Historia del Israel bíblico. Samuel Pagán
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Название: Historia del Israel bíblico

Автор: Samuel Pagán

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9788417131715

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СКАЧАТЬ actualizar las repercusiones e implicaciones de la alianza en toda la vida del pueblo. La memoria nacional de Israel, que aludía a sus orígenes y llamado, era fortalecida de forma continua en las instituciones nacionales.

      Ese particular sentido de llamado y elección debe ser entendido con propiedad teológica, responsabilidad histórica y discernimiento moral. El propósito de esa singular relación divino-humana no revela actitudes de discrimen y rechazo hacia otras naciones y comunidades, tanto antiguas como modernas. El pueblo de Israel fue seleccionado y elegido para llevar el mensaje del Dios único y verdadero al resto de las naciones, por su condición de esclavo, por su estado precario de salud social y política, por su fragilidad nacional. De esta forma se convierte en canal de bendición para el resto de la humanidad. La elección es la respuesta divina a la opresión y el discrimen que vivía el pueblo en Egipto, no es un signo de discrimen étnico.

      No es la finalidad teológica de estas narraciones, que se fundamentan en convicciones religiosas profundas y firmes, brindar al pueblo de Israel algún tipo de licencia divina para discriminar con alguna justificación religiosa, en respuesta a sus cautiverios previos y penurias antiguas. Por el contrario, el pueblo de Israel es llamado por Dios para ser agentes de liberación y esperanza para la comunidad internacional, pues ellos ya experimentaron, según el testimonio escritural, la acción liberadora de Dios.

      No fue elegido Israel por alguna virtud étnica, de acuerdo con las narraciones bíblicas, sino porque estaban cautivos en Egipto, porque sufrían las penurias de la opresión, porque vivían la angustia de la persecución por parte de las autoridades políticas de Egipto. El fundamento primordial para la selección divina fue la fragilidad humana y nacional, no el descubrimiento de características especiales del pueblo. El Dios eterno y liberador res-pondió al clamor de un pueblo en necesidad, y esa respuesta al reclamo humano fue el contexto básico para la selección del pueblo de Israel.

      Por estas razones teológicas, nunca debe utilizarse la experiencia de fe de individuos o comunidades para justificar la opresión y el cautiverio, o para manifestar actitudes de prepotencia política y arrogancia religiosa, espiritual, cultural o nacional hacia otros individuos, comunidades, sectores o grupos étnicos. El pacto o alianza de Dios con Israel es una manifestación concreta de la gracia divina, que desea llegar a toda la humanidad a través de una comunidad histórica definida.

      Entre las ideas sobre Dios que se revelan en el A.T., se incluyen las siguientes, que no pretenden agotar el tema.

      En efecto, el Dios bíblico es el Señor que crea el cosmos, la naturaleza, la flora y la fauna, y como culminación de esos procesos de creatividad extraordinaria, crea a los seres humanos a su imagen y semejanza. Y de acuerdo con el testimonio del libro de Génesis, que también se manifiesta en el resto de la literatura bíblica, el proceso dinámico de creación, que es una forma de establecer orden y separar espacios definidos en el mundo, se lleva a efecto mediante la palabra divina: Dios ordena, y la naturaleza responde…

      De singular importancia en la teología del canon bíblico, es que el mensaje escritural comienza en Génesis con la creación de «los cielos y la tierra» (Gn 1.1-3), y finaliza, en el libro de Apocalipsis, con la creación de «los cielos nuevos y la tierra nueva» (Ap 21—22). En efecto, el gran paréntesis teológico, que cubre toda la teología bíblica y las narraciones escriturales, es la creación divina.

      Una afirmación teológica adicional merece especial atención en el análisis de este importante concepto bíblico. De acuerdo con las leyes sacerdotales, Dios mismo demanda y reclama la santidad del pueblo, para que se manifieste con claridad la continuidad ética divina-humana. Con la solemne declaración «sean santos, porque yo soy santo» (Lv 19.2), se pone claramente de manifiesto el corazón del concepto. En el contexto de las leyes que regulan los comportamientos humanos, y que también manifiestan las preocupaciones éticas y morales de la Torá, se destaca y subraya el imperativo categórico de vivir a la altura de las leyes y los preceptos de Dios. De acuerdo con las enseñanzas del Pentateuco, la santidad no es un tema secundario, bueno para la especulación filosófica; por el contrario, es un valor indispensable y necesario para el gobierno y la administración de los procesos decisionales de la vida.

      El libro de Éxodo es el relato básico, de acuerdo con los escritores y redactores del Pentateuco, de la gesta inicial y fundamental de liberación del pueblo de Israel del cautiverio ejercido sobre ellos por el faraón de Egipto. Esa característica divina rechaza, de forma categórica, abierta y firme, los cautiverios y las acciones que atentan contra la libertad humana. La salida de Egipto, aunque representó el evento fundamental para la constitución del pueblo de Israel, era también una enseñanza continua. Dios no creó a las personas ni a los pueblos para que vivieran cautivos, sojuzgados, perseguidos, derrotados, angustiados, disminuidos y destruidos: Los creó para que disfrutaran la libertad con que fueron creados.

      La justicia divina es un tema que no debe reducirse a los diálogos teológicos del pueblo y sus líderes, sino que demanda su aplicación concreta y efectiva en medio de las realidades cotidianas de la existencia humana, y entre las acciones y negociaciones nacionales e internacionales. La gran crítica de los profetas a los líderes del pueblo era que, aunque participaban de algunas experiencias cúlticas y religiosas significativas en el Templo, no ponían en práctica las implicaciones concretas de las enseñanzas religiosas.

      Para los profetas de Israel, la implantación de la justicia era el criterio fundamental e indispensable para evaluar las acciones de las personas, particularmente las decisiones de los reyes.