Fotografía de boda. Manuel Santos
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Название: Fotografía de boda

Автор: Manuel Santos

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: FotoRuta

isbn: 9788412251326

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СКАЧАТЬ posadas es habitual ofrecer realizar un reportaje durante la ceremonia, que incluya también retratos de grupo de la familia y amigos al finalizar la misma. El álbum resultante es más un conjunto de retratos posados que una historia en sí misma, porque esa narración suele aportarla el operador de vídeo que es habitual contratar en este tipo de cobertura de boda.

      En el reportaje clásico, el fotógrafo toma el control en la mayoría de las situaciones, dirigiendo la acción, sugiriendo las poses o cambiando de posición a los participantes. En caso de contar con un planificador de boda, su colaboración puede resultar una buena ayuda, ya que tiene la experiencia de muchas otras bodas para resolver problemas y hacer que la secuencia de actividades se desarrolle fluidamente.

      Sin embargo, si sus intervenciones son muy frecuente puede hacer que las fotografías se aprecien como excesivamente posadas. Todos hemos asistido a ceremonias donde el fotógrafo solicita continuamente una “sonrisa para la cámara”. Esta operativa se encuentra tan inmersa en el inconsciente colectivo de los participantes, que en muchas ocasiones incluso el oficiante o los propios novios detienen la acción, por ejemplo cuando cortan la tarta, para que el fotógrafo capte mejor el momento. Si la mayoría de las fotografías se ven demasiado preparadas, el conjunto del reportaje perderá espontaneidad y se apreciará una cierta rigidez en la secuencia de acciones. Aunque no hay que olvidar que muchas parejas desean ese tipo de reportaje tradicional, sin demasiadas concesiones a la experimentación artística o a la improvisación de acciones fuera del marco de los momentos clave de cada etapa de la ceremonia.

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      Las imágenes de parejas en estudio con atrezo y fondos pintados fueron durante décadas el único testimonio fotográfico del enlace. El fotógrafo situaba la iluminación cuidadosamente, dirigía la pose y retocaba extensamente el negativo obtenido antes de realizar las copias. Fotografía de pareja con vestuario de boda, primeras décadas del siglo XX.

      image EQUIPO

      En la era de la fotografía química, para este tipo de reportajes era común usar cámaras de medio formato (6x4,5 cm y 6x6 cm) e incluso era habitual recurrir a cámaras de placas de gran formato (9x12 o 13x18 cm) para el retrato nupcial en estudio. Al evolucionar hacia la fotografía digital, muchos de esos estudios siguen considerando necesario disponer de una cámara de altas prestaciones que les proporcione una cierta aura de profesionalidad, por lo que escogen cámaras digitales de formato medio tipo Hasselblad, Mamiya o Pentax. El tamaño y peso de esas cámaras hace difícil fotografiar instantes rápidamente, requiriendo de un método de trabajo más lento y organizado.

      Por supuesto, el entorno favorito de estos fotógrafos es su propio estudio donde pueden disponer de varios fondos y elementos de atrezo, así como un buen surtido de flashes y accesorios de iluminación. En caso de trabajar en localizaciones o para la ceremonia suelen llevar como mínimo un par de cabezas autónomas de flash con sus trípodes y paraguas. Además, recurren a equipos de flash portátiles para suplementar la iluminación durante la ceremonia, de modo que puedan disparar a las altas velocidades de obturación que requieren ese tipo de cámaras para no producir fotografías con trepidación.

      image MÉTODO DE TRABAJO

      Habitualmente los fotógrafos situarán los equipos de iluminación en el altar o en el lugar escogido para las fotografías de grupo al menos media hora antes del comienzo de la ceremonia, así como realizarán las mediciones y fotografías de prueba necesarias. Durante la ceremonia suelen limitarse a recoger los momentos cumbre, tales como la entrega de los anillos y las arras, el primer beso, etc. Una vez acabada la ceremonia empezarán a organizar las composiciones de los diferentes grupos en la escena preparada anteriormente, fotografiando uno tras otro con el énfasis habitual en poses perfectas y sonrisas. A veces esta secuencia puede hacerse interminable, por lo que el fotógrafo debería contar con la participación activa de algún familiar de los novios o un planificador de bodas, que vaya llamando previamente a los integrantes de cada próxima fotografía. En esta sesión debería sugerir que los familiares y amigos no realicen fotografías con sus propias cámaras, pues ello distraerá la atención de los miembros del grupo. Además usted deseará que le compren sus fotografías y no que circulen otras imágenes de mucha peor calidad de los grupos que usted ha compuesto e iluminado cuidadosamente.

      Por último, fije una fecha para revisar su selección de fotografías con la pareja, que suele ser reducida, ya que sólo incluye la mejor toma de cada momento y de cada grupo. Sobre dicha selección la pareja puede indicar las imágenes que desea para el álbum, solicitar las copias que requiera y también suele ofrecérseles la posibilidad de que se lleven el conjunto de copias para que sus familiares y amigos puedan escoger las que más les gusten. Este conjunto de copias debería entregarlos a tamaño reducido (9x12 cm) o con algún tipo de marca de agua para evitar reproducciones indeseadas de las mismas.

      Los fotógrafos, que pueden englobarse en este estilo, buscan narrar con sus imágenes el desarrollo de una boda, de la misma manera que lo haría un fotoperiodista al cubrir una noticia. Ello implica realizar las fotografías casi sin que los participantes se den cuenta del trabajo del fotógrafo, siguiéndolos según van desarrollándose las fases de la ceremonia y estando muy atentos a la interacción entre los participantes, así como a las posibles sorpresas que puedan hacer única esa boda: desde las lágrimas del abuelo, cuando ve salir a la novia del coche, al niño que se acerca a la novia y tira de su velo.

      Los seguidores del estilo fotoperiodista no dirigen a la pareja ni a los otros participantes, dejan que fluya la acción, no componen en poses, ni les piden que sonrían o muestren alguna emoción en particular. Organizan la composición mediante su posición y el encuadre sólo en su visor, se mueven rápidamente alrededor de la acción y disparan muchas fotografías para lograr atrapar todo lo que va ocurriendo… inclusive las sorpresas. El procesado digital de este tipo de reportajes suele ser reducido, limitándose a los ajustes generales de luces, sombras y equilibrio de color, así como un ligero enfoque. También es muy popular recurrir a la conversión a blanco y negro para acentuar el carácter de reportaje asociado a periódicos y revistas.

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      Captar instantes cargados de emoción es una de las claves para narrar las historias en los reportajes de El Marco Rojo. Estas son las fotografías que hacen pararse al espectador cuando está viendo el audiovisual o el álbum de la boda. Si logra al menos un par de estas fotografías en cada uno СКАЧАТЬ