El pequeño libro del lenguaje. David Crystal
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Название: El pequeño libro del lenguaje

Автор: David Crystal

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Yale Little Histories

isbn: 9788418236198

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СКАЧАТЬ como sabe cualquiera que haya escuchado a un grupo de fans gritar en un concierto de pop. En ese instante, ¡los pliegues vocales están trabajando a toda pastilla!

      En algún momento, durante los años de adolescencia, la voz se «rompe» debido a los cambios hormonales que experimenta el cuerpo. Las voces tanto de los chicos como de las chicas se vuelven más graves, pero con los chicos el cambio se percibe más claramente. Los niños sopranos y altos se convierten en tenores y bajos. De hecho, es un poco engañoso usar la palabra romper, pues el cambio rara vez ocurre de la noche a la mañana. Puede llevar varias semanas que la voz de un chico se vuelva grave.

      Es posible sentir las vibraciones de los pliegues vocales. Haz el sonido «ah» y mantenlo unos segundos, como si estuvieras cantando. Ahora, coloca suavemente el pulgar y el índice a cada lado de la nuez. No presiones con demasiada fuerza. Deberías ser capaz de sentir la vibración a través de la piel. Si te resulta difícil, inténtalo con un amigo. A menudo es más fácil sentir la vibración en la garganta de otra persona.

      Hay algo, sin embargo, que solamente tú puedes hacer: «oír» la vibración. Para ello, pronuncia los sonidos «sssss» y «bzzzzz» (este último, como suena la letra <z> inglesa, como el zumbido de un abejorro), alternando entre uno y otro. Ahora, tápate los oídos con los dedos y dilo otra vez. Con el «sssss» no escucharás gran cosa, pero el «bzzzzz» te dejará sorprendido de lo fuerte que suena. Ese es el efecto de la vibración subiéndote a la cabeza.

      Cuando los sonidos vibran de este modo, como «bzzzzz» en inglés, decimos que son sonidos sonoros. Cuando, en cambio, se producen sin hacer vibrar los pliegues vocales, como «sssss», les llamamos sonidos sordos. Al susurrar no se generan vibraciones y la voz se escucha muy suave. Cuando hablamos normalmente, el volumen proviene de la forma en la que producimos algunos sonidos con vibraciones muy fuertes.

      Para que Steven dijera «all gone» tenía que aprender todo esto. Debía conseguir que sus pliegues vocales vibraran durante todo el enunciado. Y tenía que modificar esta vibración de muy rápida a muy lenta, porque la palabra all la decía con un tono más alto que el gone, con una voz cantarina. Así es como comunmente los padres les dicen all gone a sus hijos. Steven lo entendió perfectamente, y así le salió:

      Ou

      Dou

      ¡Qué control de los pliegues vocales, Steven! Pero espera un momento: ¿dónde están los sonidos /l/, /g/ y /n/? Y el sonido vocálico de all debería sonar diferente que el de gone. ¿Por qué no ha sido así?

      «No me presiones», podría haber dicho (si hubiera sabido hablar). «Solo tengo doce meses». Y, efectivamente, pocos meses después fue capaz de decir «all gone» como tú o como yo. ¿Qué más tuvo que aprender para llegar hasta ahí?

DE DÓNDE PROVIENE EL NOMBRE BOCADO DE ADÁN
Cuenta la historia que, en el Jardín del Edén, Eva le dio de comer una manzana a Adán. A él, que no estaba acostumbrado a comer manzana, se le atascó un trozo en la garganta, pero Eva no tuvo ningún problema. Esa es la razón de que la nuez o bocado de Adán de los hombres sobresalga más que la de las mujeres.
La verdadera razón es mucho menos emocionante. Probablemente se deba a una mala traducción del hebreo, idioma en el que fue escrita la Biblia. En hebreo, la palabra para ‘hombre’ es adán, y la palabra para ‘protuberancia’ es muy parecida a la palabra para manzana. Seguramente, cuando se tradujo la frase a otros idiomas, en lugar de llegar a la conclusión de que significaba ‘la protuberancia del hombre’, pensaron que significaba ‘la manzana de Adán’. Y el nombre se mantuvo.
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      PRONUNCIAR SONIDOS

      ¿Qué sucede con el aire después de pasar a través de los pliegues vocales y subir por la garganta? Sale de nuestro cuerpo, por la boca o por la nariz. Cuando respiramos normalmente, sale por la nariz y, cuando hablamos, la mayor parte sale por la boca. Es ahí donde empieza a suceder algo.

