Название: La religión socialista. Los malhechores del bien
Автор: Jesús Ángel Murco Cacho
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9788468545189
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Hoy que tanto se ataca a la religión, sobre todo a la cristiana, desde el Estado es conveniente tener también ciertas ideas claras:
• Estado aconfesional: no profesa religión oficial alguna aunque puede llegar a acuerdos con alguna, no excluye el hecho religioso por lo que en las escuelas puede haber crucifijos, belenes, etc. España en la actualidad.
• Estado confesional: es partidario de alguna religión, suponiendo que un ente tenga conciencia. La España de Franco, Arabia, Marruecos.
• Estado laico: no quiere mezclarse con ninguna religión, excluye el hecho religioso de sus competencias, especialmente la educación pública, salvo la que le complazca como el marxismo. La España futura, casi presente, Francia, México, China.
La sociedad occidental es la más desarrollada porque es la más racional, ha logrado separar, gracias a la razón, la religión del Estado, si no en su totalidad, en gran parte. Para evitar guerras entre naciones, los países firmaron la Carta de Naciones Unidas, que establecen unas fronteras inamovibles. Por medio del derecho internacional se procura sustituir todas las guerras por la diplomacia. Dentro de cada nación se crearon las Constituciones, leyes por las cuales podemos vivir juntos. Como escribe el filósofo Guy Sorman “Esta alianza entre el derecho internacional y la Constitución constituye el mayor progreso que se haya logrado jamás en la humanización de la historia y la mayor derrota de la barbarie”.
La separación entre el Estado y la religión no ha ocurrido en el islam y en el socialismo, siguen siendo una unidad, y la razón no puede desarrollarse. Como escribió Nietzsche: “Para los superfluos ha sido inventado el Estado.” La sociedad occidental, al ser más desarrollada, tiene también más responsabilidad y debe actuar contra el islam y el socialismo de forma razonable pero manteniendo su estatus superior y que cada vez existan menos seres humanos superfluos y puedan desarrollarse como personas libres. Nietzsche dijo que habían pasado 2000 años y no había un nuevo dios, Nietzsche no vio venir al nuevo dios.
Normalmente los que no son religiosos pero se creen respetuosos suelen decir que la religión es algo privado de cada uno y así no se mojan y dejan ver que los religiosos deben respetar a los que no lo son, como hacen ellos. La verdad es que la religión no es algo privado sino público. Así escribe sobre este tema Alfonso García Nuño: “Una de las mayores confusiones, fruto de la mentalidad estatista, es la de no distinguir público de estatal o, mejor dicho, considerar que todo lo público es estatal. Esto se da especialmente en cuestiones religiosas y de educación, pero no solamente. Todo lo estatal es ciertamente público, pero no todo lo público es estatal… una misa no es un acto privado, sino público, pero no será estatal. Esta confusa mentalidad está, entre otras cosas, detrás de las muchas apelaciones a la separación de Iglesia y Estado. Como todo lo que no es privado se cree que es estatal, dicha separación supone que lo religioso tiene que ser privado. Aplíquese dicho principio a otras esferas de la vida. Así, si la educación no es algo estrictamente privado, sería algo estatal. Como el hospital no es mi domicilio, tendrá que ser estatal. Y, como hay tampoco estrictamente privado en el hombre, al final, con poco nos quedamos.”
