Desconocida Buenos Aires. Escapadas soñadas. Leandro Vesco
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      “Sobre la ruta provincial N.º 41 y a tan solo 13 kilómetros del casco urbano, se encuentra el paraje Colonia el Salado, un predio de 111 hectáreas que fue recuperado por el pueblo de General Belgrano luego de la gesta del 2 de septiembre de 1983, conocida como ‘El pueblazo’. Quien llega a este majestuoso lugar conocerá el viejo parque de la exestancia Santa Narcisa, que fue diseñado por Carlos Thays, denominado ‘Bosque Encantado’, compuesto de 24 hectáreas forestadas por pinos, cedros, magnolias, ginkgos bilobas y eucaliptos, entre otros, que le brindan a cada visitante un momento de encuentro con la naturaleza”.

      Desde el año 2012 se emplaza un parque hidrotermal denominado Termas del Salado, que cuenta con aguas hidrotermales de alta mineralización salina, con alto porcentaje de sodio, calcio y sulfatos. Tiene una temperatura en boca de pozo de 41 ºC. Las termas están en un lugar de barrancas, donde además se pueden apreciar inolvidables atardeceres.

      A un kilómetro de la ciudad se encuentra la zona costanera y balnearia sobre el río que ostenta ser el de mayor superficie sobre la provincia de Buenos Aires, el río Salado. Su margen brinda amplias posibilidades como la práctica de pesca deportiva, paseos en canoas o kayak. Debajo de una frondosa arboleda esperan bancos y mesas para aquellos turistas que deseen descanso y tranquilidad a orillas del río. Aquí se localizan dos balnearios: Viejo y Nuevo. El Viejo se extiende desde la pasarela hasta el arroyito. El Nuevo, de 5 hectáreas, tiene un natatorio olímpico y otro destinado a los niños, canchas de básquet, futbol, vóley, confiterías, consultorio médico y área de asadores. A mitad de ambos sectores está el Camping Municipal con forestación (sauce, palmera, eucalipto, álamo, pino), con áreas de estacionamiento, asadores, proveeduría, restaurante, dos baterías de vestuarios, administración, energía eléctrica, servicio de vigilancia, cuadrilla de limpieza. En tanto, el sector de pescadores, de características naturales y de singular belleza, es comunicado por el camino compactado que une la compuerta N.º 2 y el puente sobre la RP 29, llamado “Paso de la Baguala”. Cabe señalar las posibilidades de navegación del río, con pequeños botes y canoas.

      “La principal casona de la vieja estancia Santa Narcisa, que data de fines de siglo XIX, fue restaurada y remodelada para ser convertida en el Museo de las Estancias, a partir de 1999. Esto permitió revalorizar la actividad productiva de los antiguos pobladores de la zona y exponer en sus salas las primeras herramientas que se utilizaron en la Granja Santa Narcisa para la elaboración de dulces, quesos y producción de frutas y verduras envasadas para su exportación”, describe Rodríguez. En General Belgrano el pasado se preserva con orgullo.

      Puilquén, Reserva de lo Natural y ecoludoteca

       General Belgrano

      

      “La idea surgió por la necesidad en las personas de una reconexión con la naturaleza. La búsqueda de lo natural. Puilquén nació para sostener nuestro sueño y se transformó en un sueño en sí mismo. Es un canto al reciclado. En las instalaciones de un viejo ranario creamos espacios para que el turista pueda venir a reconectarse con la naturaleza y a conectarse con sí mismo. Con la tierra, con la lluvia, con el viento... todo fluye en armonía. Somos una parte de ese todo. Somos una Reserva de lo Natural, turismo rural sustentable”, define Roxana Paula de Menditte, una de las responsables de llevar adelante la primera ecoludoteca de la provincia de Buenos Aires y un hospedaje donde la propuesta es liberarse de las cargas de la ciudad y volver a caminar por el puente interior hacia la naturaleza y hacia nuestra esencia.

