Su alma gemela - Mi novio y otros enemigos. Nikki Logan
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Название: Su alma gemela - Mi novio y otros enemigos

Автор: Nikki Logan

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Omnibus Jazmin

isbn: 9788413489414

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СКАЧАТЬ y cruzó un semáforo en ámbar para seguir en movimiento y no tener que pararse. Nadie había esperado que ese tipo dijera que no. ¿Quién daba una negativa a una proposición matrimonial en vivo y en la radio? En directo se aceptaba, y luego, en la intimidad, se daba marcha atrás si no era lo que se deseaba. Era lo que haría el noventa y cinco por ciento de los londinenses.

      Al parecer, ese sujeto era el Señor Cinco Por Ciento.

      Aunque… ¿quién pedía en matrimonio a un hombre en un programa en directo de la radio si no estaba segura previamente de la respuesta que iba a recibir? ¿O había creído estarlo? No sería la primera persona a la que la realidad le demostraba que se equivocaba.

      La empatía hizo que apretara el volante con fuerza. ¿Quién era él para tirar piedras?

      Sin embargo, su humillación se había visto limitada a su familia y amigos.

      Solo doscientos de los más íntimos de Lara y suyos.

      La de Georgia Stone se extendería ese día por toda la ciudad y al siguiente por el mundo.

      Pisó el freno a medida que el tráfico se detenía a su alrededor y contuvo el impulso de tocar la bocina.

      No era que se imaginara que una chica como esa sufriría mucho tiempo. Alta, pálida y bonita, con el oscuro cabello corto y ondulado. Se había vestido casi de etiqueta para la declaración, un toque dulce e inesperado en el mundo informal de la radio. La mitad del personal iría a trabajar en pijama si dispusiera de dicha opción. Pero para el gran momento, Georgia Stone se había puesto un sencillo vestido de un rosa claro y finos tirantes en los hombros… casi un vestido nupcial en sí mismo si alguien quisiera casarse en una playa de Barbados. Demasiado ligero para febrero, lo que demostraba que las proposiciones públicas no eran lo único en lo que la bonita señorita Stone no reflexionaba demasiado.

      O quizá estaba buscando excusas para convencerse de que nada de eso era culpa suya.

      Él le había dado el visto bueno a esa promoción de San Valentín. Tan atractiva para el tipo de oyentes de EROS.

      Lo que había hecho que el descenso en el ascensor resultara tan doloroso.

      A pesar de que se le estaba rompiendo el corazón, ella había mantenido esa cortesía asombrada.

      «Gracias».

      Se lo había dicho cuatro veces en apenas dos minutos, como si fuera alguien que la estaba ayudando en vez de ser el sujeto que la había puesto en esa situación. Ella había firmado el contrato que él le había presentado. Se había expuesto a la humillación por la promoción de su radio.

      A pesar de que le acababan de destrozar la vida, le había dado las gracias.

      Una mujer bien educada. Joven… como mínimo debía de sacarle unos quince años, aunque era difícil saberlo. Activó la telefonía por voz.

      –Llama a la oficina –le dijo al coche.

      Esperó unos momentos.

      –EROS, Sede de Gran Música, despacho del señor Rush. Soy Casey, ¿en qué puedo ayudarlo?

      Dios, tenía que decirle que abreviara ese saludo.

      –Soy yo –anunció en el vehículo vacío–. Necesito que saques el contrato de la chica de San Valentín.

      –Un segundo –murmuró su ayudante–. Ya lo tengo. ¿Qué necesitas, Zander?

      –¿Edad? –el silencio le indicó que ojeaba el documento.

      –Veintiocho.

      O sea, que únicamente le sacaba nueve años. Lo que indicaba que tenía una piel extraordinaria. Como mucho, le habría echado veintidós o veintitrés años.

      –¿Duración del contrato?

      Hubo otra breve pausa.

      –Doce meses. Concluye con un seguimiento el próximo catorce de febrero.

      Doce meses de sus vidas. Se suponía que eso incluía la fiesta de compromiso, la boda completamente pagada, la luna de miel. Todo a cargo de EROS. Esa era la zanahoria de las cincuenta mil libras. ¿Por qué otro motivo alguien querría hacer público el momento más íntimo y especial de una vida?

      La zanahoria resultaba barata en términos de emisión internacional debido a la cobertura global que sospechaba que tendría esa promoción. Incluso en ese momento, cuando era probable que se hubiera convertido en un virus, atraería oyentes, estos atraerían publicidad y, esta, ingresos.

      Salvo que el seguimiento en doce meses sería un mal ejemplo de radio. Su mente fue directamente al eslabón más débil.

      –Casey, ¿puedes mandarme ese contrato a mi móvil y luego llamar a la ayudante de Rod para comunicarle que llegaré en una media hora?

      –Sí, señor.

      Cortó sin despedirse. La vida era demasiado corta para eso.

      Un año era mucho tiempo para crear contenido, pero si jugaban bien sus cartas, podrían salvar algo que durara más que unos pocos días. Aún esperaba que EROS se beneficiara de esa cobertura viral, pero el contrato también los vinculaba a ellos durante el próximo año.

      Dedicó la segunda mitad del trayecto a formular un plan. Tanto se concentró que al entrar en el cuartel general de su cadena ya lo tenía trazado. Les permitiría avanzar y rescatar parte del desastre de ese día.

      –Zander… –murmuró la ayudante de Rod cuando pasó delante de ella de camino al despacho de su jefe. Él se detuvo y se volvió–. Está con Nigel.

      Nigel Westerly. El propietario de la cadena. No era una buena señal.

      –Gracias, Claire.

      De pronto su plan de salvación no le pareció tan sólido. Nigel Westerly no había amasado una de las fortunas más grandes del país por ser manipulable. Era duro e implacable.

      Irguió la espalda.

      Bueno, si tenían que despedirlo, prefería que lo hiciera uno de los hombres que más admiraba de Inglaterra. Desde luego, no iba a deprimirse ni a preguntarse cuándo caería el hacha. Con elegancia empujó las puertas dobles del despacho de su director y se anunció.

      –Caballeros…

      Capítulo 2

      TODO el edificio National Trust era tan brillante y… optimista. Agradeció que su pequeño laboratorio de rayos X tuviera luz regulable. En ese momento estaba tenue y como en penumbra, dando la impresión de que no se encontraba allí, aunque no fuera cierto.

      El día después de San Valentín había llamado para informar de que se hallaba indispuesta y que no iría, pero luego había vuelto al trabajo de puntillas, siendo el jueves y el viernes una experiencia dura, con sonrisas de cuidada neutralidad de parte de sus compañeros. También había sido el día en que había enviado al departamento de plantas carnívoras de Kew un necesario y tardío correo electrónico.

      Muy СКАЧАТЬ