El demonio de la religión socialista
El demonio que amarga la vida a los seguidores de la nueva religión socialista es el capitalismo y hoy en día su máxima expresión son los Estados Unidos de América, el paraíso del capitalismo, la tierra prometida, donde cualquiera que se lo proponga puede salir de la pobreza. En la actualidad, la gran mayoría de la juventud se ha desarrollado en ambientes de la religión socialista, han hecho de ella su forma de vida y el demonio, USA, no solo está vivo, sino que es el amo del mundo y hay que degradarlo y destruirlo como sea. Por eso cualquier iniciativa que haga USA será la acción del demonio y habrá que criticarla. Da igual que lo haga bien o mal, esas valoraciones no entran en cuestión, flaquear ante esto sería sucumbir. Ha caído el Muro de Berlín, o lo que es lo mismo, ha fracasado la URSS, el gran valedor de la nueva religión, pero la llama sigue viva y alentada por quienes no desean más que destruir al demonio causante de sus males, incapaces de reconocer los errores propios. Y las nuevas generaciones siguen creciendo en esos ambientes, y siguen identificándose con sus ideas, incapaces de darse cuenta de su adoctrinamiento. Muchos, afortunadamente, logran salir del laberinto o no la toman en consideración. Pero esta religión es muy ruidosa, coloca a sus miembros en puestos claves propagandísticos, saca a sus partidarios a la calle, meten mucho ruido y mienten sin parar hasta llegar a creerse sus propias mentiras. Si no se vence al capitalismo vendrá el Apocalipsis. “¿Por qué nos odian?” se preguntaba el Presidente de USA, George Bush, y respondió: “por nuestras libertades”.
Otros grandes demonios de la religión socialista son los judíos, los creadores del capitalismo. En sus orígenes nació su gran enemiga, la religión cristiana. Antes se eliminaba al judío por haber matado a Jesucristo, hoy se le persigue porque Jesucristo era judío. Los judíos son el pueblo elegido de dios y eso no gusta a las demás religiones, incluida la socialista, pues son ellos los elegidos para salvar al mundo, los que están en posesión de la verdad y su dios, el Estado, no admite injerencias.
Entre los demonios socialistas más odiados se encuentran también las sectas que surgieron de la religión socialista, sus herejes: el fascismo y el nazismo. Quisieron transformar la religión madre socialista y fracasaron. Estos también odiaban a los judíos por ser los creadores de la nueva religión socialista a la que odian, Marx era judío. Pocos saben hoy en día que cuando un socialista llama fascista a alguien para insultarlo y degradarlo lo está llamando socialista.
El paraíso y el infierno de la religión socialista
La utopía de estos religiosos socialistas, el Cielo de los cristianos, era un Estado que dominara todo el mundo, una sociedad bajo su control, esa sociedad utópica, y por tanto irrealizable, ese paraíso socialista es el Comunismo. El paraíso, ese lugar sobrenatural y placentero, el lugar ideal, donde los religiosos van al acabar sus vidas, se transforma en la mente del religioso socialista en un lugar terrenal. A esta utopía le acompaña siempre “la revuelta contra una sociedad contaminada… ambos síntomas de inadaptación psicológica”, como escribió Arthur Koestler. Esa utopía pareció conseguirse cuando Lenin llegó al poder en la URSS. Era Rusia la primera nación que caía en manos de los malhechores del bien, hubo intentos anteriores como la Revolución Francesa pero acabó en el Imperio de Napoleón, fracasó trágicamente. Como suelen decir ellos: “no falló el comunismo, fallaron los comunistas” La Unión Soviética debía ser el referente de nación para los demás países del mundo, era el modelo que iba a desencadenar el bienestar de los hombres en todo el mundo, era la nueva Israel, el nuevo Califato.
La nueva religión tenía un espacio donde poder desarrollarse y servir de ejemplo al resto del mundo. Su dios era hegemónico, el Gran Estado, y estaba controlado por un grupo de personas, líderes del nuevo movimiento religioso, que formaron el Partido Comunista de la Unión Soviética. Cuando una persona controla un Estado, genera un régimen dictatorial; cuando un partido controla un Estado, se forma un régimen totalitario, del que es mucho más difícil salir, era el régimen de la URSS, un Estado, un dios, dominado por el Partido Comunista de la URSS.
El paraíso de la religión socialista es la sociedad comunista donde todos los trabajadores sean libres e iguales y tengan todas sus necesidades cubiertas. Se diferencia de las demás religiones en que el paraíso está en este СКАЧАТЬ