Madagascar. vvaa
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Название: Madagascar

Автор: vvaa

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги о Путешествиях

Серия: Petit Futé

isbn: 9782305023045

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СКАЧАТЬ Inglaterra, la he visto; la veo como mi eje.»

      Cuando murió, el 27 de julio de 1828, la prensa europea informó sobre la labor del soberano malgache, y los enviados especiales, sobre su magnífico funeral. Sin embargo, la gente desconfiaba cada vez más de esa cultura «blanca» que iba impregnando todos los ámbitos de la sociedad tradicional.

      El siglo XIX: desconfianzas y codicia

      La primera esposa de Radama, Ranavalona Manjaka, fue designada para suceder al rey y fue coronada como Ranavalona I. Declaró: «Yo soy la protección de las esposas, la protección de los hijos y también la protección de vuestros bienes, y cuando digo "tened confianza", tenedla porque soy una reina que no engaña.»

      Ranavalona I, recelosa de Europa y muy nacionalista, denunció en 1828 (pocos meses después de la muerte de Radama) los tratados anglo-malgaches firmados en 1817 y 1820. Expulsó a los misioneros británicos a Mauricio y se distanció de Inglaterra en muchos aspectos. Sin embargo, continuó modernizando el ejército, facilitó el comercio y permitió que un francés con quien tenía una relación especial, Jean Laborde, creara un centro industrial en Mantasoa, así como su propio palacio, el Rova de Manjakamiadana. La reina dijo: «No tengo vergüenza ni miedo de mis costumbres. Cualquier sabiduría, cualquier conocimiento que pueda hacer bien a este país, los acepto. Pero tocar las costumbres de mis antepasados sería en vano porque me opondría a ello.»

      Las relaciones entre Europa y Ranavalona I siguieron siendo complejas: en 1836 y 1837 envió embajadores a Inglaterra y Francia. Pero Francia, a pesar de la resistencia de los bastiones merinas, estableció una especie de protectorado en Nosy Be y en las islas circundantes.

      En 1857, el hijo protegido de la reina, Rakoto, organizó un complot con el apoyo de europeos influyentes... El golpe de estado fracasó. En represalia, Ranavalona ordenó la expulsión de todos los extranjeros, ¡incluido su amigo Jean Laborde!

      Tras la muerte de Ranavalona Manjaka, el 16 de agosto de 1861, su sucesor, Radama II, se embarcó en una política radicalmente diferente. Trajo de vuelta a Jean Laborde, proclamó la libertad de pensamiento y de culto, autorizó el regreso de misioneros de todas las religiones, abolió tareas y privilegios e inició un acercamiento a Francia. Además, el nuevo cónsul designado fue Jean Laborde. Sin embargo, esta política de apertura no satisfizo a todos: las instituciones se debilitaron y su reinado terminó con una guerra civil. Radama II fue asesinado el 11 de mayo de 1863 por orden del tradicional partido hova. Su primera esposa le sucedió bajo el nombre de Rasoherina.

      Muy rápidamente el poder se dividió entre la reina y el primer ministro, o primeros ministros, ya que Raharo y Rainilaiarivony se sucedieron en este cargo. Luego de que Rasoherina muriera en 1868, su esposo Rainilaiarivony (un hova) se casó con la segunda esposa de Radama II, quien se convirtió en la reina Ranavalona II.

      Ranavalona II delegó la mayor parte de su poder en el primer ministro, quien se consagró a la modernización del estado y fue un político prudente. Se redactó un Código Civil de 305 artículos y se estableció una administración territorial altamente estructurada en Imerina y en todos los territorios conquistados, incluidos Mahajanga, Toamasina y Fianarantsoa. Paradójicamente, los territorios conquistados a menudo recibían menos presión que Imerina para el pago de impuestos o la aportación de hombres.

      En cuanto a las relaciones exteriores, fue una época convulsa: Francia e Inglaterra tuvieron que apuntalar sus revoluciones industriales con conquistas coloniales, y las riquezas de Madagascar atrajeron su codicia. Las presiones eran cada vez más insistentes. Se firmaron acuerdos políticos y comerciales con Inglaterra en 1863 y con Francia en 1868. El primer ministro abolió la trata de esclavos y aceptó la actividad comercial de los europeos. Pero Francia ya estaba sacando a la luz sus reivindicaciones territoriales.

