Название: Papel pintado
Автор: Diego Giacomini
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
isbn: 9789505567782
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El Banco de los Médici duró 97 años, de 1397 a 1494. En sus primeros días del siglo XIV, la banca Medici solo operaba con depósitos a plazo y no aceptaba depósitos a la vista. Por contrato, el banco podía invertirlos libremente dentro del plazo del contrato de depósito recibido. Como contrapartida, el banco le pagaba interés a sus depositantes. A partir de un determinado momento del siglo XV, el banco Medici comenzó a aceptar depósitos a la vista. De hecho, en documentos descubiertos del propio banco correspondientes a marzo de 1442, se encontraron anotaciones de probabilidad estimada que se consideraba que existían de tener que devolver el correspondiente depósito al cliente. De acuerdo con estimaciones de Raymond de Roover, los depósitos a la vista estuvieron respaldados en un 50% por reservas inmovilizadas, lo cual implicaba una expansión del crédito espurio de 2. Estos ratios fueron empeorando con el tiempo, sobre todo después de 1464, cuando la política crediticia expansiva se volvió desmedida. En este sentido, el banco llegó a operar con encaje inferior del 10%.
Esta expansión crediticia también dio lugar a boom & bust. Primero hubo un boom artificial basado en el crecimiento artificial de la cantidad de dinero con creación de depósitos y créditos sin contrapartida de ahorro genuino. Luego, más entrado en la segunda mitad del siglo XV aparece la recesión. Finalmente, el banco Medici terminó quebrando y todos sus activos cayeron en manos de sus acreedores, por las mismas razones por las que quebraron también el resto de sus competidores, es decir, por los inevitables efectos de expansión artificial y posterior recesión económica que siempre genera la violación de los derechos de propiedad privada y se hace intermediación financiera con los depósitos a la vista.
d) Barcelona: de la banca privada a la Taula de Canvi (24)
En Barcelona, al igual que lo acontecido en las ciudades italianas, los bancos privados aparecen en el siglo XIII. La regulación bancaria es de 1300/1301. Se estableció que cualquier banquero que quebrase sería declarado infame mediante un vocero público a lo largo de toda la ciudad de Barcelona, siendo castigado a mantenerse con una dieta estricta de pan y agua mientras no devolviera a sus acreedores el importe íntegro de sus depósitos. A su vez, en 1301, se estableció la obligación de conseguir avales o garantías de terceros para desarrollar la actividad bancaria, estableciéndose un mecanismo de diferenciación entre los banqueros con avales y los banqueros sin avales con el propósito de que los clientes pudieran identificar quiénes eran más (ponían mantel en su mesa) y quiénes eran menos solventes (no podían poner mantel en su mesa); respectivamente. Cualquier banquero que incumplía esta norma era juzgado y condenado por fraude y estafa.
Está claro que en los comienzos, las autoridades de Cataluña tenían un fuerte afán por defender la propiedad privada y que la banca privada no fuera fraudulenta. Tanto es así, que cuando comenzaron a aparecer algunos fraudes, las normas se pusieron todavía mucho más duras. Concretamente, en 1321 se estableció que los banqueros que no honraran sus compromisos con carácter inmediato serían proclamados en bancarrota y, en caso de no satisfacer sus deudas en el plazo máximo de un año, serían decapitados justo delante de su mesa y su propiedad vendida para hacer frente a sus obligaciones con los acreedores.
Más allá de las fuertes regulaciones, en Barcelona también se comenzó a violar la propiedad privada en forma generalizada y los banqueros comenzaron a crear crédito artificial con el financiamiento de los depósitos a la vista, es decir; artificial y sin contrapartida de ahorro genuino. El boom artificial se convirtió en bust y los bancos privados catalanes quebraron en masa, al igual que en Italia, bien entrada la segunda mitad del siglo XIV.
