Glitter Season. Victory Storm
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Читать онлайн книгу Glitter Season - Victory Storm страница 15

Название: Glitter Season

Автор: Victory Storm

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Современные любовные романы

Серия:

isbn: 9788835423812

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СКАЧАТЬ El minúsculo corredor que unía el área pública con el baño y las dos habitaciones era oscuro y angosto, pero su fantástica amiga diseñadora de interiores ya había llamado a su albañil de confianza para hacer instalar lámparas alógenas en el techo.

       El baño era pequeño, pero tenía el espacio necesario para un lavarropas y para las necesidades de Otelo.

       Finalmente, las dos habitaciones completaban el apartamento.

       Una era un poco más grande, pero en ambas había una cama matrimonial y un pequeño armario. Abigail ya había pensado separar la ropa en base a la estación y poner una en la habitación que habría usado para dormir, mientras lo demás lo hubiera dejado en la habitación de Otelo y de los otros.

       Volvió a mirar toda la casa y se sintió a gusto.

       Había sólo un elemento extraño: esa alma que vagaba y curioseaba entre la vajilla y el refrigerador, buscando quien sabe qué cosa.

      “ ¿Qué estás buscando?”, le preguntó con cautela, acercándose.

      “ Platos.”

      “ ¿Platos?”, repitió confundida.

      “ Sí, yo no tengo y la vieja me dijo que me habría dejado alguno, pero no los veo.”

      “ Habría que comprarlos. En el Al Backtable’s siempre tienen ofertas de decoración”, dijo con la voz apagada. Estaba deprimida por esa situación que se había creado y ya no tenía energía.

      “ Quizás…”, suspiró Ethan ausente. Por lo que parecía no era la única que sufría por ese desastre.

      “ ¡Aquí estoy!”, dijo una voz a sus espaldas, haciéndolos sobresaltar. “Discúlpenme, pero después del hospital me llamaron del trabajo y ahora tengo que irme rápidamente.”

       Era la hija de la señora Rosemary Dowson.

      “ Buen día”, la saludaron, intentando mostrar una sonrisa, a pesar del temor de ser descartados y dejados fuera para dar lugar al otro.

      “ Buenos días, muchachos. ¿Han visto la suciedad que hay aquí afuera? Alguien ha fumado y ha tirado todo al piso. ¿Saben quién fue?”, se quejó la mujer.

      “ No sabría. Yo no fumo”, se apresuró de inmediato Ethan, ganándose la clásica mirada homicida de Abigail.

      “ Yo tampoco fumo”, dijo Abigail, pero por la expresión de la señora se dio cuenta que no le había creído.

      “” ¿Prefieres creerle a este tonto antes que a mí? ¡Machista!””, gritó su mente rencorosa.

      “ ¿Entonces, la casa está bien? Les gusta, ¿no? ¿Está todo en orden?”, se apresuró a decir la mujer, sacando de la enorme cartera el contrato de alquiler arrugado.

      “ En realidad, hay un problema”, dijeron al unísono Abigail y Ethan.

      “ Lo sé, lo sé… los platos. Sí, mi madre se olvidó, aunque lo ha escrito en el inventario del contrato. Con todo lo que sucedió, temo que tendrán que ocuparse ustedes, pero no se preocupen. Siéntanse libres de cambiar lo que quieran de la decoración, ya que es muy vieja. Decidan ustedes. Yo estoy aquí a su disposición para cualquier aclaración o problema.”

      “ ¡Exacto! De hecho, el problema es otro”, continuó severo Ethan.

      “ Miren, el contrato está aquí”, les avisó la mujer irritada, apoyando en la mesa el contrato con la firma del propietario. Sólo faltaban los detalles del propietario. “Pero si no te gusta la casa como está, sólo tienes que devolverle las llaves a mi tía y marcharte. Mañana vendrá a ver el piso otra pareja con un niño de cinco años y ya le han dicho a mi madre que la quieren urgentemente. Con o sin vajilla”.

      “ Los platos no tienen nada que ver”, se alteró Ethan preocupado.

       Aunque si le resultara antipático ese muchacho, Abigail tenía que admitir que entendía completamente su malestar, pero no pudo pronunciar una palabra por miedo a ser echada de la casa.

      “ Entonces, no me queda otra opción que decirles que tomen una decisión, porque mañana quiero el contrato firmado con el dinero del alquiler o las llaves del apartamento”, dijo nerviosa la mujer dirigiéndose a la salida. “Y ahora, si me disculpan, ¡tengo que irme corriendo en este día terrible! ¡Luego mi madre, ahora el trabajo! No puedo más.”

       Ni siquiera les dio tiempo de responder o saludarla que ya había corrido hacia las escaleras dirigiéndose al automóvil aparcado en doble fila.

      “” Menos mal que estaba disponible para cualquier aclaración””, pensó la muchacha furibunda.

      “ ¿Y ahora qué hacemos?”, murmuró enojada, sentándose en el diván polvoriento y lleno de ondulaciones. Probablemente estaba lleno de ácaros, pero estaba demasiado cansada y abatida como para limpiarlo antes de sentarse.

      “ De verdad, no lo sé. Lo único de lo que estoy seguro es que no puedo seguir durmiendo en el diván del pub por mucho más tiempo.”

      “ ¿No tienes una casa donde estar?”

      “ No. El último apartamento donde viví lo compartía con un amigo, pero hemos peleado y prácticamente me ha echado”, confesó Ethan, sentándose a su lado.

      “ ¿Cómo es posible?”, preguntó curiosa. Estaba obsesionada con los detalles de la vida de los demás, que después le gustaba adaptar y usarlos para escribir historias. Le faltaban tres meses antes del vencimiento de la fecha del concurso literario “Vagando entre líneas”, y todavía no había escrito una sola página. De verdad necesitaba una inspiración.

       Ethan la miró enmudecido, antes de responderle con otra de sus falsas sonrisas.

      “ ¿No sabes que la curiosidad mata al gato?”.

      “ Sí, pero la satisfacción lo trajo de vuelta, como dice el proverbio”, respondió, haciéndolo sonreír.

       Finalmente, una sonrisa sincera, incluso si fue breve como un relámpago en el cielo.

      “ ¿Tú? ¿Por qué quieres tanto esta casa? ¿No puedes buscarte otra?”, cambió de tema Ethan.

      “ Me llevó un mes encontrarla. Me gustó desde un principio y hay espacio para todos nosotros”. Además, podía ir y venir de las casas de Rachel y Emma como había hecho durante esos dos meses, desde que había escapado de casa.

      “ ¿Nosotros?”, repitió el muchacho alarmado.

      “ Sí. Otelo, mis tesoros y yo.”

      “ ¿Te refieres a tu novio y tus hijos?”

      “ Mi novio felino”, admitió enrojeciendo. No era su culpa si adoraba locamente a ese diablillo. “Y los otros animales que tengo, pero están todos en jaula.”

       No le gustó la mirada de asombro y burla de Ethan, pero sabía que aquellos que no tenían animales no podían entender el amor por un gato o un hámster.

      “ СКАЧАТЬ