Название: Lunes por la tarde… Tomo 2
Автор: José Kentenich
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Lunes por la tarde…
isbn: 9789567598571
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«Respice stellam, voca Mariam»: Mira la Estrella, invoca con confianza a María30.Suena hermosísimo: Respice stellam, voca Mariam.
Entonces, cuando pienso en dificultades interiores —quisiera estar con el mundo, disfrutar, y hacerlo como el mundo que me rodea— y siento que tengo que llevar una vida santa, cristiana, ¿quién me ayudará en esas tormentas? Mira la Estrella, invoca a María.
Cuando estoy inseguro acerca de cuál ha de ser mi vocación, de qué haré en el futuro, de cómo cumpliré las intenciones de Dios para con mi vida, la respuesta es siempre la misma: mira la Estrella, invoca a la Santísima Virgen.
Y cuando no sé cómo he de educar a mis hijos, cuando estoy angustiado pensando qué será de ellos cuando sean arrastrados a la tormenta del mar, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.
O cuando no sé cómo seguir en la lucha existencial de la vida, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.
Para expresar lo mismo, nosotros solemos decir: Mater perfectam habebit curam.
Así podríamos enumerar todas las dificultades de nuestra vida. Y siempre lo mismo: ¿dónde está la Estrella del mar?
Y cuando vemos cómo del otro lado el Bolchevismo avanza triunfalmente por el mundo y notamos que los católicos no sabemos qué hacer, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.
En nuestra Familia31 se reza una oración sumamente sencilla y hermosa. Dice así:
En tu poder
y en tu bondad
fundo mi vida;
en ellos espero
confiando como niño.
Madre Admirable,
en ti y en tu Hijo
en toda circunstancia
creo y confío
ciegamente.
Amén.
De ese modo queremos tener presente durante este mes la hoja de nuestra rosa. Si lo hacemos, la renovación de la alianza que hoy realizamos se tornará en una bendición sin fin para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos.
1 Plática en el santuario.
2 En su primera consagración, celebrada el 2 de febrero de 1956, los matrimonios recibieron como símbolo de su alianza una rosa. Véase tomo 1 y siguientes. El P. Kentenich interpretó en los encuentros subsiguientes los diferentes elementos del símbolo.
3 Sí, hija mía.
4 Véase Lc 1,46-55.
5 Lc 1, 49.
6 Lc 1, 46.
7 El P. Kentenich ha hecho una aportación importante en la formulación de un principio mariológico fundamental que contiene todas las diferentes afirmaciones sobre María, las fundamenta e integra. En la Semana de Octubre de 1950, él formuló ese principio de la siguiente manera: María «es, por oficio, la digna compañera y colaboradora permanente de Cristo, Cabeza de todo el mundo y de la Iglesia, en toda la obra de la salvación» (edición pro manuscripto de 1993). Del conjunto de la obra de salvación forma parte como primer paso la encarnación de Dios. Según el designio divino, la encarnación se dio gracias a la cooperación de María, que en libertad y amor dijo sí a los planes de Dios y, de ese modo, se convirtió en Madre de Dios. Así, su condición de madre es su primer y fundamental servicio como compañera y colaboradora de Cristo —pero no el único—. A partir de ese momento, María coopera ininterrumpidamente en la redención objetiva y subjetiva. La formulación del P. Kentenich según la cual María es la «colaboradora permanente del Señor en toda la obra de salvación» expresa frente a la caracterización de María como «Madre de Dios» una determinación mayor y más amplia.
8 Véase Lc 1,5s.
9 Véase Sal 104,32; 144,5.
10 Lc 1,54.
11 Lc 1,50.
12 Véase Lc 1,55.
13 En este punto se interrumpe brevemente la grabación. La frase ha sido completada en base a apuntes.
14 Véase Lc 1,26-38.
15 Lc 1,33.
16 Véase Lc 2,1-20.
17 Véase Mt 2,16-18.
18 La Santísima Virgen.
19 Véase Jn 19,25.
20 Véase la encíclica Mystici Corporis, del 29-6-1943, n. 19.
21 Véase Sermones de Scripturis 169,11.
22 En el ribete bordado que, a modo de delgado antependium, se coloca en el borde del altar de los santuarios de Schoenstatt suele aparecer la frase: «Nada sin ti – Nada sin nosotros».
23 Así como Dios, en la historia de salvación, da una y otra vez a determinadas personas y comunidades una misión especial, así ha entregado una misión original también a los miembros de la Familia de Schoenstatt. Cuando en ese contexto se habla de una misión especial debe entenderse siempre en sentido afirmativo, no exclusivo.
24 Véase Schoenstatt, Primera Acta de Fundación, n. 5.
25 La Santísima Virgen.