Название: Historia del Israel bíblico
Автор: Samuel Pagán
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788417131715
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En el siglo XV, la Biblia fue el primer libro en ser publicado con el sistema de imprenta de Gutemberg. Hasta ese momento, las Escrituras solo eran conocidas, leídas y estudiadas por grupos selectos de religiosos. La gente común solo conocía lo que escuchaban de quienes sabían leer y les explicaban sus mensajes. Los manuscritos en círculos de personas literatas eran objeto de veneración, reconocimiento y aprecio, pero eran desconocidos por la gran mayoría de los creyentes que no sabían leer.
El texto hebreo de la Biblia
Hasta los años finales del primer siglo de la iglesia, la Biblia hebrea se transmitía a través de diversas familias y grupos de copistas, que se encargaban de transcribir y procesar cuidadosamente los manuscritos recibidos. Al caer Jerusalén en el año 70 d.C., y con el advenimiento del grupo de los fariseos como los representantes oficiales del judaísmo normativo, surge en la comunidad la necesidad de preservar los textos sagrados con particular esmero y determinación. De esa forma es que surgen los manuscritos que se relacionan con la tradición masorética, que alude al grupo de eruditos judíos que compilaron por el siglo X d.C. los manuscritos de la Biblia hebrea.
La alusión a los «masoretas» hace referencia a la «masora», que es el conjunto de notas y aclaraciones en forma de apéndice que se juntaron al texto bíblico para ayudar en el proceso de comprensión del mensaje escritural. Ese grupo excepcional de eruditos judíos fue el que se encargó de añadir un sistema de vocales a las consonantes con que se transmitió por siglos el texto hebreo. El trabajo de los masoretas fue tan efectivo, que con el tiempo fue remplazando gradualmente otras formas de transmisión de los textos hebreos, hasta el grado que representan los manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea, con solo algunas excepciones (p.ej., los documentos descubiertos en Qumrán, en el Mar Muerto), provienen del siglo X d.C. Referente a la efectividad de esos textos masoréticos, es importante indicar que los manuscritos de Qumrán confirman, en la mayoría de los casos, el buen trabajo de los masoretas judíos.
Los libros de la Biblia hebrea fueron escritos en hebreo, aunque hay algunas secciones menores que se encuentran en arameo (p.ej., dos palabras en Gn 31.47; Jer 10.11; Dn 2.4-7,28; Esd 4.8—6.18; 7.12-26), lenguas semíticas que provienen del mismo sector noroccidental del Oriente Medio. Los libros deuterocanónicos se escribieron tanto en hebreo (p.ej., Sirácide, 1 Macabeos, Baruc y algunos fragmentos de Ester), como en griego (p.ej., Sabiduría y 2 Macabeos); además, se conservan algunas copias griegas de posibles previos manuscritos semíticos (p.ej., Tobías, Judit y algunos fragmentos de Daniel).
La escritura del idioma hebreo tuvo tres períodos importantes de desarrollo. El primer tiempo, y el más antiguo, se relaciona con el uso de los caracteres fenicios en la grafía del idioma; posteriormente se utilizó el alfabeto de las consonantes arameas, después del exilio en Babilonia; para finalmente llegar al sistema de las vocales del siglo VI al X d.C.
Las narraciones bíblicas orales más antiguas, se redactaron primeramente con los caracteres fenicios; posteriormente se transliteraron al hebreo con las consonantes arameas; y al final del proceso redaccional, en el Medioevo, se incorporaron las vocales y los demás signos diacríticos, junto a las observaciones textuales hechas por los eruditos masoretas.
Los materiales que se utilizaban para escribir los textos hebreos eran variados: Por ejemplo, desde piedras razas (Éx 24.12; 31.18; 34.1) o cubiertas de cal (Dt. 27.2), hasta tablillas de barro cocido; desde tablas de plomo, bronce, plata u oro (Job 19.24; Is 8.1; 1M 8.22; 14.18, 26), hasta tablas de arcilla (Ez 4.1). Además, se escribía en cuero, papiros y pergaminos, y el instrumento de escribir era el estilete de hierro con punta de diamante, o la caña para escribir en materiales más suaves, como los papiros (Jer 17.1; Job 19.24; 3Jn 13).