      En 1883 estalló la primera guerra franco-malgache tras la toma del valle del Sambirano por parte de los franceses. El primer ministro estaba muy decepcionado porque la misión de su embajador en Londres, en 1882, resultó ser un fracaso. De hecho, Inglaterra se negó categóricamente a intervenir militarmente, junto con el gobierno malgache, contra Francia.

      La reina murió en julio de 1883, cuando se desató la guerra. El primer ministro eligió como sucesora a Ranavalona III, con quien se casó. Así, Rainilaiarivony fue sucesivamente esposo y primer ministro de tres reinas.

      La guerra continuó en todos los puertos del este. Finalmente, a pesar de la resistencia de Toamasina frente a la flota francesa, Madagascar quedó en desventaja. El 17 de diciembre de 1885, el primer ministro firmó un «tratado» muy especial que implicaba una cierta dominación para conseguir la paz. El tratado estipulaba que Francia representaría a Madagascar en todas sus relaciones exteriores. El gobierno malgache se vio obligado a pedir un préstamo de diez millones de francos a un banco francés para retribuir a un general (francés) que se instalaría en Antananarivo. La tesorería malgache se arruinó.

       Demasiadas guerras. En 1890, todo se aceleró: Inglaterra aceptó el protectorado de Francia sobre Madagascar. A cambio, Francia dio a Inglaterra total libertad para tomar posesión de Zanzíbar. Pero el primer ministro y la reina no aceptaron estos hechos consumados y la segunda guerra franco-malgache estalló en 1894. A pesar de la feroz resistencia, el ejército malgache fue derrotado. El 30 de septiembre de 1895, la fuerza expedicionaria francesa comandada por el general Duchesne llegó a Antananarivo. El primer ministro fue deportado a Argelia, exilio del que nunca regresaría.

      El tratado del 1 de octubre de 1895 estipulaba que: «El gobierno de Su Majestad la reina de Madagascar reconoce el protectorado de Francia con todas sus consecuencias.» En apariencia, la monarquía permanecía pero, de facto, el general francés residente lo decidía todo.

      Sin embargo, el punto principal del tratado era otro artículo que enumeraba las «disposiciones destinadas a garantizar el derecho de los nacionales franceses a adquirir propiedades en la isla de Madagascar». Dos semanas después de la firma del tratado comenzó la resistencia de los menalambos (los «togas rojas»), que en 1896 se había extendido a Imerina, Alaotra-Mangoro y la región de los betsileo. El objetivo de la revuelta era devolver el trono a la reina y recuperar la independencia. El 6 de agosto de 1896, la colonización se completó.

      En Francia, la Asamblea Nacional votó los textos que declaraban Madagascar «colonia francesa» y establecían la «abolición de la realeza en Imerina». El 16 de septiembre de 1896, el general Gallieni llegó a Antananarivo para sofocar la revuelta. El 15 de octubre, el general Rainandriamampahandry, comandante en jefe del ejército malgache, y el príncipe Ratsimamanga, tío de la reina, fueron ejecutados. En febrero de 1897 se ordenó la deportación de Ranavalona III a la isla de Reunión, y posteriormente a Argelia, con el fin de alejar a ese símbolo de la nación malgache. La monarquía quedó abolida del todo. Madagascar ya no tenía más fronteras que el mar y una diplomacia humillante para la Gran Isla: fue el momento de la «política de razas» decretada por Gallieni y de la fiscalidad colonial en todos los ámbitos, tanto en el económico como en el cultural y el social.

      El despertar malgache

      Paradójicamente, si bien no conlleva una situación de libertad, igualdad y fraternidad (excepto para los colonos), la colonización contribuyó en parte al despertar de las ideas de libertad. La República trajo a Madagascar sus principios fundacionales. Las élites malgaches recuperaron el lema «Libertad, Igualdad, Fraternidad» en su lucha por la independencia.

      El movimiento patriótico malgache se desarrolló con bastante rapidez. A pesar de todos sus conocimientos militares, el general Gallieni tuvo que llevar a cabo numerosas campañas, entre 1896 y 1905, para asegurar la «pacificación» de la isla ante las múltiples resistencias СКАЧАТЬ