Del lamento a la revelación. John Harold Caicedo
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Del lamento a la revelación - John Harold Caicedo страница 17

Название: Del lamento a la revelación

Автор: John Harold Caicedo

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

Серия:

isbn: 9781953540393

isbn:

СКАЧАТЬ vas a saber si Él es tu proveedor si nunca te ha faltado nada?

      ¿Cómo vas a saber que Él es tu sanador si nunca has tenido un dolor? ¿Cómo lo vas a saber?

      Los sobrevivientes de esta situación vamos a poder relatar a las futuras generaciones que pasamos por momentos críticos, que estuvimos encerrados en nuestras casas sin poder salir, que la gente tenía temor de contagiarse, que la gente se agolpaba en los supermercados llenos de desespero, que los hospitales no daban abasto y que en Italia los camiones del ejército llevaban los cadáveres por montones.

      Si, podremos contar eso. Pero también tendremos que contar que hubo Alguien que nos protegió, que hubo Alguien que no nos dejó solos, que hubo Alguien que nos ayudó a pasar por estos tiempos de tormenta. Podremos decirle al mundo que Jesús estuvo con nosotros todos los días, en cumplimiento de su promesa, y que pudimos sobrevivir por su gran poder y misericordia sobre nosotros. Él nos está dando una señal ineludible de su Presencia.

      Sí, empecé este capítulo diciendo que si hace algunos meses hubieras escuchado estas noticias de hoy en día no las hubieras creído.

      Pero resulta que hace veinte siglos recibimos noticias del cielo que aún muchos no han creído.

      Escucha lo que dice Jesús en Lucas 12: 4-7 y créelo hoy más que nunca:

      “Más os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quien debéis temer. Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo: a este temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado por Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

      También el mismo Señor Jesucristo dice un poco más adelante, capítulo 12: 32: “no temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”

      Aun en las tempestades los hijos de Dios tienen una palabra de aliento. Aun cuando las cosas no parecen muy buenas, los hijos de Dios se levantan para pronunciar palabras dadas por el Maestro para cada ocasión. Cuando muchos se rinden, los hijos de Dios se levantan. Cuando muchos pierden la dirección, los hijos de Dios saben cómo llegar a buen puerto.

      Aquí hay una respuesta para el mundo.

      Es verdad que has estado encerrado en tu casa y a lo mejor hasta el empleo has perdido, o al menos te han dicho que no puedes ir a trabajar por un tiempo.

      Es verdad que las noticias se suceden tan rápidamente que por momentos mejor deseamos apagar los televisores, los computadores o las radios porque nos abruman.

      Pero no podemos olvidarnos de quiénes somos.

      Quizás por escuchar solo las noticias del mundo podemos olvidarnos de escuchar las noticias del cielo. Desde allí Dios sigue hablando a nuestras vidas con las mismas palabras que siempre nos ha repetido: No temas.

      Estos tiempos exigen una respuesta clara de parte de la gente de fe. Como iglesia obedecemos y nos sometemos a las ordenanzas de las autoridades, pero también nos mantenemos en el lugar de confianza en el cual Dios nos ha puesto bajo su amparo y abrigo.

      Necesitamos saber cómo responder en tiempos de crisis. Somos el pueblo de Dios.

      Aun en medio de las peores tempestades es posible encontrar a Dios.

      Es posible que en este mundo materialista alguien quiera solo preservar sus bienes sin importar los seres humanos que son afectados. Hay muchos que harían lo que fuera para alcanzar algo material sin importar si tienen que pasar por encima de cualquier persona.

      ¿Y qué tal si lo pierdes todo?, preguntaría el Señor. ¿Aun así me seguirías? ¿Aun así me amarías? Si te quedaras en bancarrota, si perdieras todos tus bienes, si dejaras de tener aquello que representa tu seguridad, ¿aun así te mantendrías fiel a mí?

      Qué importante sacar tu fe de lo que crees que te da seguridad. Porque a lo mejor piensas que eres una persona de fe pero tu fe está puesta en el dinero que tienes en el banco, en el trabajo que tienes, en las personas que te rodean, en la salud que mantienes.

      Pero, ¿y si se pierden? ¿Y si no te queda nada? ¿Aun así seguirás teniendo fe?

      Hay un virus peor que el que está pasando actualmente. Es el virus del temor.

      Indudablemente no negamos la gravedad de lo que está pasando, pero entendemos que nuestra fe es puesta a prueba en momentos así.

      En lugar de esparcir el virus, a lo mejor tú estás esparciendo otro virus, el virus del temor.

      En mis lecturas de la Biblia, nunca vi a Jesús asustado o diciéndole a la gente que se asustara por algo.

      Solo a los fariseos a quienes les advirtió que necesitaban arrepentirse o de lo contrario no entrarían en el reino de los cielos.

      Pero jamás a los suyos. Por el contrario, el mensaje continuo de Jesús fue a no tener temor.

      Eso no significa que no sigamos las reglas de las autoridades o que simplemente ignoremos lo que pasa alrededor y vivamos como si nada estuviera pasando, no.

      Por el contrario, somos prudentes y seguimos lo que nos piden, pero sin estar desesperados, sino más bien confiados y seguros en el Señor.

      Definitivamente es el tiempo para no cesar en la oración.

      Podemos estar separados por la distancia, pero unidos en un mismo Espíritu.

      Grandes cosas suceden como respuesta a un pueblo que ora. En la Biblia encontramos momentos así. Cuando Josafat se vio en peligro llamó a todo el pueblo a ayunar y a orar.

      Cuando Ester tenía que enfrentar al rey, llamó a todos y a sus doncellas a orar y a ayunar.

      Una y otra vez es el modelo bíblico.

      Lo mismo sucedió con los discípulos de Jesús, con Esdras, con Daniel, etc.

      Orar y ayunar y siempre hubo grandes respuestas cuando el pueblo de Dios oró de esa manera sin detenerse.

      Ese es nuestro tiempo. Esa es también nuestra respuesta a la crisis.

      Este podría ser en realidad el tiempo más productivo para que muchos finalmente conozcan al verdadero Salvador del mundo que se llama Jesucristo.

      Puede ser un momento extraordinario para un gran avivamiento sobre la tierra.

      No podemos perder la perspectiva de las cosas. El mundo está en un momento demasiado grave. La crisis ha llegado prácticamente a todos los rincones de la tierra, pero si tú de verdad has creído en Jesús, tienes que saber que Él sigue estando en su trono, que Él no se está agarrando la cabeza en este momento diciendo: me tomó desprevenido este virus, que Él en realidad es un Dios soberano que está en control de todas las cosas.

      Este virus no nos va a quitar versículos de la Biblia.

      Tenemos que seguir creyendo que como dice Romanos 8:28: todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, esto es a los que conforme a sus propósitos han sido llamados.

      Tenemos que seguir creyendo СКАЧАТЬ