta artista tiene, sin embargo, más registros que el trabajo surrealista propiamente dicho realizado durante el exilio latinoamericano (1939-2000).
Formada en el taller del fotógrafo húngaro Joseph Pecsi (Budapest, 1899-1956), su trayectoria se rubrica en tres ciudades claves del continente centro-europeo del primer tercio del siglo veinte: Budapest (1912-31), Berlín (1931-33) y París (1933-37).
En Budapest sigue los pasos de los fotógrafos László Moholy-Nagy (1895-1946); Rudolph Balogh (1879-1944); Karoly Escher (1890-1966); Nándor Bárány (1899-1977); Olga Máté (1878-1965); etc. que anuncian la vanguardia fotográfica húngara protagonistas, muchos de ellos, del almanaque de Pároli Rosmar titulado Photographie Hongroise (1939).
En la capital húngara, antes de marchar a Berlin, Katy Blau –que así se llamaba de soltera– se instruye asimismo en las técnicas del fotomontaje que, desde una óptica política y vanguardista, iba a desarrollar fundamentalmente el pintor, escritor, poeta y fotomontador Lajos Kassák (1887-1967), redactor gráfico y literario de las revistas húngaras Munka (Trabajo); Ma (Hoy) Tett (Acción), etc.
En Berlín, donde llegaría en 1931, se inicia como reportera en la agencia Dephost (Deutsche Photodienst), viviendo los años creativos de la República de Weimar y los riesgos de la llegada al poder de Adolph Hitler (1933), por lo que abandonaría Alemania para trasladarse a Francia. En la capital alemana, según algunos estudiosos de la vida y obra de Kati Horna, conocería al dramaturgo Bertolt Brecht y al dibujante alemán Wolf Hamburguer, discípulo de Max Ernst, con quien marcharía años más tarde a España.
Sería, finalmente, en la escena cultural del París de los años treinta donde a través de sus reportajes para la Agence Photo Anglo Continental –donde trabajarían, asimismo Robert Capa, André Kerstesz y Gerda Taro– desarrollaría su primera labor creativa. Testimonio de esa obra son sus reportajes sobre Le Marché des Puces y Les Cafés de París, que marcan el inicio de una nueva estética fotográfica.
Pero sería a través de su experiencia como reportera de la guerra civil española (1937-38) y en particular como fotógrafa de la prensa anarquista, como Kati Horna pasaría a formar parte de la historia gráfica española de ese periodo.
La obra hispana de Kati Horna merece un lugar, por derecho propio, en ese núcleo de testigos extranjeros de la guerra civil española.
La labor de Kati Horna, durante la guerra civil, se desarrolló principalmente por las comarcas y capitales de Madrid, Barcelona, Valencia y el frente de Aragón como reportera gráfica del anarquismo español siendo colaboradora de los periódicos Umbral (Valencia-Barcelona, 1937-38); Libre Studio (Valencia, 1938) y Mujeres Libres (Madrid-Barcelona, 1936-38), etc.
El trabajo de esta fotógrafa húngara, amiga de Robert Capa y esposa del pintor José Horna –de ahí le viene su apellido Horna– se inscribe dentro de la labor de documentalismo que tanto fotógrafos españoles (Alfonso, Centelles, Albero, Foto Mayo, Vidal, etc.) como extranjeros (Brandt, Capa, Namuth, Reisner, Reuter, Seymour, Taro, etc.), desarrollaron entonces en España.
A Kati Horna le corresponde una visión muy subjetiva de la vida cotidiana del pueblo español a través de sus campesinos, mujeres, niños y escenas de los desastres de una contienda civil.
En España ensayó asimismo sus primeros fotomontajes, imágenes fantásticas y collages surrealizantes, con cierto humor negro –propio quizás de su formación húngara de origen– que desarrollaría más tarde, en el exilio mexicano.
En la emigración mexicana Kati Horna coincide con diversos fotógrafos exiliados (los Hermanos Mayo, Walter Reuter, Eva Sulzer, etc.) y sobre todo comparte amistad con el núcleo de surrealistas europeos (Leonora Carrington, Edward James, Alice Rahon, Benjamín Péret, Wolfgang Paalen, Remedios Varo, etc.). Aunque no participó en la Exposición Internacional del Surrealismo (Galería de Arte Mexicano, 1940), promovida por André Breton, Wolfgang Paalen y César Moro, por esos años (1939-45), realiza una obra de fotos, collages y fotomontajes, vinculada en cierto modo con la estética surrealista de la época.
La obra fotográfica hecha por Kati Horna en tierras mexicanas testimonia el trabajo de una reportera, documentalista y creativa fotógrafa que compaginó, en todo momento, la labor periodística (Nosotros, Mujeres, S-nob, Revista de la Universidad de México, Tiempo, etc.) con el trabajo especializado en la arquitectura de la ciudad (Arquitectura México, Arquitectura Ena, Arquitectos de México), así como retratos de los escritores y artistas más notables de ese país (Juan-José Arreola, Leonora Carrington, Elena Garro, Alberto Gironella, Elena Poniatowska, José-Emilio Pacheco, Alfonso Reyes, Dolores del Río, María Félix, etc.).
Pero quizás una de las grandes aportaciones a la fotografía de esta autora sea su narrativa visual vinculada al cine y a la literatura que desarrolló a través de cuentos, fetiches inventados, arquitecturas fantásticas, etc.
Uno de los trabajos más notables que nos dejó fue su colaboración con la revista S-nob (1962-63) que dirigía el escritor mexicano Salvador Elizondo donde desarrolló su temática fantástica de los fetiches. Según la historiadora del arte mexicano Ida Rodríguez Prampolini las series de fotos que hizo para la revista S-nob: «son secuencias de relatos fantásticos donde la realidad externa se convierte en la escenificación de mundos irreales que, a base de ‘estupefacientes imágenes’ relatan visiones que inventa la rica imaginación de esta soñadora».1
Otro perfil de interés de la labor en la ciudad de México fue su colaboración próxima a los arquitectos renovadores de los años sesenta y muy particularmente con Ramírez Vázquez para quien hizo las fotografías para la Pre-Olimpiada de México (1967) y algunas colaboraciones en las revistas especializadas Arquitectura de México (1964-66); Arquitectos de México (1967), etc.
Fruto de esa labor es el legado que dejó sobre la construcción de los edificios del «campus» de la Ciudad Universitaria que hoy conserva la Universidad Nacional Autónoma de México.
Al morir Kati Horna –vecina y amiga en la capital mexicana de Leonora Carrington– tenía 88 años y llevaba varios años retirada de la actividad docente en la que había sido maestra de fotografía, primero en la Universidad Iberoamericana y luego en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de México.
Curiosamente los historiadores de la fotografía mexicana, al abordar el tema de la obra de Kati Horna destacan –según Olivier Debroise– que «las fotografías de Horna poseen en efecto un ‘toque vienés’, una fría distancia no desprovista de un sutil humor macabro poco común en México, que recuerda a Kafka o Musil».2
Pregunta: ¿Qué vinculación tuvo usted con España?
Respuesta: Llegué a España cuando en Europa estaba en pleno ascenso el fascismo, tanto en Alemania como en Italia. No olvide que soy húngara de nacimiento. Yo no militaba en ningún partido político, pero conocí el problema español de cerca. He hice diversos trabajos para la CNT.3 СКАЧАТЬ