Название: Sanación de los recuerdos
Автор: Gustavo E. Jamut
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Sanación en el Espíritu
isbn: 9789877620597
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4- Cosmos: Proviene del griego kosmos, que significaba “adorno” y también “universo”, “todo lo que existe”, que a su vez se deriva del verbo kosmein (arreglo, adorno). A partir de kosmein se formó kosmetikós, que llegaría a nuestra lengua como “cosmético”. Los griegos concebían el universo como un todo armónico y organizado, con la belleza que surgía de las relaciones misteriosas entre sus partes, como los vínculos matemáticos hallados por Pitágoras y por sus discípulos.
5- R. Cantalamessa, El canto del Espíritu, PPC, Madrid, p. 39.
CAPÍTULO 2 BENDICIONES DE SANACIÓN PERSONAL Y FAMILIAR EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
Amarás a tu prójimo como a ti mismo
(Mc 12, 31).
En el capítulo anterior veíamos —y no está de más volver a recordarlo— (6) cómo las Bendiciones que se dirigen al instinto de socialización tienen el poder divino para producir cambios psico-afectivos. Y que dichos cambios abarcan: la afectividad, la sexualidad, las emociones y la entera y compleja trama de las relaciones humanas. Por lo cual la bendición sobre este instinto produce paz mental y emocional, restauración psicológica, liberación de miedos, de sensación de soledad y de ansiedad, reconstrucción de vínculos y crecimiento en la unidad.
Por lo tanto encontramos dos grandes categorías o variedades de bendiciones que se dirigen al instinto de socialización:
• Las bendiciones personales de restauración interior.
• Las bendiciones de restauración familiar e interpersonal.
A continuación veremos, por medio de las Sagradas Escrituras, cómo con frecuencia Dios pronuncia bendiciones a favor de nosotros, sus hijos; y cómo ellas producen efectos saludables. Al leer, memorizar, repetir y proclamar estas bendiciones del Señor, ellas producirán en nosotros y en las personas hacia quienes las pronunciemos un efecto concreto.
Estas bendiciones bíblicas fortalecerán la seguridad interior de que somos personas amadas y bendecidas por Dios, generando en nosotros actitudes positivas y animándonos a bendecir y a alabar a Dios cada día y en toda situación.
Las bendiciones de restauración interior
A ustedes, gracia y paz abundantes
(1Pe 1, 2).
A continuación veamos en las Sagradas Escrituras, por medio de algunos ejemplos, lo que produce la bendición de Dios en aquellas personas que necesitan alguna forma de restauración interior.
Ya el Antiguo Testamento mostraba el poder de la bendición para que el corazón se liberara de toda opresión y se llenara de alegría:
El pueblo suplicaba al Señor Altísimo, dirigía sus plegarias ante el Misericordioso, hasta que terminaba el culto del Señor y se ponía fin a la liturgia. Entonces, él descendía y elevaba las manos sobre toda la asamblea de los israelitas, para dar con sus labios la bendición del Señor y tener el honor de pronunciar su Nombre. Y por segunda vez, el pueblo se postraba para recibir la bendición del Altísimo. Y ahora bendigan al Dios del universo que hace grandes cosas por todas partes, al que nos exaltó desde el seno materno y nos trató según su misericordia. Que él nos dé la alegría del corazón, y conceda la paz en nuestros días, a Israel, por los siglos de los siglos. Que su misericordia permanezca fielmente con nosotros y que nos libre en nuestros días (Eclo 50, 19-24).
La bendición de Dios nos brinda la seguridad de su protección y nos libera de aquellos males que producen ansiedad y aflicción: Jabés invocó al Dios de Israel, exclamando: Si de verdad me bendices, se ensancharán mis territorios, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción. Y le concedió Dios lo que pedía (1Cr 4, 10).
La bendición de Dios renueva el entusiasmo y un nivel emocional elevado repercute en todas las áreas de la salud: El Señor renueva el entusiasmo e ilumina los ojos, da la salud, vida y bendición (Eclo 34, 17).
También nos enseñan las Sagradas Escrituras que la sabiduría atrae la bendición y en un proceso de retroalimentación, la bendición hace al hombre sabio: El hombre sabio está colmado de bendiciones, todos los que lo ven lo alaban (Eclo 37, 24).
La bendición es la presencia operante de Dios en la persona, que hace que ésta sea feliz: Has puesto sobre él bendiciones eternas, tú lo haces feliz con tu presencia (Sal 21, 7).
La bendición de Dios trae fortaleza y paz, las cuales comienzan en el corazón del creyente, para luego expandirse en todas las personas que le rodean y en todo lo que le circunda: El Señor dará fuerza a su pueblo, dará a su pueblo bendiciones de paz (Sal 21, 11).
También el Nuevo Testamento nos enseña el efecto benéfico que produce la bendición de Jesús en el nivel emocional:
La bendición trae armonía interior: Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios (Lc 24, 50-53).
Este es un claro ejemplo para comprender cómo la bendición de Jesús produce un cambio interior profundo en los apóstoles. Ellos, a causa de todo lo vivido después de la pasión, muerte y resurrección de Jesús se hallan consternados. Todos los parámetros por ellos conocidos hasta ese momento se hallan “patas para arriba”. Y, como si fuera poco, Jesús les anuncia que se va, y que vuelve al Padre. Seguramente vuelve a resurgir en sus corazones con intensidad el miedo al futuro, vuelven a padecer el temor de sentirse nuevamente abandonados por Jesús; y miles de preguntas se agolpan en sus mentes, las cuales no les permiten tener paz.
Sin embargo, nos dice el evangelista que después de la bendición que Jesús les da, antes de ascender a los cielos, ellos volvieron a Jerusalén llenos de gozo. Vemos así cómo la bendición de Nuestro Señor Jesucristo libera el corazón de temores e inseguridad, llena de confianza y de paz, brindándoles además un nuevo sentido de orientación a sus vidas.
El Catecismo reafirma este efecto producido por la bendición de Dios cuando dice: “La Ley, los Profetas y los Salmos que tejen la liturgia del Pueblo elegido recuerdan a la vez estas bendiciones divinas y responden a ellas con las bendiciones de alabanza y de acción de gracias.” (7)
Y esta respuesta, que menciona el Catecismo, sucede porque la alabanza y acción de gracias surgen cada vez más espontáneamente de aquellos corazones que participan y se benefician del proceso restaurador del amor Divino.
Testimonio
Sanar la herida del abandono materno
Carlos (8) era un hombre atormentado por los miedos interiores y por las inseguridades y se hallaba esclavizado por los mecanismos de defensa y de compensación que estos miedos le habían llevado a generar.
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