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altura. A media altitud hay robles, hayas, castaños, arces, fresnos y muchas otras variedades de árboles de hoja caduca. Los bosques mixtos y de coníferas, especialmente desarrollados en el norte del Cáucaso Menor (Trialeti, cadena de Meskheti), se sitúan entre 1.250 y 2.300 m de altitud. En el Gran Cáucaso, a causa de las abruptas pendientes, el estrato de bosque es relativamente reducido y deja paso rápidamente a la zona alpina, similar a la de los Alpes. En las montañas cuya vertiente da directamente al mar Negro (desde Ayaria hasta Abjasia), encontramos un bosque húmedo templado de tipo subtropical, mientras que en el este las pendientes se deforestan rápidamente. Cabe destacar que en las montañas, pinos y alerces están mucho más presentes que los abetos y las píceas.
En la llanura, la flora ha sufrido mucho la mano del hombre: desde hace milenios, deforestación y ganadería han conformado el paisaje georgiano y han modelado el paisaje mediterráneo, dando a Georgia oriental un lugar predominante en las semiestepas de tipo carrascal. Al este como al oeste, los valles están plantados con huertos y cultivos hortícolas. Encontramos los árboles frutales comunes: manzanos, albaricoqueros, nísperos, ciruelos, nogales y, por supuesto, la vid, que ha modelado el paisaje kajetio. Señalemos también la fuerte presencia de granados, de moreras, de caqui y de sandías. Al oeste, en la llanura de Cólquida, la flora pantanosa original casi desapareció —excepto en la Reserva Natural del lago Paleastomi—, a causa del desarrollo de la agricultura y del urbanismo. En particular, en los años 1930 las autoridades soviéticas quisieron crear en Mingrelia, Guria y Ayaria una especie de «trópicos soviéticos», y para ello importaron de países cálidos muchas especies subtropicales que se han adaptado bien al clima local. Palmeras, cítricos (limoneros, mandarinos, naranjos), tabaco, té: estas plantaciones se implantaron para finalmente ser un elemento de pleno derecho del paisaje local. El Jardín Botánico de Batumi, en el cabo Verde, es un magnífico ejemplo floral de esta actividad.
La flora georgiana incluye oficialmente entre 4.200 y 4.500 especies vasculares, 675 tipos de musgos, 1.763 variedades de algas, 738 líquenes y 6.337 variedades de setas. Entre las plantas vasculares, 380 son endémicas de Georgia y 600 del Cáucaso. A grandes rasgos, las especies endémicas pueden dividirse en dos grupos: las especies localizadas y las especies que se encuentran en varias regiones del país. Entre las primeras, cabe citar la Iris iberica, que crece sólo en la parte sureste del territorio, y el Hypericum thetrobicum, en Yavajeti. El segundo grupo está compuesto por especies como el Senecio rhombifollus. El ecosistema del lago Paleastomi posee decenas de especies de plantas autóctonas y únicas del mundo.
Los bosques frondosos mixtos albergan especies comunes a este tipo de entorno, especialmente cérvidos, zorros, roedores y tejones, mientras que especies como la marta o el gato salvaje son cada vez más raras.
El lobo, el oso pardo, las cabras caucásicas y el lince poblaban en gran número los bosques que cubren las estribaciones del Cáucaso. Hoy, aunque todavía se encuentran en la montaña, su número ha disminuido considerablemente, llegando hasta la desaparición casi total de algunas especies. En el Gran Cáucaso, estas especies siguen presentes, en particular los lobos, numerosos, y los osos. En las alta montaña viven gamuzas, cabras y muflones. Los muflones pueden medir hasta 1,30 m de longitud, su pelaje toma un tono más oscuro en invierno y les suele aparecer una mancha clara sobre el lomo. Sus impresionantes cuernos se utilizan como «copa de vino» y algunos pueden contener entre dos y tres litros.
La población de jabalíes sigue siendo importante en el Cáucaso, especialmente en Azerbaiyán, donde, por motivos religiosos (los azeríes son musulmanes), no se los caza por su carne. En las estepas de Kajetia viven muchos chacales (menos numerosos en otros lugares) y algunos antílopes.
En la montaña es frecuente encontrarse atrapado en las carreteras en medio de un mar espantoso de ovejas que transitan por las trashumancias.
El caballo es un elemento importante de la cultura georgiana, especialmente en Georgia oriental, en Guria, cuyos jinetes llegaron a ser legendarios bajo el nombre de «cosacos» en la compañía del circo de Buffalo Bill. Incluso hoy, las comunidades de Guria organizan justas. Hay algunas especies autóctonas, a medio camino entre el caballo árabe y las especies europeas, y en la Mingrélia meridional todavía viven manadas de caballos salvajes.
El gato es clave en las calles de Tiflis, donde su comportamiento es mucho más «oriental» que el del gato europeo, ya que a veces llega a tener rasgos «egipcios».
Por último, los georgianos aprecian a los perros, de los que habrá que desconfiar, porque están por todas partes, en el campo y, a veces, callejeando. Hay especies autóctonas, el pastor caucásico, un enorme perro pastor con la apariencia de un león, salvaje y de pelo largo, y el pastor de Tusheti, de patas largas y al que se le cortan las orejas para no confundirlo con los lobos. Su mordisco puede ser fatal pero, instintivamente, se supone que ataca a los depredadores de los rebaños y es dócil entre los hombres de comportamiento sereno (es la fama que tiene, aunque no está demostrado).
En el territorio georgiano hay 360 especies de aves, de las cuales 250 son reproductoras. Las tres Repúblicas de Transcaucasia (Georgia, Armenia, Azerbaiyán) se encuentran en el cruce de un corredor de migración entre el mar Negro y el Caspio; por lo tanto, la población de aves aumenta considerablemente en primavera.
Durante el verano se pueden observar las rapaces del Cáucaso en regiones semidesérticas pero también en los bosques de la región del río Iori en Kajetia (de 200 a 800 m de altura), así como en todo el Gran Cáucaso. Alrededor del monte Kazbek tenemos todas las posibilidades de ver quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), buitres egipcios (Neophron percnopterus), el buitre negro de Eurasia (Aegyptius monachus), el buitre leonado (Gyps fulvus), el aguilucho papialbo (Circus macrourus), el pigaro europeo (Haliaeetus albicilla ), el águila imperial oriental (Aquila heliaca), el halcón peregrino (Falcon peregrinus) y al perdigallo caucásico (Tetraogallus caucasicus). La lista es muy larga. Las regiones situadas cerca de la costa del mar Negro también albergan numerosas especies de pelícanos (Pelecanus onocrotalus, Belcanus crispus) y cigüeñas (Ciconia nigra, Ciconia ciconia).
Los semidesiertos de Kajetia y Kvemo Kartli albergan especies de serpientes venenosas, en particular las «serpientes saltadoras», rojas y capaces de saltar para morder; puedes verlas en David Gardja en pleno verano pero tranquilo, son escasas y no suelen entrar en zonas habitadas. Se puede ver todo tipo de lagartos (a veces especies bastante voluminosas), así como escorpiones (de una especie sin veneno), que se encuentran a veces a las puertas de Tiflis.
Historia
La visión bíblica cuenta que los georgianos son los descendientes del bisnieto de Noé, Kartlos y de ahí el nombre de Kartli y por extensión el de kartveli, que significa «georgiano» en georgiano. Por extensión, la palabra georgiana para Georgia es Sakartvelo, «casa
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