E-Pack HQN Victoria Dahl 1. Victoria Dahl
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Название: E-Pack HQN Victoria Dahl 1

Автор: Victoria Dahl

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Pack

isbn: 9788413756462

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СКАЧАТЬ así los escalones, cerró de golpe.

      —Vuélvete a la cama, Molly.

      —Espera. Lo siento. No debería haberte dicho eso.

      —No tienes por qué disculparte. Algunas veces la verdad es dolorosa.

      —No, escucha… Yo…

      Cuando, por fin, él la miró a los ojos, Molly lamentó no estar vestida. No había ni una gota de chocolate fundido en aquella mirada. Ella estaba ante un muro de café sólido. Ben era el Jefe de la Policía, y ella era una mujer desnuda que estaba causando estragos en su mundo.

      —Ben, lo siento. Sé que esto es difícil de aceptar.

      —Es imposible de aceptar. Si estuviéramos saliendo te diría adiós y te explicaría por qué rompemos. Pero como no estamos saliendo… me marcho.

      —Esa nota no significa nada.

      —Me alegro de saberlo —dijo él, y tomó el pomo de la puerta.

      —¡Espera! Ben, lo siento. Tú no lo entiendes…

      —Claro que no. ¿Vas a apartarte de la puerta, o quieres que todo el mundo te vea?

      Molly se cruzó de brazos.

      —No me voy a ir a ningún sitio hasta que me escuches.

      —¿Es que tienes algo que decirme, o solo quieres distraerme otra vez?

      —Esa… esa nota no significa nada, y yo nunca me había puesto la ropa interior roja para nadie, salvo para ti.

      —Estupendo. ¿Eso es todo?

      Claramente, Ben no aceptaba más jueguecitos. Ella podía dejar que se marchara, o ceder un poco. Pero solo era miércoles, y ella quería estar con él por lo menos hasta el sábado. Era hora de aplicar la estrategia.

      —Está bien. Tenías razón en cuanto a Cameron. Es mi exnovio. Lo dejamos hace seis meses. Eso está completamente acabado.

      —Pero él te sigue mandando ropa interior, y quiere que te la pongas. Para él.

      —Se engaña. Y yo he tirado su regalo a la basura. No ha tenido nada que ver con lo de esta noche.

      —Entonces, ¿por qué todos esos secretos? ¿Y por qué las mentiras?

      —Yo no he menti…

      —Me dijiste, específicamente, que él no era un exnovio.

      —Está bien. Eso fue una mentira. Pero tú y yo ni siquiera nos habíamos besado cuando te lo dije. No estoy obligada a contarle mi vida privada a todo el que me pregunta.

      —¿Y ahora?

      —¿Ahora? Ahora ya te lo he dicho.

      —No me has dicho nada —replicó él, y se movió hacia la puerta—. Será mejor que te apartes de ahí.

      El pomo giró.

      La puerta se abrió y el viento helado entró en la casa. Ben salió, y ni siquiera miró hacia atrás para ver si ella se había escondido.

      —¡Está bien! ¡Para! Salí con Cameron durante menos de un año. Es oficial de policía, pero eso tú ya lo sabes. Es negociador de secuestros del Departamento de Policía de Denver. Rompí con él hace seis meses porque… porque es muy manipulador. Y desde entonces no he tenido muchas citas.

      Ben volvió a entrar y cerró lentamente. Sin embargo, volvió a hablar con tanta frialdad como antes.

      —¿Y qué tiene él que ver con tu trabajo?

      —Nada. Yo nunca le conté nada de mi trabajo.

      Él la miró con incredulidad.

      —Sí, claro.

      —Es cierto. En realidad, él tampoco me hizo demasiadas preguntas sobre eso. Ya ves cómo era nuestra relación.

      —¿Y saliste con él durante un año?

      —Sí. Estaba… confundida.

      —Está bien. Y si rompiste con él hace tanto tiempo, ¿por qué sigue enviándote ropa interior?

      —Ha sido un malentendido. Él pensaba que iba a venir a visitarme. ¡Yo no! —añadió rápidamente, al ver que Ben enrojecía.

      Él se pasó una mano por el pelo y se apoyó en la puerta.

      —¿Eso es todo? ¿No vas a contarme nada más?

      Molly se frotó los brazos. Estaba helada.

      —Te lo he dejado claro desde el principio, Ben. Mi trabajo es algo privado. He sido sincera en eso, y me parece que tú eres el deshonesto.

      —¿Yo?

      —Has sido traicionero. Has buscado información en Internet, has llamado a mi hermano y has investigado como si yo hubiera hecho algo malo. Creo que incluso has podido llamar a Cameron.

      —No lo he hecho.

      —¿No? De acuerdo. ¿Cuántas veces has buscado mi nombre en Google esta semana?

      —Eso… eso es aceptable. Todo el mundo lo hace.

      —Yo no te he buscado, idiota. Si quisiera saber a cuánta gente has disparado o cuántos turistas has sacado del río, te lo preguntaría.

      —¡Y yo te lo diría!

      —Eso sería una elección tuya. Tú podrías elegir. Déjame elegir a mí también, Ben, por favor —le rogó Molly. Entonces se estremeció de frío y Ben, entre maldiciones, se quitó el abrigo y se lo puso por los hombros. Ella se arrebujó en su calor y tragó saliva para que no se le cayeran las lágrimas—. Cuando dije que no tenías derecho a nada, quería decir que quiero que respetes mis derechos. Me conoces desde que era niña, pero ahora tengo una vida entera, y la vivo así por buenas razones. ¿No puedes respetar eso?

      Él siguió mirándola en silencio, fríamente. Sin embargo, ella notó que la tensión había disminuido. Ben, con las manos en las caderas, bajó la cabeza y miró al suelo. Después suspiró y volvió a mirarla.

      —Lo siento —dijo—. Tanto secreto me ha causado angustia, y me he sobrepasado. Me disculpo.

      —¿De verdad? —preguntó ella, que estaba a punto de echarse a llorar.

      —Molly, no —dijo él al darse cuenta, y se acercó. Entonces le tomó la cara entre ambas manos, y cuando ella intentó frotarse la nariz, no pudo porque su brazo estaba en medio.

      —¡Tengo que sonarme la nariz! —gimoteó.

      —Shhh. No pasa nada.

      —Sí, sí pasa. ¡Estoy desnuda y tengo mocos!

      —Si te doy СКАЧАТЬ