El proyecto Centauro: La nueva frontera educativa. José Antonio Marina Torres
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СКАЧАТЬ La memoria, una propiedad general del sistema nervioso, ha hecho al sapiens. Por eso, sin conocer cómo funciona, cómo ha evolucionado, cómo determina nuestro comportamiento, no podremos entender lo que hacemos.

      El progreso evolutivo del ser humano ha sido posible porque la memoria asimila las experiencias de otras personas. No tenemos que comenzar de cero. Esto nos ha permitido separarnos gradualmente de la vida animal. Si decidiéramos no educar a un niño, ¿a qué nivel evolutivo regresaría? Los casos que conocemos de «niños lobos», es decir, de niños raptados por animales y que sobrevivieron entre ellos, muestran que utilizaron su memoria, su capacidad de aprendizaje, para aprender «pautas lobunas». También ellos fueron híbridos de biología y cultura. Aprendieron lo que tenían a su disposición. Si los abandonamos a un entorno digital, aprenderán «pautas digitales». Ya veremos lo que esto significa.

      Cada uno de nosotros ha recibido una doble herencia: la genética y la cultural. Nacemos y crecemos, pues, con un doble genoma. En nuestro organismo físico y mental están presentes acontecimientos muy remotos, resuenan voces muy antiguas. El cinco por ciento de nuestro genoma es neandertal. Nuestro cerebro fue modificado por la aparición del lenguaje. Ante este hecho, he reclamado la necesidad de una ciencia de la evolución cultural, necesaria para comprendernos como especie. Es en realidad una biografía de la humanidad, con dos ramas que se entrecruzan, como lo hace la doble hélice de nuestro ADN: una hélice biológica y otra cultural. Ambas interaccionan. La biología hace posible la cultura, y la cultura acaba cambiando la biología. Esa ciencia muestra cómo el aprendizaje —la memoria, la educación— ha influido en la historia que nos ha conducido hasta el presente. Expone las distintas ideas que la humanidad ha tenido sobre sí misma. A partir de esos conocimientos, y aprovechando los resultados de diversas ciencias, podemos elaborar la psicología emergente que la escuela necesita. Nos permitirá conocer cómo surge la personalidad individual de estructuras biológicas y relaciones culturales. Una vez elaborada, esa psicología nos permitirá explicar la evolución, pero previamente tenemos que extraerla de sus manifestaciones históricas. Seguimos así el principio enunciado por Wilhelm Dilthey: para conocer la mente humana no nos sirve la introspección. Debemos estudiar sus manifestaciones a lo largo de la historia, sus creaciones culturales. Viajaremos, pues, desde las culturas a la mente que las hizo posible, para desde ella explicar las culturas. Es el «bucle prodigioso» que está en el origen de nuestra evolución.

      resumen del capítulo I

      Descartes decía que había que repetir una y otra vez un argumento, o una demostración para que, por muy larga que fuera, el entendimiento acabara captándolo de una sola vez. Este libro es un argumento, y quiero contarlo de manera más y más resumida.

      Hemos entrado en la sociedad del aprendizaje, imprescindible para sobrevivir en un mundo que cambia aceleradamente. El pensamiento posmoderno, la sociedad líquida y un multiculturalismo mal entendido, han difuminado conceptos como «libertad», «responsabilidad», «verdad» o «bien». También se ha devaluado el sujeto humano, se apuesta por un «sujeto débil» y diluido en la red. Se anuncia un cambio profundo de la especie humana y se habla de transhumanismo o posthumanismo. No sabemos hacia dónde. Lo único que podemos cuidar es el tipo de personalidad que desearíamos que condujera ese cambio. Esa es la tarea de la educación. Lo malo es que carecemos de un modelo psicológico adecuado. La inevitable especialización ha elaborado una brillante psicología de la hamburguesa, de difícil aprovechamiento en la escuela. Por ello propongo elaborar una teoría psicológica y filosófica del sujeto humano desde la educación. Este proyecto se justifica porque nuestra especie puede definirse como animal docens, el animal que educa a sus crías y al hacerlo le transmite la cultura. El aprendizaje es un factor evolutivo fundamental en el caso humano. Por eso, a partir de una ciencia de evolución de las culturas, que nos informa de cómo ha evolucionado la humanidad, propongo elaborar una psicología emergente que nos sirva para fundamentar la educación. ¿Qué emerge? La personalidad individual. ¿De dónde? De la biología y la cultura.