Las Escrituras se preparaban, guardaban y disponían en forma de rollos (véase, p.ej., Jr 36.2; Ez 3.1; Zac 5.1; Sal 40.8; Job 31.35): Una larga hoja, o tira de papiro o pergamino, de acuerdo con la extensión del documento, se enrollaba hasta llegar al final, que tenían una especie de bastones que mantenían al rollo en su lugar y facilitaban su manejo. Hacia el siglo II d.C. se comenzó a utilizar las formas de códices en los pergaminos (que era una especie básica de libro), pero los hebreos mantuvieron el sistema de rollos por siglos, antes de implantar finalmente esa nueva tecnología de escritura y administración de documentos.
Los autores originales e inspirados del mensaje bíblico no guardaron sus documentos iniciales o mensajes básicos. En la actualidad solo poseemos copias de copias de esos primeros manuscritos, llamados autógrafos, que no llagaron hasta nuestros días. Posiblemente desaparecieron no mucho después de su redacción, pues los materiales en los cuales se escribía no eran duraderos, como el papiro que se deterioraba con relativa facilidad.
Las copias más antiguas que tenemos de algunas porciones de la Biblia hebrea provienen del siglo II a.C.: En primer lugar, poseemos copias del papiro Nash, y también disponemos de los famosos manuscritos descubiertos en las cuevas de Qumrán, muy cerca del Mar Muerto. La preservación de estos importantes manuscritos se debió principalmente a las condiciones climáticas desérticas de los lugares en donde fueron encontrados. El papiro Nash contiene parte del Decálogo (Éx 20; Dt 5.6-26), y la oración Shemá (Dt 6.4-9). Y los manuscritos de Qumrán contienen numerosas copias de casi todos los libros de la Biblia hebrea, junto a otras obras de gran importancia para la comunidad esenia que vivía en la región del Mar Muerto.
El texto hebreo de mayor autoridad y respeto entre los eruditos el día de hoy es el masorético (TM). Aunque otras familias de manuscritos antiguos, tanto hebreos como griegos, cargan gran peso e importancia en el estudio de la Biblia, el análisis crítico del Texto Masorético (TM) ha revelado que representa una tradición bien antigua, especialmente en referencia a las consonantes de los manuscritos, que fue fijada por un grupo docto, escrupuloso y muy especializado de rabinos por los siglos I y II d.C. Otra familia importante de manuscritos se relaciona con la versión griega de la LXX, que es muy útil para la comprensión de pasajes complejos o la comprensión y traducción de algunas palabras y expresiones difíciles de entender en el TM.
Versiones antiguas de la Biblia hebrea
Las versiones de la Biblia hebrea son las traducciones de esos antiguos manuscritos y textos a los diversos idiomas que hablaba la comunidad judía antigua. Algunas de estas versionas antiguas de la Biblia han jugado un papel protagónico en el desarrollo de las doctrinas de las iglesias y en la diseminación del mensaje cristiano. Ese es el caso de algunas de las traducciones bíblicas al griego y al latín.
Versiones griegas. Entre las versiones griegas de la Biblia, se encuentran la Septuaginta, también conocida como de los Setenta o LXX, y las versiones de Aquila, Teodocio y Simaco. La LXX posiblemente constituye el primer intento sistemático de transmitir el mensaje de la Biblia hebrea en otro idioma. La referencia a «los setenta» proviene de una narración en la Carta de Pseudo-Aristeas, que intenta explicar el proceso milagroso de redacción que experimentó esta particular traducción, en el cual las autoridades judías de Jerusalén enviaron a un grupo de 72 traductores (número que se redondeó a 70), seis por cada una de las tribus tradicionales de Israel, que trabajaron por separado, pero produjeron documentos idénticos. Este tipo de leyenda pone de manifiesto el gran aprecio a esta versión griega de la Biblia hebrea, que tenía el grupo de judíos que vivía en Alejandría, Egipto.
Por varios siglos, la LXX fue la Biblia que utilizaron las comunidades judías de la diáspora, que no dominaban el idioma hebreo. Posteriormente, las iglesias cristianas hicieron de esta versión el texto fundamental para sus usos cúlticos, y también para el desarrollo efectivo de su apologética.
Como la LXX era el texto bíblico usado por los cristianos en sus argumentaciones contra los judíos, con el tiempo, esa importante versión griega СКАЧАТЬ