      Reserva de lo Natural, nunca mejor elegido un nombre para sinterizar una propuesta que fusiona una posada, un bosque, la costa del río Salado, el pastizal nativo, una granja, una huerta orgánica y un espacio construido con métodos naturales por 250 voluntarios de todo el mundo, donde se invita a los niños a jugar y a reflexionar sobre energías renovables y el cuidado del medio ambiente. Todo esto, en pleno campo y a merced de las aves, de la contemplación del amanecer y de la caída del sol, con el ojo puesto en lo pequeño, en disfrutar de los silencios, de caminatas por senderos florecidos. Con alimentos sanos y rodeados de tierra, rocío, aromas campestres, Puilquén es un arca de Noé bonaerense con la mirada puesta en regresar a lo esencial.

      La postal y esta soledad rural que se comparte se desarrollan dentro de la chacra de 12 hectáreas. Dos de ellas de bosque y a 500 metros está el río Salado, el Ecuador fluvial de la provincia. Se puede optar por tres tipos de alojamiento, cada uno con un estilo propio. “Todos de corte artesanal, reciclados, rústicos, pero con todos los servicios necesarios para descansar”, afirma Roxana.

      “La Posada Pionera” es para dos personas, con aire acondiciona­do para el verano y una milagrosa salamandra para el invierno. “El Refugio para el Pescador”, para cuatro personas, pensado para aquellos amantes de la pesca. Y una de las propuestas más originales de la provincia: “Mundo Rodante”, la oportunidad de dormir en una casa rodante bajo la sombra de añosos árboles. En lugares así se producen recuerdos inolvidables.

      El concepto de posada aquí se asocia a su versión original, cuando los viajeros en la época de los carruajes necesitaban refugio y contención para librarse de los achaques del viaje. “Como cuando los peregrinos llegaban de la ciudad para descansar, nuestros alojamientos están pensados como un lugar para recobrar fuerzas, alejados del centro de General Belgrano. Para salir de la cotidianeidad, salir de la rutina, seguir el viaje de la propia vida”, afirma Roxana.

      Puilquén significa “lugar del alma” y sobra espacio para las almas que quieren encontrarse alrededor de un fogón a la noche. “Sentimos la necesidad de cuidar la naturaleza. Sostenerla. Contemplarla, ayudarla a la regeneración, plantar árboles. Es una experiencia turística integral. Volver a las fuentes, producir nuestros alimentos, disfrutar del amanecer, encontrarnos con otros alrededor de un fuego, sentarnos en círculos, hacer arte, mirarnos a los ojos, abrazarnos, volver a lo esencial”, describe Roxana.

      Entre los árboles, y para aquellos que eligen la aventura, existe un amplio espacio de camping con todos los servicios. “El 90 % de la gente que vive en Argentina lo hace en las ciudades. Es algo que también es mundial. Hemos perdido el contacto con la naturaleza, ese contacto que tuvimos a lo largo de toda la historia como humanidad. En este lugar la intención es que te vuelvas a conectar con lo simple. Prender un fuego, disfrutar de la sombra de un árbol”, resume Pablo Bagatto, pareja de Roxana, el otro pilar del sueño.

      No bien se entra, se reconoce la propuesta y se habla con Roxana y Pablo (ellos están atentos a todo y sus historias completan Puilquén), existe la seguridad de que hay algo más profundo que une los hilos del destino aquí. La propuesta nació como un sueño, el de poder unir un proyecto musical y cultural para los niños de las escuelas rurales y poder sostenerlo con un alojamiento sustentable. Las ideas fueron naciendo, el aporte de las visitas, las redes, la economía circular, las noches y el intercambio de saberes culminaron en fortalecer el proyecto que derivó en dos caminos que se complementan: la ONG Puilque Alma Solidaria y la Ecoludoteca.

      Los niños son muy bienvenidos. La señal es esperanzadora. Ellos son los que más disfrutan de este rincón de libertad y juegos. “Desde la ONG realizamos, durante un tiempo, tarde de juegos para los niños y entendimos la necesidad de generar un espacio propio para esta actividad. Así nació la Ecoludoteca (la primera de la provincia de Buenos Aires). Una СКАЧАТЬ