Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller
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СКАЧАТЬ de los cuadrados de 100 km sobre la Península Ibérica.

      Para una aproximación de 1 km, la designación de un punto cualquiera de la superficie del mapa vendrá señalada por la numeración de las dos coordenadas más próximas a él, y siempre en el orden que indicamos: en primer lugar por la izquierda (barras verticales de la longitud), y en segundo lugar por debajo (barras horizontales de la latitud). En ambos casos se utilizan los dos dígitos grandes que designan cada una de las barras. Si pretendemos alcanzar una aproximación de 100 m, deberemos añadir un tercer dígito a cada una de las coordenadas estimando, en décimas partes del intervalo de cuadrícula, la distancia del punto a las barras vertical y horizontal. En la figura 1.4 se recoge un ejemplo que nos ayudará a adquirir más soltura en este imprescindible sistema de coordenadas.

      Antiguamente, orientarse era buscar el oriente, es decir, determinar el lugar por donde salía el Sol. Sin embargo, debido a varias razones que vamos a comentar en las próximas líneas, esta idea originaria ha ido evolucionando hacia conceptos más exactos y complejos: orientarse es buscar la denominada dirección norte-sur.

      Cuando nos orientamos estamos haciendo un ejercicio de posicionamiento. Aunque a veces de forma inconsciente, estamos trazando un mapa mental con un sistema de referencia que sea válido desde la posición en que nos encontramos. Así se entienden nuestras explicaciones en cualquier situación de la vida que requiera orientarse. Ante la típica pregunta ¿dónde está determinada calle o monumento?, las instrucciones son referencias desde nuestra posición (punto origen): avanzar recto hasta aquel edificio de ladrillo rojo, tomar la calle de la derecha y seguirla hasta una plaza con un quiosco de música, etc.

      Figura 1.4 Proyección U.T.M. Ejemplo de designación de un punto con aproximación de 100 metros.

      Pero para evitar múltiples sistemas de referencia (tantos como observadores o personas), hemos adoptado un sistema de referencia y de localización universal y normalizado, es decir, tenemos un sistema válido e invariable para todas las personas. Se trata de la dirección norte-sur, coincidente a grandes rasgos con el eje de rotación de nuestro planeta. Como veremos, buscar el lugar por donde sale el Sol (antiguo concepto de orientación) no cumple exactamente con los requisitos fijados en un sistema de referencias.

      La orientación es el ejercicio de reconocer la dirección norte-sur. Gracias a ella posicionaremos geográficamente los puntos cardinales (norte, sur, este y oeste).

      Históricamente, la humanidad ha buscado en el firmamento referencias fijas y precisas que posibilitaran su orientación. El Sol y algunas otras estrellas por la noche son nuestros puntos de referencia fundamentales. Veamos algunas técnicas básicas de orientación diurna y nocturna.

      El Sol es una estrella fija en el centro de un sistema planetario del que forma parte la Tierra. A pesar de sus aparentes variaciones a lo largo del día y de las estaciones del año, consecuencia de la rotación de nuestro planeta y de la inclinación del eje de rotación sobre el plano de la eclíptica (plano de la órbita circunsolar), el Sol es un elemento de primera magnitud para orientarnos durante el día, y sus “movimientos” son regulares y bien conocidos.

      Sabemos que, básicamente, el Sol sale por el este y se pone por el oeste. Pero esto sólo sucede exactamente durante dos días al año: 21 de marzo y 23 de septiembre (equinoccios de primavera y de otoño, respectivamente). El resto de días cambia paulatinamente el lugar por el que sale y se esconde el Sol: durante el invierno y la primavera, el Sol se desplaza gradualmente hacia el norte, alcanzando la distancia máxima el solsticio de verano (21 de junio), mientras que, a partir de esta fecha, el Sol retrocede nuevamente hacia el sur, alcanzando la distancia mínima el solsticio de invierno (21 ó 22 de diciembre). Este planteamiento explica la diferente duración del día y de la noche en nuestra latitud (sólo en los equinoccios el día y la noche duran exactamente lo mismo: 12 horas cada uno).

      Ante esta pequeña variación anual, el único argumento válido es que el Sol, al mediodía (cenit o punto de máxima altura del Sol sobre el horizonte), se alinea con la meridiana del lugar en que nos encontremos. Es decir, el Sol se alinea al mediodía con la dirección norte-sur, momento en que la sombra proyectada por un objeto nos señalará el norte geográfico (el Sol está exactamente situado en el sur sobre el horizonte).

      Todos estos aspectos fundamentales podemos certificarlos en el campo (por ejemplo, en un campamento) con la sombra proyectada por un gnomon, sencillo instrumento que consta de un estilo vertical (podremos utilizar un bastón, palo o estaca) ubicado en el centro de una circunferencia horizontal, en la que iremos señalando sucesivamente el extremo de la sombra que proyecta el estilo vertical. Como se puede ver en la figura 1.5, trazamos la circunferencia con el radio que nos proyecta la sombra del estilo al amanecer (la sombra del estilo al atardecer tocará también el arco de la circunferencia). El segmento entre P y A limita el extremo de la sombra proyectada por el estilo entre el amanecer y el atardecer (cada hora podemos señalar sucesivamente la sombra), y su mediatriz, coincidente con la sombra más corta del mediodía, indica la dirección norte (en dirección opuesta se encuentra la dirección sur). Acabamos de establecer con exactitud la meridiana del lugar, la dirección nortesur.

      Figura 1.5 Determinación de la meridiana de un lugar (dirección norte-sur) mediante un gnomon.

      Siempre que el Sol sea visible, un reloj con manecillas también puede ser un preciso instrumento de orientación. Si se dispone de un reloj digital, podemos dibujar en un papel o en el suelo su homónimo con saetas.

      Antes de comenzar el ejercicio, deberemos poner el reloj en horario solar (en muchos países, la hora solar no coincide con la hora oficial: en España la hora solar suele ir retrasada 1 hora en invierno y 2 horas en verano). Para ello, tal y como se indica en la figura 1.6, colocaremos la aguja horaria (saeta pequeña) señalando la posición del Sol en ese momento. Mentalmente trazaremos la bisectriz del ángulo formado entre las 12 del reloj y la aguja horaria que señala el Sol. La bisectriz nos indica la dirección sur. Es obvio que, si es mediodía (12 hora solar), el Sol se encuentra en la posición sur.

      El mismo procedimiento del reloj puede ser empleado por la noche con la Luna, pero ¡atención! sólo con la Luna llena (plenilunio).

      En el hemisferio boreal, la orientación nocturna no ofrece dificultades especiales gracias a la Estrella Polar, astro situado en la constelación de la Osa Menor, visible en el cielo durante todo el año y fácil de reconocer gracias a algunas constelaciones vecinas muy características.

      Curiosamente, una fotografía nocturna de la Estrella Polar, con una exposición de varias horas a lo largo de la noche, nos mostrará una serie de circunferencias СКАЧАТЬ