Cartas de un humanista (II). Santo Tomás Moro
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Cartas de un humanista (II) - Santo Tomás Moro страница 10

Название: Cartas de un humanista (II)

Автор: Santo Tomás Moro

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Esenciales

isbn: 9788432151927

isbn:

СКАЧАТЬ sino que nace de un piadoso celo.

      7. Por tanto te ruego, querido Peter, que te pongas en contacto con Hythlodeo, si buenamente puedes en persona —y si no está ahí, por carta— y te asegures de que no hay en mi libro nada falso o que omita la verdad. Y no sé si no sería mejor enseñarle el libro, pues no hay nadie más a propósito para corregir algún error que haya en él, aunque no podrá hacerlo si no lee con cuidado lo que he escrito. Además, de ese modo será posible que descubras si acoge con gusto o lleva mal que haya escrito yo esta obra. Pues si él ha pensado hacer su propia narración, quizá no quiera que la haga yo, y ciertamente no desearía arrebatar la flor y gracia de una historia novedosa al dar a conocer yo la república de los utopienses.

      [1] Como se indicaba en la introducción general, excepto cuando se indique lo contrario, se opta por no castellanizar los nombres propios que aparecen en el texto de las cartas que aquí se traducen, sobre todo si con ello se ofrece una denominación de los personajes menos familiar. En el caso del destinatario de esta carta (Pieter Gillis), la forma inglesa es realmente la más conocida.

      [2] Sobre los problemas que plantea esta cronología, cf. Surtz & Hexter (1993: ad loc.), Logan et al. (2006: xx-xxii).

      [3] Se hace referencia a tres partes y momentos fundamentales de la práctica de la retórica clásica, recogida por muchos escritores posteriores: la inuentio, la dispositio y la elocutio.

      [4] sc. Rafael Hythlodeo; el nombre propio —aquí castellanizado— puede estar queriendo aludir a la figura angélica, a la que se atribuye un papel de guía y sanador; cf. Logan et al. (2006: 31). Sobre el apellido, cf. Wilson (1992: 33); se trata de un nombre parlante que podría tener su origen en el gr. ὓθλος (“charla insustancial”) y δαίνυμι (“distribuir”) o δάῖος, en su acepción poco frecuente de “traficante/vendedor”, y querer así significar “experto en decir tonterías” o “vendedor de tonterías”: cf. Logan et al. (2006: 35). Asimismo, δάϊος puede significar “destructor” y querer dar a entender aquí que Hythlodeo era “contrario a las tonterías”: cf. Romero (2018: 171).

      [5] Hythlodeo es un filósofo y a los tales, Quintiliano (inst. 11,1,33-34) aconseja evitar plerique orationis ornatu, i.e., mucha parte del ornato propio de la oratoria. Sobre posibles implicaciones de esta afirmación, cf. Romero (2018: 175).

      [6] El conocimiento del griego, escaso aún en algunos humanistas, se consideraba por lo general una nota de gran prestigio. Moro trata sobre la utilidad del manejo del griego de distintas formas, p.e, en las cartas a Martin van Dorp (21 de enero de 1515) y a la Universidad de Oxford (29 de marzo de 1518): cf. Cabrillana (2018: 86-87, 89-90, 96-102, 119-130).

      [7] Consta que Moro no dormía más de cinco o seis horas, según el testimonio de Stapleton (1966 [1588]: 28), biógrafo casi contemporáneo de Moro.

      [8] A este respecto, resulta ilustrativo el dato que el propio Moro da a conocer al final de la carta que escribe a Martin van Dorp —la más larga de cuantas se conservan del humanista inglés y quizá también la más complicada— para que el destinatario disculpe la posible rudeza de su texto: la carta, que es casi un ensayo con numerosas alusiones y citas de diversos autores, fue escrita durante una estancia en Brujas en la que Moro no tuvo acceso prácticamente a ningún libro; cf. Cabrillana (2018: 114-115).

      [9] John Clement (†1572) fue tutor de los hijos de Moro —especialmente de su hija Margaret— sobre todo en las lenguas griega y latina a partir probablemente de 1514. Profesor de Oxford muy joven, se casó con Margaret Giggs, hija adoptiva de Moro. Se dedicó especialmente al estudio de la medicina, campo en el que destacó. Como Tomás Moro, se negó a prestar juramento al Acta de Supremacía de Enrique VIII; después de la muerte de Moro, se retiró a los Paises Bajos.

      [10] El infrecuente verbo traducido —euiresco— parece a todas luces un compuesto de uiresco “verdear, florecer”, que probalemente procede a su vez de uireo. En latín clásico, el significado es más bien el de “palidecer”, pero, como apunta Surtz (1993: ad loc.) en Surtz & Hexter, el contexto parece requerir el sentido de “hacerse verde”.

      [11] Del griego ἀμαυρός (“oscuro”); se prefiere aquí, como en otros nombres propios de la isla, la forma castellanizada del nombre propio.

      [12] Del griego ἄνιδρος (“sin agua”); cf nota anterior.

      [13] Según el trabajo de Nagel (1973: 176), Moro está en lo correcto.

      [14] Algunos ven en esta afirmación de Moro СКАЧАТЬ