Название: Lunes por la tarde… Tomo 2
Автор: José Kentenich
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Lunes por la tarde…
isbn: 9789567598571
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Contemplemos, pues, una vez más detalladamente, primero, la actitud, segundo, el encuentro, y tercero, la bendición.
¿Con qué actitud va la Santísima Virgen con prontitud a la región montañosa? Es la actitud de la mediadora de gracias: ella quisiera hacer mucho bien, hacer el bien en lo terreno, pero también en lo espiritual.
Y ahora, el encuentro. Apenas la Santísima Virgen llega a la casa, ésta experimenta una múltiple bendición.
Primero, la mujer comienza a profetizar;
segundo, el hombre recupera el habla; y
tercero, el niño es santificado y salta en el seno materno.
Como vemos, la mujer comienza a profetizar. Adquiere una profunda captación de todo el orden sobrenatural. Y lo que hasta ese momento no había sabido, se le vuelve de pronto claro: María, que está allí para ayudarle, se ha convertido en Madre de Dios. «¿De dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor?» Por eso: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno». Y, finalmente: «En cuanto tu saludo llegó a mis oídos» —¿quién debe saludar primero, quién debe hablar primero, quién debe realizar primero el acto de amor? La Santísima Virgen tenía que venir— «saltó de gozo el niño en mi seno». «¡Feliz la que ha creído!»19. Como ven, con esto se desveló a Isabel toda la personalidad de la Santísima Virgen y su puesto en el plan de salvación.
¿Y el hombre? De pronto, queda libre de su mudez20. Y comienza a alabar a Dios. Lo hace en nombre de su familia. Y si leen lo que Zacarías proclamó, hallarán que también él ha sido profundamente introducido en todo el orden de salvación. Ve muchas cosas que otros hombres no ven. Ve la misericordia de Dios en su pueblo y en el mundo entero. Y reconoce la posición de su hijo, de Juan, en todo el orden de salvación. «Será profeta del Altísimo, irá delante de él a preparar el camino del Señor»21. Como ven, encuentro con María, una bendición de Dios.
¿Y el niño? Está todavía en el seno materno, y salta. Se había anunciado a Zacarías que, estando aún en el seno materno, quedará lleno del Espíritu Santo22. Y ahora que la Santísima Virgen viene y saluda, el Niño es liberado del pecado original en el seno materno. Por eso es costumbre en la Iglesia celebrar el nacimiento, y no (sólo) la muerte de san Juan Bautista23. El pueblo cristiano tiene afecto a este acontecimiento y ha adquirido la costumbre de encomendar a la Santísima Virgen ya a los niños que se encuentran el seno materno.
Éste es el encuentro de esta familia con la Santísima Virgen.
¿Qué hay que comprender como fruto permanente, como bendición permanente de este encuentro? Toda la familia se ha convertido en una familia santa. Por eso hablamos de san Zacarías, de santa Isabel y de san Juan.
Por la característica propia de la fiesta de hoy pienso que deberíamos considerar un poco más detenidamente a san Juan como san Juan, que fue elevado por Dios a través de ese encuentro de amor.
¿Cómo se yergue hoy ante nosotros san Juan como hijo de esa familia? Como una vigorosa figura de varón y como una delicada e intocada figura virginal de lirio.
¿Qué significa una vigorosa figura de varón? Basta con que leamos lo que el Señor dice posteriormente sobre él. ¿No le había anunciado ya antes (el ángel) a Zacarías: «será grande ante el Señor»?24 ¿En qué consiste la grandeza de san Juan?
Grande es él en la apertura a Dios,
grande en la pequeñez,
grande en la madurez,
grande en la pureza.
¡Grande en la riqueza! Juan está totalmente abierto a Dios y a lo divino. Ésa es la verdadera santidad: estar abierto a Dios y a lo divino. Hoy se tiene un concepto totalmente diferente de grandeza y de riqueza. Se extiende la mano hacia la genialidad de la ciencia, la genialidad del arte, la genialidad de la técnica y de la industria. Seguro, también el santo puede ser un genio de ese tipo. Pero esa genialidad no lo hace santo. ¿Qué lo hace santo? ¿Qué lo hace rico? La apertura a Dios, (la capacidad) de ver a Dios a través de todas las cosas y de permanecer constantemente en contacto y en unión con Dios.
Ésta es la riqueza de san Juan: estar constantemente en contacto con Dios, en contacto con el Señor.
Él es grande en su riqueza, grande en su pequeñez. ¿Qué dice de sí mismo? Ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias, de las sandalias del Señor25.
Él es grande en su madurez. ¿En qué estriba la madurez, la madurez moral? ¿Qué dice el Señor? ¿A qué habéis venido al desierto? ¿Qué queréis ver? ¿A un hombre vestido con ropas suaves? Juan no es así. ¡Es una vigorosa figura de varón! ¿Qué queréis ver en Juan? ¿A un hombre arrastrado de un lado a otro por el viento? ¡Qué va! ¡No es un hombre que esté siempre mirando lo que hacen los demás! Es un hombre que tiene el coraje de nadar contra la corriente. Es una vigorosa figura de varón26.
Continuemos: es grande en su riqueza, grande en su pequeñez, grande en su madurez, grande en su pureza. He ahí ante nosotros a la figura virginal de lirio. Para nosotros es evidente: donde reina y triunfa la Santísima Virgen tiene que estar arraigada la pureza. No en vano la Sagrada Escritura caracteriza a la Santísima Virgen así: el ángel fue enviado a una virgen, y el nombre de la virgen era María;27 ambas veces se reitera la palabra «virgen». Por eso se aplica a la Santísima Virgen todo lo que se dice en el Cantar de los cantares acerca de los lirios, las azucenas. Como azucena entre cardos, así es mi amada, así es la Santísima Virgen entre las hijas de Israel28.
Y si contemplamos hoy ante nosotros al Señor y a la Santísima Virgen tal como bendicen la casa, la familia de san Zacarías, y si vemos cómo bendijeron la casa a través de esa figura vigorosa de varón y figura virginal de lirio, se despertará también en nosotros el anhelo de que nuestra familia pueda engendrar asimismo hijos como él.
Si contemplamos el altar, hoy no vemos solamente rosas sino también azucenas. Eso debe señalarnos qué fuerte es también nuestro anhelo de que, de nuestras familias, broten azucenas.
¿Qué entendemos por azucenas? Son hombres virginales que se entregan de forma total e indivisa a Dios. Por supuesto, es una gracia el ser llamado a un carisma tal, a una tal condición de azucena. Pero donde la Santísima Virgen posa su pie, allí crecen azucenas, no sólo rosas.
¿Habremos visto ya lo suficiente en la segunda familia y en la segunda visita de la Santísima Virgen? ¿Entendemos qué significado tiene una consagración de familia como ésta?
¿Y la tercera visita? Una familia joven. Apenas se habían casado. Celebraban sus bodas. La Santísima Virgen visita junto con el Señor a esa familiaСКАЧАТЬ