Estas crisis del sistema bancario catalán de fines de siglo XIV, llevó a que en 1401 se creara la Taula de Canvi de Barcelona, que se creó con la finalidad de aceptar depósitos y financiar con ellos los gastos municipales y la emisión de títulos de deuda pública de la ciudad de Barcelona; o sea, un banco creado por los burócratas públicos con el fin de lucrar a partir de los manejos fraudulentos de la actividad bancaria. En Valencia, se creó otra Taula de Canvi similar en 1407. La Taula de Canvi de Barcelona suspendió pagos en 1468 cuando sus reservas bancarias ascendían al 29% de los depósitos totales y por ende, la expansión del crédito era 3,3 veces el dinero metálico en caja del banco. La Taula de Canvi valenciana cerró mucho antes en 1419, obligando a la hacienda municipal a recurrir a prestamistas particulares con el consiguiente quebranto en la hacienda municipal.
e) Los Bancos de Sevilla (25)
En el siglo XVI, en época de Carlos V, los principales banqueros de Sevilla eran los Espinosa, Domingo de Lizarrazas, Pedro de Morga, Cristóbal Francisquín, Diego Martínez, Juan Íñiguez y Octavio de Negrón. En las primeras décadas del siglo, la actividad bancaria fue floreciente. A medida que más oro ingresaba de América, más floreciente se hacía. Así se generó un boom económico. Sin embargo, todos estos banquero terminaron quebrando por no poder hacer frente al retiro de depósitos a la vista entre 1553 y 1579, lo cual demuestra que actuaron fraudulentamente utilizando encaje fraccionario en un marco de asociación inmoral y complicidad en primera instancia con los burócratas de Sevilla y en último término con Carlos V, quien financiaba su política imperial con el producido fraude de la actividad bancaria. En pocas palabras, otra demostración más de que la política de expansión artificial de la cantidad de depósitos y crédito sin respaldo de ahorro genuino terminó generando en España, al igual que en Italia, un boom & bust en el siglo XVI. Hubo un auge artificial con aceleración inflacionaria en la primera mitad del siglo XVI que luego devino en recesión y crisis con quiebras bancarias.
f) El Banco de Amsterdam
Se creó en 1609 y surgió como contra respuesta al caos bancario acontecido en la segunda mitad del siglo XVI en toda Europa, pero especialmente en Italia y España, en donde la violación del encaje del 100% y la práctica bancaria fraudulenta que expandió el crédito en forma artificial, generó auges económicos artificiales que inexorablemente condujeron a fuertes recesiones posteriores con quiebras masivas y generalizadas de bancos.
En este contexto, desde su fundación uno de los pilares del banco de Amsterdam era mantener en todo momento un coeficiente de caja del 100 % para los depósitos «a la vista». Según Huerta de Soto, “se pretendía con esta medida desarrollar la actividad bancaria de forma legítima, y también evitar los abusos y quiebras que históricamente se habían venido produciendo en todos los países en los cuales el Estado, no solo no se había preocupado de declarar ilegal y prohibir la apropiación indebida del dinero depositado a la vista en los bancos, sino que por el contrario, y en la mayor parte de los casos, había terminado concediéndoles todo tipo de privilegios y licencias para su fraudulento actuar, a cambio de poder aprovecharse fiscalmente del mismo” (26).
Durante los primeros 150 años de existencia, el banco de Amsterdam guardó una relación de prácticamente 1 a 1 entre sus depósitos y reservas bancarias, manteniendo con gran celosía el encaje del 100% para los depósitos a la vista. Así los depósitos como las reservas en metálico pasaron de 1 millón de florines durante 1610/1616 a cuatro millones de depósitos a tres millones quinientos mil entre 1619 y 1635. Luego, pasivos y activos se vuelven a equilibrar perfectamente en poco más de 11 millones ambos en 1645. En 1772, tanto los depósitos a la vista como las reservas ascendían a 29 millones СКАЧАТЬ