      Cuando el aire fluye por la boca es como el viento que corre por un túnel. La diferencia es que nosotros podemos cambiar la forma del túnel moviendo la lengua, los labios y la mandíbula. Cada vez que creamos una nueva forma, producimos un nuevo sonido. Se requiere únicamente un mínimo movimiento para cambiar de un sonido a otro. Los seres humanos pueden realizar cientos de sonidos con la boca, pero solo algunos de ellos se usan en cada idioma.

      Si un bebé está aprendiendo inglés, por ejemplo, tarde o temprano tendrá que dominar más de cuarenta sonidos diferentes. También tendrá que enlazarlos de distintas maneras para crear palabras. Como llevamos años haciéndolo, se nos ha olvidado lo complicado que era cuando estábamos aprendiendo. Ahora hacemos bailar la lengua por toda la boca sin pararnos a pensarlo. De hecho, podemos de verdad sentir ese baile en algunas palabras. Si recitamos la primera línea de la canción infantil inglesa Hickory dickory dock, sentiremos cómo golpeamos la lengua contra distintas partes del paladar.

      Cojamos una de esas palabras y veamos qué elementos están involucrados en su pronunciación: dock. Esta palabra inglesa tiene cuatro letras, pero en realidad hay únicamente tres sonidos:

      un sonido /d/ al principio

      un sonido /o/ a la mitad

      y un sonido /k/ al final, escrito con dos letras <ck>.

      ¿Por qué el sonido /k/ se escribe con dos letras en lugar de una? Hablaremos de ello más adelante, en un capítulo posterior.

      ¿Te has fijado en que de pronto he empezado a escribir los sonidos entre barras? Eso es lo que hace la gente que estudia la pronunciación. Sirve para dejar claro que no se está hablando de letras, sino de sonidos. De ahora en adelante, cada vez que veas una letra entre barras, significa que me estoy refiriendo a un sonido.

      Entonces, ¿cómo pronunciamos el sonido /d/? Hazlo varias veces: «da-da-da-da». Presionamos la lengua contra el borde interior de los dientes (o alveólos) y la mantenemos ahí por una fracción de segundo. El aire que proviene de los pulmones encuentra la salida al exterior cerrada y se acumula detrás de la obstrucción. En ese momento, dejamos caer repentinamente la lengua y el aire sale expulsado de golpe. Es como una miniexplosión.

      Producimos el sonido /t/ exactamente de la misma manera. Intenta decir «ta-ta-ta-ta». De nuevo, la lengua presiona los alveólos y permanece ahí. De nuevo, el aire no puede salir. Y, de nuevo, cuando bajamos la lengua, se produce una miniexplosión.

      ¿Cuál es la diferencia entonces entre /d/ y /t/? Si la boca hace la misma forma para ambos sonidos, ¿por qué suenan diferente? Aquí es donde los pliegues vocales entran en juego. Cuando producimos un sonido /d/, los pliegues vocales vibran: es un sonido sonoro. Cuando pronunciamos el sonido /t/, no: es un sonido sordo. El mismo tipo de zumbido que escuchamos cuando hicimos el «bzzzzz» está ahí cuando decimos /d/ —solo que no lo percibimos tan fácilmente porque el sonido /d/ se dice muy rápido, mientras que el sonido /z/ dura más.

      Ahora nos damos cuenta de por qué a un bebé le cuesta tanto trabajo aprender a pronunciar sonidos. Para pronunciar correctamente /d/ tiene que colocar la lengua en el lugar correcto, mantenerla ahí la cantidad correcta de tiempo y, después, retirarla rápidamente y en la dirección correcta para producir el siguiente sonido —y también, exactamente en el momento correcto, debe hacer vibrar СКАЧАТЬ