Fotografía Macro. Fran Nieto
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Название: Fotografía Macro

Автор: Fran Nieto

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: FotoRuta

isbn: 9788412251340

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СКАЧАТЬ sobre el visor para ayudarnos a componer y situar los elementos de la escena de forma adecuada es interesante. Si disponemos de botón de previsualización de campo, que permite cerrar el diafragma a la posición de exposición (está a plena apertura hasta que se eleva el espejo) podremos ver el efecto que tiene el diafragma sobre la profundidad de campo y nos ayudará a elegir el valor f más apropiado.

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      Las líneas auxiliares, bien en el visor o en la pantalla de la cámara son muy agradecidas para distribuir los elementos de la composición.

      El formato APS tiene un espejo de menor tamaño que el formato full frame, lo que se traduce en imágenes menos brillantes sobre el visor y, por tanto, una dificultad algo mayor para enfocar. Antes de decantarnos por un cuerpo u otro lo mejor que podemos hacer es mirar a través de su visor con objetivos similares y optemos por aquella que nos ofrezca la imagen suficientemente brillante y nítida. Es importante que la batería esté colocada y cargada para poder evaluar adecuadamente la luminosidad del visor en algunos modelos. Tampoco todos los visores ofrecen un 100% del área que captan; algunos sólo alcanzan al 95%, y puede que en ese 5% tengamos algo que nos estorbe y haya que reencuadrar luego la toma, perdiendo parte del tamaño del archivo generado.

       No todo son ventajas en una réflex

      Una clara desventaja de las réflex es que al intercambiar los objetivos es posible que el polvo ambiental alcance el sensor y aparezcan molestas manchas en la fotografía. A pesar del sistema de auto limpieza de la cámara hemos de aprender a convivir con el polvo.

      Esto supone limpiar de vez en cuando el sensor. Para ver si ha llegado el momento, la mejor opción es fotografiar nuestro monitor con una imagen completamente blanca. No enfocaremos la imagen sino que dejaremos la óptica en posición de infinito. Utilizaremos un diafragma muy cerrado, f/16 o f/22, y una velocidad que consiga que el histograma esté desplazado hacia la derecha sin sobreexponer. Esto nos dará un tiempo de exposición largo durante el cual moveremos la cámara para diluir todavía más los detalles de la pantalla. Abriremos la imagen resultante en un programa de edición y realizaremos un ajuste automático de niveles. De esta forma todas las motas de polvo serán bien visibles en pantalla y podremos proceder a su limpieza si lo estimamos oportuno. Lightroom también dispone de una interesante herramienta para lograr el mismo resultado.

      Con la llegada masiva al mercado de las cámaras digitales en la década del 2000 algunos fabricantes de película anunciaron el cese de sus partidas destinadas a investigación. En la fecha de la edición de este libro disponemos de muy pocas emulsiones, y ya son muchos los fotógrafos que no han conocido la fotografía química, por tanto es ya redundante hablar de fotografía digital, siendo más práctico y correcto poner calificativo a la más antigua.

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      Hace ya una eternidad que no usamos película. El cambio a la tecnología digital ha permitido vencer casi todas las limitaciones que imponía el proceso químico.

      La fotografía será sin duda digital y los sensores continúan imparables su mejora de eficacia y prestaciones, habiendo superado ampliamente hace tiempo las capacidades de las mejores películas en definición, color, acutancia…

      La primera decisión que hemos de tomar a la hora de elegir un cuerpo digital es la del tamaño de archivo que genera el sensor. En principio este dato nos permitirá determinar el tamaño máximo de ampliación que podemos obtener con la mayor calidad posible. Así, con una cámara de 6 megapíxeles podremos imprimir directamente el fichero sobre papel fotográfico en un tamaño de 20x30 centímetros, mientras que una de 10 megapíxeles ronda la ampliación de 30x45 centímetros para una resolución de 254 puntos por pulgada, la estándar para los laboratorios actuales. Evidentemente si nuestro destino es publicar en Internet bastará con una cámara de menor tamaño de archivo generado.

      Si nuestro trabajo se dirige fundamentalmente a la prensa escrita, dado que la resolución en imprenta es de 300 puntos por pulgada, deberíamos pensar en adquirir cámaras con sensores de entre 15 y 24 megapíxeles, que llenarán una doble página sin problemas a esa resolución.

      Si necesitamos mayor tamaño de impresión o recortar parte del archivo deberíamos invertir en sensores de entre 25 y 40 megapíxeles, con ellos podemos cubrir superficies superiores al metro de ancho con una calidad envidiable.

      La batalla que presenciamos de ir incrementando progresivamente el tamaño de sensor no debe hacernos olvidar que nuestras necesidades no tienen por qué coincidir con las de los fabricantes. Si para nuestro trabajo nos llega con una cámara de 15 megapíxeles no debemos cambiar de modelo porque únicamente esté de moda otro que genera tomas de mayor tamaño.

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      ¿Realmente es necesario un sensor con un tamaño de captura de varias decenas de megapíxeles para imprimir una foto a este tamaño? Debemos pensar en el destino que van a tener nuestras fotos cuando elijamos una cámara y no deslumbrarnos por el brillo de tantos megas. Para imprimir esta flor sería más que suficiente una cámara que nos ofreciese un tamaño de captura de apenas un megabyte.

       Nikon D300 con MicroNikkor 105 mm 1:2.8 a f/11 y 1/60. Flash rebotado en difusor y luz ambiente subexpuesta en 1 EV.

      Por otra parte contar con archivos enormes puede limitar en gran medida la profundidad de campo, al condicionarnos a trabajar con diafragmas más abiertos de lo que podríamos desear, debido a los problemas generados por la difracción, como veremos más adelante.

      El otro gran elemento a tener en cuenta en la elección de nuestro cuerpo digital es el ruido del sensor. Al igual que en película al aumentar la sensibilidad aparece más grano, en las cámaras digitales se genera más ruido, que provoca una falta de definición y la aparición de artefactos en las tomas. El ruido viene a ser el equivalente digital del grano, pero sin sus connotaciones estéticas. El ruido, simplemente, es una molestia, nunca un recurso expresivo. Conviene, pues, no utilizar las sensibilidades más altas de nuestro flamante cuerpo. Aunque es cierto también que los programas digitales de reducción de ruido pueden lograr resultados sorprendentes.

      El tamaño del sensor es importante. Los objetivos diseñados para el formato de 35 mm proyectan un cono de luz que cubre una superficie mayor que el tamaño de 24 x 36 milímetros. Si el sensor es más pequeño únicamente se aprovechará la parte central del mismo, la de mayor nitidez. De esta forma en macro nos beneficiamos de tamaños de sensor tipo APS que miden algo menos de 16 x 24 milímetros: aprovechamos lo mejor de la óptica y cubrimos todo el sensor con parte de la luz proyectada.

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      Es importante que el sensor de nuestro equipo tenga suficiente calidad para el trabajo que le vamos a encomendar. Pero adelantarse a nuestras necesidades suele traducirse en anticipar una importante cantidad de dinero que no se rentabiliza debido el corto periodo de mejora de las cámaras digitales.

       Nikon D300 con MicroNikkor 105 mm 1:2.8 a f/8 y 1/160. Flash a través de difusor y otra unidad ligeramente de contraluz.

      El formato APS ofrece niveles de ruido mayores que el full frame, a igualdad de píxeles de captura y de tecnología. Pero una cámara APS moderna seguramente genera menos ruido que una full frame antigua. Si tiene proporcionalmente menos megapíxeles СКАЧАТЬ