      II. el sujeto y la acción

      Para que hubiera un comienzo, fue creado el

      Hombre, antes del cual no había nadie.

      San Agustín (De civitate Dei XII, 20)

      1. desvelar el enigma del ser humano

      En el acto III de Hamlet, príncipe de Dinamarca, Shakespeare escribe un diálogo que deberíamos recordar todos los docentes. Guildenstern, un cortesano, intenta descubrir los sentimientos de Hamlet, quien molesto por su insistencia le pide que toque la flauta. Guildenstern le responde que no sabe, que sería incapaz de producir el menor sonido. Entonces, Hamlet le replica: «¿Creéis que es más fácil hacerme sonar a mí que a una flauta?». Con frecuencia, cuando intentamos sacar de nuestros alumnos bellas melodías, pensamos que es una tarea más sencilla que tocar la flauta. Este libro intenta describir, con toda la claridad que he podido, algo enormemente complicado: la personalidad que guía el comportamiento de nuestros alumnos. Sigue el consejo de Einstein: «Debemos explicar las cosas de la manera más clara posible, pero no más».

      2. en el principio era la acción

      Al comienzo de la obra de Goethe, Fausto se pregunta por el inicio de todo. Descarta varias posibilidades: «en el principio era la Palabra», «en el principio era el Pensamiento», «en el principio era la Energía». Al fin cree dar con la respuesta acertada: «En el principio era la acción». Vamos a tomarlo como lema.

      La acción es el tema principal de la psicología, la sociología, la economía, la ética, la neurología y la educación. El sujeto es el origen de la acción. El cerebro —y su propiedad principal, la inteligencia—, tienen como función dirigir bien el comportamiento. En el caso de los animales, para conseguir fines programados: evitar el dolor, nutrirse, reproducirse. En el caso humano, los fines son más amplios y variados. Como señaló Tomás de Aquino, los deseos físicos son finitos, pero los de la inteligencia son infinitos.

      Realizamos muchos tipos de movimientos: automáticos, condicionados, impulsivos, voluntarios. Se ha reservado tradicionalmente el calificativo de «actos humanos» a los que se realizan después de una decisión supuestamente consciente y libre. He hecho la salvedad de decir «supuestamente» porque todos sabemos por experiencia lo difícil que es atribuir esos calificativos a las decisiones. Acabo de leer una noticia sobre el hundimiento de una patera en el Mediterráneo. Han muerto veinte personas, entre ellas tres mujeres embarazadas y cinco niños. Entraron voluntariamente en la embarcación, incluso pagaron por hacerlo, pero ¿estamos seguros de que fue una decisión consciente

      La decisión de actuar es un hecho central para la psicología emergente, y, por supuesto, para la pedagogía. Nuestro objetivo es conseguir que nuestros hijos y alumnos —todas las personas, en general— tomen buenas decisiones. El joven, que elija bien sus estudios, sus compañías, sus comportamientos. El conductor, que no cometa imprudencias. El cirujano, que seleccione bien la técnica. El ciudadano, que decida bien su voto. La decisión es un momento axial. El eje alrededor del que todo gira. A un lado está el mundo de lo posible, lo temido, lo soñado, lo imaginado, lo calculado. Al otro, el mundo de lo realizado.

      Estoy descubriendo el Mediterráneo. ¿Qué es lo que quieren todos los padres y todos los docentes? No tener que estar continuamente dirigiendo, controlando, vigilando, corrigiendo a sus hijos y alumnos. Que sean responsables y tomen sus propias decisiones. Y, sin embargo, no tenemos ni una comprensión clara ni, menos aún, una metodología adecuada, para ayudarles. Es muy llamativo que las investigaciones sobre «toma de decisiones» procedan del mundo de la economía y de la empresa. De hecho, han dado lugar a una ciencia: «neuroeconomía». Es un campo interdisciplinario que busca explicar la toma de decisiones humanas, esto es, la habilidad de procesar múltiples alternativas y además seleccionar un curso de acción. ¿No les parece significativo que esta nueva especialidad no haya surgido en el campo de la educación, sino de la economía? ¿Y que СКАЧАТЬ