Mitología maya. Javier Tapia
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Название: Mitología maya

Автор: Javier Tapia

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Colección Mythos

isbn: 9788418211133

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СКАЧАТЬ comparar con los señores divinos, porque al igual que ellos fuimos egoístas y poderosos, irascibles y violentos, y no queríamos que nada ni nadie nos hiciera sombra, y eso que solo éramos potencia de lo que pudimos ser, sueños y pensamientos de la Gran Bestia del Caos.

      De ella salió todo, porque en ella estaba todo contenido.

      Ella impregnó la nada con su presencia y la preñó.

      La Gran Bestia del Caos se calmó tras preñar a la nada, y poco a poco todo fue tomando forma y estabilidad.

      Luego todo se fue encadenando, y emergieron los señores de los cielos como las estrellas que vemos por la noche.

      Algunos de ellos formaron nuestro mundo, y se hicieron responsables de su existencia.

      El señor del sol y la señora de la luna dieron su fecundidad.

      El señor del sol además creó los ciclos de los tiempos.

      El señor de las aguas dio su fertilidad a los seres grandes y pequeños, plantas y animales, y más tarde a los hombres cuando dejaron de ser un sueño y se convirtieron en realidad.

      El señor del viento esparció la vida y refrescó el ambiente para que todo creciera y progresara.

      El señor de la muerte llegó al final para recordarnos que todo acaba tarde o temprano, y que tras muchas vidas y tiempo la Gran Bestia del Caos volverá para contenernos de nuevo en su vientre y en su pensamiento, porque solo somos eso, una ilusión, un sueño, y tarde o temprano todo volverá al caos inicial.

      El señor de los cielos llegó cuando todo estaba hecho, para dominar sobre el resto de los dioses y ser el único en la veneración de los hombres, prometiendo salvación cuando llegara de nuevo el caos, a cambio de sumisión y sacrificio.

      Del mismo inframundo

      Antes todo era muerte, todo era oscuro.

      Todo era inframundo, todo era Xibalbá.

      Los señores divinos vivían en esa oscuridad de muerte.

      Ahí vivían, comían y dormían, pero no salían.

      Ahí jugaban a la pelota.

      Ahí lloraban y allí reían.

      No fueron los primeros, no lo creas.

      Tardaron mucho en aparecer.

      Estaban en lo oscuro, en donde están los muertos.

      El mundo ya estaba antes de que ellos llegaran.

      Las flores y los árboles ya estaban.

      Las abejas y los alacranes ya estaban.

      La ceiba y el arbusto ya estaban,

      Las semillas y los frutos ya estaban.

      El jaguar y la tortuga ya estaban.

      Los monos que gritan ya estaban.

      Los humanos, sus mujeres y sus hijos ya estaban.

      Ellos salieron de su mundo oscuro y de muerte porque escucharon nuestros cantos y vieron nuestra alegría sembrando y jugando a la pelota.

      Entonces salieron de su oscuridad y muerte y se vinieron para acá.

      Solo a uno dejaron en su lugar para que vigilara que nadie entrara si no estaba muerto y oscuro.

      Ellos nos querían echar de nuestro lugar y nos amenazaban.

      Ellos decían que eran muy poderosos y que iban a acabar con nosotros si no les dejábamos nuestro lugar, porque los molestábamos con nuestros cantos, nuestra siembra y nuestro juego de pelota.

      Pero no nos fuimos.

      Movieron una montaña, pero no nos fuimos.

      Hicieron un gran fuego, pero no nos fuimos.

      Lanzaron rayos desde el cielo, pero no nos fuimos.

      Hicieron grandes lluvias, pero no nos fuimos.

      Hicieron que temblara muy feo la tierra, pero no nos fuimos.

      Entonces nos echaron una apuesta al juego de la pelota, y la aceptamos. Si perdíamos, nos íbamos, y si ganábamos, nos quedábamos.

      Ellos eran muy grandes y poderosos, y creyeron fácil nuestra derrota. No creían que nuestros jugadores pudieran ganarles.

      Se echaron a reír cuando vieron a los gemelos, pequeños y flacos, que iban a jugar contra ellos, pero nosotros sabíamos que los gemelos eran rápidos, duros y decididos, y que a nada le tenían miedo.

      Los señores divinos perdieron y les dio harta rabia, y no querían cumplir su promesa.

      Querían ajusticiar a los gemelos, pero los escondimos en las ramas de la ceiba para que no pudieran hacerles venganza por haberles ganado en el juego de la pelota.

      Al final se conformaron y aquí se quedaron, aguantando cantos, siembras y ruidos y gritos cuando jugábamos a la pelota.

      Los gemelos vencedores de los dioses

      Se quedaron para ver si encontraban a los gemelos, y hasta fueron a molestar a su abuela, pero nunca los encontraron.

      Puede que se hayan vuelto a su mundo oscuro y muerto, porque ya no los hemos visto, aunque algunos dicen que los oyen merodeando por las ceibas a ver si se topan con los gemelos que los derrotaron, pero eso fue hace mucho tiempo y los gemelos ya fueron padres y hasta abuelos, y sus huesos fueron sembrados junto a la ceiba, y ahí va gente que los venera como si fueran sus ancestros.

      Nosotros siempre hemos estado aquí, antes y después que los señores divinos vinieran con sus exigencias saliendo de su mundo oscuro y muerto, lo demás es puro cuento.

      Cosmogonía diversa

      Como puede observarse, la cosmogonía maya es amplia, diversa e incluso caótica, con dioses que llegan o aparecen tarde, como Hunab Ku, un dios con pretensiones de unicidad y monoteísmo, Señor de los Cielos que está por encima de todos y que no pide, sino que exige sometimiento y sacrificio, obediencia ciega y fe completa, tanta, que muchos investigadores piensan que, además de tardío, parece impuesto por la religión católica y no por los sacerdotes mayas del último periodo.

      En mitología comparada se pueden encontrar ciertas similitudes con la mitología hindú, cultura que incluso tiene connotaciones idiomáticas similares a la cultura maya, que en sánscrito significa «ilusión», o como en el caso de creerse producto de un sueño, de Visnú en la mitología hindú, y de la Gran Bestia del Caos en la mitología maya.

      La misma palabra «maya» crea polémica entre los lingüistas e investigadores, ya que para algunos es una palabra náhuatl que significa «antepasado», aunque nada en la cultura nahua haga mención o indique que los mayas fueran sus antepasados.

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