La derrota de lo épico. Ana Cabana Iglesia
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СКАЧАТЬ la autora parte de la idea de lo poco que sabemos todavía los historiadores sobre aquel régimen que triunfó en el asentamiento y la proyección de su memoria más de lo que estábamos dispuestos a reconocer desde los valores democráticos del presente, tamizados por la idealización de la transición como momento fundador. Su investigación forma parte de un programa de investigación más amplio desarrollado a finales de los años noventa a través de dos proyectos de investigación del Ministerio y la Xunta de Galicia, dentro del Grupo de Historia Agraria de la USC (HISTAGRA), creado por R. Villares. Un programa que tenía por objetivo definir y conocer algunas claves del franquismo, indagando en sus instrumentos organizativos (hermandades), en los mecanismos creados para construir consensos, en la aplicación de las políticas agrarias, en los conflictos latentes o manifiestos. En su diseño participaron las profesoras Aurora Artiaga, M. X. Baz o Pilar López, X. Balboa y E. Rico, y entre sus resultados se sitúan trabajos de Daniel Lanero, Anxo Collarte, José Penedo o Antonio Somoza. Se trataba de construir un conocimiento, en algunos aspectos meramente positivo, del asentamiento y desarrollo de la dictadura después de la represión que siguió a un golpe militar que en Galicia no llegó a ser guerra abierta. Aquel programa se situaba lejos de una historia heroica o trágica, ideológica o militante, alentada por urgencias del presente, pero corrió parejo –y se alimentó– de la explosión de la reivindicación cívica que en los últimos años logró avanzar en el camino –necesario e inacabado–de reconocer y dignificar a los perseguidos de la guerra y del franquismo.

      Aquel programa de investigación, que Ana contribuyó decisivamente a diseñar y desarrollar, trataba en primer lugar de avanzar en el conocimiento más allá de 1936, un limes historiográfico que parecía difícil de vadear. Creímos encontrar la forma de hacerlo. Historiar el tiempo de la guerra y las décadas de los cuarenta y los cincuenta se volvía imprescindible para comprobar qué había acontecido con una sociedad civil plural y políticamente compleja, construida antes de esa fecha en el mundo rural gallego y que había sido profusa y profundamente estudiada (con trabajos, entre otros, de M. Cabo, A. Domínguez, A. Bernárdez) en el marco de un programa previo de investigación que completó el conocimiento del vigoroso primer tercio del siglo XX. Qué recursos, cultura social, hábitos, comportamientos, mecanismos de participación y organización del mundo rural construido en aquel proceso histórico sobrevivieron después de 1936 era una pregunta sin respuesta todavía a finales del siglo pasado (a sesenta años de la Guerra Civil). Mejor dicho, era una pregunta innecesaria porque todos conocían la respuesta y sufrían las consecuencias, porque la memoria del tiempo del franquismo era poderosa y doliente.

      El libro que el lector está abriendo contribuye a caracterizar históricamente el franquismo en Galicia y el Estado español, de forma más acabada y menos mixtificada. Explica cómo, a diferencia de otros regímenes de matriz fascista de los años treinta, no procuró y no fue capaz de construir una auténtica comunidad nacional. Sus orígenes en el golpe de Estado y la Guerra Civil que desencadenó lo diferencian de otros regímenes nacidos en el periodo de entreguerras, porque su legitimidad –de haberla– no derivó de un proceso político sino de la victoria militar en una guerra civil. No procuró tanto integrar y construir como subsistir, sobre todo después de la derrota en 1945 de los regímenes de su color y de su tiempo. Y cuando lo procuró, no lo logró y además lo supo. La represión estuvo siempre acompañada de resistencias y la acción de reacción. Una represión dotada de un amplio repertorio de instrumentos, incluida la construcción y el manejo de una memoria basada en la guerra y la victoria que acompañó eficazmente a los instrumentos policiales y judiciales convencionales. Sus políticas agrarias, energéticas o industriales, marcadas por el intervencionismo y la autarquía y aplicadas desde el principio con lógicas tecnocráticas, compartían raíz fascista. Y la reacción a su aplicación generó mecanismos de resistencia que aquí son analizados, adentrándose en la caja negra del pasado social, con madurez historiográfica y generacional.

      Mencioné algunas de las preguntas que se hace la autora pero, en este ya largo prólogo, intenté eludir las respuestas. Los lectores las encontrarán en estas páginas, podrán comprobar de dónde procede la información y cómo fue lograda, así como evaluar el tratamiento que de ella se hace, y juzgar las interpretaciones a que da lugar. Aprovechen su lectura.

      LOURENZO FERNÁNDEZ PRIETO

      Departamento de Historia Contemporánea e de América

      Santiago de Compostela, 16 de octubre del 2011

      MÁS ALLÁ DE LA ACCIÓN COLECTIVA: LA RESISTENCIA COTIDIANA

      El análisis histórico de los escenarios donde se generaban estas respuestas a las disposiciones políticas, en que la política se toca con la realidad y con las prácticas sociales, devuelve una imagen definida por la existencia de una conflictividad que rompía de forma habitual con la ansiada y pregonada «paz social» franquista. Trataremos de explicar estos conflictos, los procesos que los delimitan y las motivaciones de sus protagonistas, analizando ese espacio que existe bajo la movilización social rotunda, abierta y articulada. No se trata, como ya hemos señalado, de desmerecer la acción colectiva, sino simplemente de permitir la «inserción de lo periférico, de lo inarticulado» (Casanova, 2000: 249). En tal categoría se incluyen aquellos fenómenos conflictivos formulados a través de experiencias propias de la cotidianeidad a los que Rafael Cruz ha denominado formas de «resistencia elíptica» (Cruz, 1998: 144). Son actos que de manera aislada pueden no revestir interés histórico, pero esto cambia cuando es posible detectar un patrón de comportamiento.

      La evolución parte por tanto de una lectura crítica de la teoría de los movimientos sociales. Esta relectura ha tenido una participación decisiva en la caracterización del conflicto y en la formalización de la interpretación histórica más extendida de protesta. Dicha teoría opera con una definición muy restrictiva de acción colectiva (entendida como fenómeno concreto de movilización, una «sucesión de eventos de protesta» [Kriesi, 1992: 221]), y solo tiene en cuenta aquel conflicto que СКАЧАТЬ