Mamá en busca del polvo perdido. Jessica Gómez
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Название: Mamá en busca del polvo perdido

Автор: Jessica Gómez

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Harpercollins Nf

isbn: 9788491396079

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СКАЧАТЬ sí, mami, que tengo que colgar. ¿Te parece bien si te los llevo después de comer?

      —Vale, sí. ¿Y a la peluquería cuándo vas?

      —Te veo el jueves, mami, ¿vale? Muchas gracias.

      Respiré hondo al colgar. Tocada, pero no hundida.

      Maya apareció por mi izquierda, con sus largos — largos largos— rizos al viento y un papelito doblado en la mano.

      —Traigo carta del cole.

      —Ah, muchas gracias, Isla.

      Abrí el papelito:

      Me cago en la puta.

       Pues empezamos bien.

      La buena noticia es que, tras un exhaustivo examen, pudimos confirmar la no presencia de piojos en las cabezas de nuestros dos hijos mayores.

      La noticia regular es que, al final, hube de comprobar yo ambas cabezas, porque Didier no distingue una liendre de una pelusa. Probablemente tampoco distinguiría una liendre de un huevo de pato —y que conste que digo esto en favor de las pelusas—. Y la noticia mala es que ayer por la tarde no pude comprar un antipiojos, así que por la noche tocará otra sesión de comprobación de pelos, incluidos los de los adultos y, claro, los del bebé.

      Lo que probablemente nos tendrá bien entretenidos a los cinco hasta tarde, apretaditos en un baño que apestará a amoníaco —por mucho que la pegatina diga que esa mierda antipiojos huele a melocotón—. ¡Yuju!

      * * *

      A las cinco y media de la tarde estaba en el parque con Maya y Teo, esperando a que Gabi saliera de clase de cocina, y me entró un wasap de la Vane.

      Oye, puta gorda

      Qué

      Que cuando nos vemos, que te tengo

      que contar :D

      Pff

      No sé, titi,

      estoy hasta arriba

      No me habías dicho que esta semana

      tenías las tardes?

      Sí, tenía, pero a Dero le han cambiado

      el turno

      Joder

      Y si vienes con los críos?

      A que escuchen tus guarradas???

      No, gracias

      Y dejarlos con tu madre?

      Es que ya se los voy a llevar mañana

      Que tengo que hacer una cosa :P

      Ah, muy bonito, no tienes tiempo pa mí

      y tienes tiempo pa una cosa

      Posí

      Tía, en serio, que te tengo que ver, que

      te tengo que contar algo muy fuerte!!!

      A ver si para la semana que viene me arreglo, vale?

      Okkkk

      La Vane y sus movidas del Tinder y del Wapa. A ver a qué gilipollas superincreíble ha conocido esta vez.

      Estamos en racha: libramos piojos, y eso siempre es una gran noticia, porque solo hay una cosa en el mundo que me produzca más tedio que limpiar los armarios de la cocina, y esa cosa es despiojar los rizos de Maya, que empieza a decir que le estoy haciendo daño antes de que la toque y sigue quejándose de dolor de cabeza «por mi culpa» una semana después. Si algo acaba por joder para siempre nuestra relación madre-hija, no será lo mal que yo pueda llegar a gestionar su adolescencia ni un posible consumo de drogas —por parte de cualquiera de ambas—: serán los piojos.

      Pero no tenemos piojos, así que todo bien. Mi hija y yo nos seguiremos queriendo.

      * * *

      Tuve el tiempo justo y necesario para comportarme como una madre negligente y darme una ducha mientras el bebé dormía una minisiesta y Dero sacaba al perro en cuanto terminamos de comer. Conseguí estar en casa de mi madre con los tres niños a las cuatro y veinte.

      —¡Hola! —Nos recibió mi madre feliz—. Ay, ¡qué guapos estos niños! —Tres, dos, uno…—. ¿Vas a ir así vestida?

      Si es que no se puede aguantar, la pobre.

      —Claro. ¿Cómo quieres que vaya?

      —Mujer, pues un poco arreglada.

      —Mamá, que voy a depilarme…

      —¿Te has puesto ropa interior bien?

      —Nop. —Me miró con cara de susto—. No llevo bragas.

      —¡Mari Paz!

      —Que sí, mamá, jolines. Todo en orden. Me voy corriendo que voy justa, ¿vale?

      Le di un beso gordo y me di la vuelta mientras ella iba cerrando la puerta.

      —¡Ah! ¡Mamá! ¡No les des azúc…!

      PLAS. Puerta cerrada.

      Bueno, son solo un par de horas. Me voy que no llego.

      * * *

      —Maja, menuda pelambrera tienes aquí.

      —Eva, si no tuviera pelos, no tendría que venir a que tú me los quites.

      Sentir el pegote caliente y pegajoso de repente sobre la ingle es una de esas razones indirectamente responsables de que no me entusiasme ir a depilarme. Aparte del tirón, claro. Es lo más parecido a la revisión de ginecología: intentas llevarlo con dignidad y poner cara de que no te importa estar ahí, pero preferirías estar en cualquier otro sitio un poco más amable, como sacándole punta a los cuernos de Satanás.

      —¿Y qué quieres? ¿Quitarlo todo?

      —Sí.

      —Pero ¿todo todo?

      Joder, ya empezamos.

      —Yo qué sé, Eva, no sé. Todo.

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