En el paraíso con su enemigo. Annie West
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Название: En el paraíso con su enemigo

Автор: Annie West

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Bianca

isbn: 9788413752129

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СКАЧАТЬ –Steph lo miró con suspicacia–. ¿Qué quieres?

      –A ti –Damen vio que se tensaba y se apresuró a añadir–. Mejor dicho, tu compañía en público.

      –¿En público?

      ¿Qué había pensado, que iba a pagarle para que se acostase con él? Damen apretó los dientes. Luego dijo fríamente:

      –Por supuesto. Es una cuestión de imagen. No te estoy proponiendo que seamos amantes.

      Inexplicablemente, sin embargo, se le contrajo el estómago al ver que Stephanie parecía sentirse insultada.

      Le recordó su expresión de dolor después del beso en el coche, cuando había descubierto el engaño.

      La manera en la que lo había mirado cuando se había despertado y él intentaba hacerse con su teléfono, había sido de felicidad, de bienvenida, como si no hubiera nada más natural que los dos estuvieran juntos.

      Por unos minutos, él había olvidado por qué estaban allí y había caído en su sensual embrujo. Más tarde, le había asombrado hasta qué punto había estado al borde de distraerlo de su objetivo.

      Ignorando una punzada de culpabilidad, dijo:

      –Necesito una mujer que se haga pasar por mi novia durante unos meses, eso es todo.

      –¿Eso es todo? –preguntó ella con ojos desorbitados–. ¿Qué pasa, todas las mujeres de Grecia han visto ya tu verdadero carácter?

      Empezaba a poner a prueba su paciencia. Damen alzó la barbilla y ella pareció ser consciente de que lo había insultado, pero no se amilanó.

      Damen consiguió dominarse. Que Stephanie tuviera tan mala opinión de él la hacía perfecta para el papel.

      –No pienso hablar de mi vida personal, excepto para aclarar que ahora mismo no tengo ninguna amante. No vas a sustituir a nadie. Solo necesito a alguien que finja ser mi novia.

      –¿Por qué?

      –¿Acaso importa?

      –Por supuesto. Ninguna mujer con un mínimo de dignidad haría algo así sin saber por qué. Me estás pidiendo que mienta.

      –No sería la primera vez que lo hicieras.

      Stephanie le lanzó una mirada incendiaria y Damen tuvo que reprimir una sonrisa.

      –Eso es distinto, estaba protegiendo a mi amiga.

      –Y yo a mi amigo.

      Steph exhaló lentamente.

      –Está bien. Explícate.

      A pesar de que Damen sabía que debía de estar contento porque no tendría que temer que Stephanie pretendiera ser su novia de verdad, no podía evitar sentirse… ofendido. No estaba acostumbrado a que ninguna mujer lo rechazara, y menos una que… lo intrigara tanto.

      También era consciente de que podía ser un error elegir a la mejor amiga de Emma, pero lo cierto era que tenía que actuar con prontitud. La boda de Cassie estaba cerca y la farsa debía resultar plausible. Cuanto antes se filtrara la noticia a la prensa, y Manos la leyera, de que convivía con una mujer, mejor. Nadie que lo conociera habría esperado que esos dos términos, amante y convivencia, pudieran ir unidos.

      –Quiero que parezca que tengo una relación estable.

      –Pero ¿para qué? –preguntó de nuevo Steph–. ¿Estás teniendo una relación con una mujer casada y quieres despistar a su marido?

      –¡No! –¿acaso creía que era así de indigno?–. ¡Jamás he tocado a una mujer casada! –Damen se pasó la mano por el cabello en un gesto de frustración–. Alguien tiene la errónea idea de que voy a casarme con una mujer en concreto. Necesito una amante para convencerle de que no es así.

      –Hiciste creer a una pobre chica que…

      –¡No! –Damen parpadeó, sorprendido al darse cuenta de que había elevado la voz.

      Él nunca gritaba ni daba explicaciones. Stephanie conseguía que hiciera las dos cosas.

      –La mujer en cuestión no tiene el menor interés en casarse conmigo –continuó–. Es su familia quien lo quiere, en parte por mi fortuna.

      –Eso es esperable.

      Stephanie lo dijo como si pensara que nadie querría casarse con él si no fuese por su dinero. Era evidente que pasar un mes con ella iba a ser una cura para su ego. Si es que conseguía convencerla…

      –Escucha, esa mujer y yo solo somos amigos. Pero su padre está presionándola.

      –¿Para que se case contigo?

      Damen asintió.

      –Es un hombre testarudo y está convirtiendo la vida de mi amiga en un infierno. Por eso quiero demostrarle que estoy interesado en otra.

      –Así que sí quieres una coartada.

      –Escucha, Stephanie, esta farsa no perjudica a nadie. Al contrario, mejorará la vida de mi amiga.

      Stephanie lo miró en silencio y Damen se preguntó qué pensaba. ¿Cedería? ¿Le pediría más dinero?

      –Nadie creería que estamos juntos.

      –¿Porque nos movemos en distintos círculos sociales? –preguntó él.

      –¿Quieres decir que estás por encima de mí? –replicó Stephanie. Y Damen supo que la había ofendido–. De hecho, mis amigos piensan que tengo mejor gusto respecto a los hombres.

      La mirada retadora que le dirigió hizo que Damen tuviera que reprimir una sonrisa al preguntarse qué sucedería si invirtiese toda aquella energía en algo distinto, algo mucho más físico.

      –¿Por qué yo? –preguntó ella, finalmente.

      Damen se encogió de hombros.

      –Estás soltera; tienes tiempo libre, porque Emma me ha dicho que estás de vacaciones. Y sé que no intentarías convertir esto en algo permanente. Que te caiga mal es un punto a tu favor.

      Stephanie entornó los ojos.

      –¿Porque cualquier otra intentaría hacerse un hueco en tu vida?

      –Es posible.

      Stephanie masculló algo de lo que Damen solo oyó «ego», y se tensó. ¿Era una buena idea atarse a una mujer que lo despreciaba? ¿Sería capaz de representar el papel de enamorada? La respuesta era afirmativa. Stephanie Logan era la candidata ideal. Era forastera, no la conocían ni sus amigos ni su familia y no tenía la menor intención de seducirlo.

      En cuanto a interpretar el papel… siempre se decía que el odio y el amor eran dos caras de una misma moneda. La forma en que el ambiente se electrificaba cuando estaban juntos convencería a cualquiera de que estaban juntos.

      –¿Y СКАЧАТЬ