Название: Mitología yoruba
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Colección Mythos
isbn: 9788418211140
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Los Orishas bajaban por el ashé (esencia) Olodumare, pero no tenían dónde ponerse.
La gallina de Obatalá había escarbado demasiado y la tierra tenía abierta sus venas de fuego por todos lados.
Las aguas hervían y las nubes se elevaban con malos olores.
Los Orishas mayores engañaban a los orishas menores para que bajaran y ver dónde se quemaban y dónde no se quemaban.
A unos los vestían de plantas y a otros los vestían de agua.
Los vestidos de plantas se quemaban más rápido que los vestidos de agua.
Y los orishas menores, con la promesa de convertirse en Orishas mayores si lograban aposentarse en aquella Tierra, bajaban a probar suerte.
Uno de ellos fue Agayú Sola, que se cubrió el cuerpo con mucha agua, se puso un casco de ave, y se montó en una barca.
Así se lanzó a la tierra ardiente, mojando y remando, pues era tanta el agua que llevaba, que podía navegar sobre ella.
Agayú fue secando algunos tramos, y amontonó mucha tierra seca hasta formar una gran montaña que atajaba el fuego por todos lados.
De esta manera fue creando los volcanes, y se fue acostumbrando a vivir dentro de ellos, y desde dentro de ellos echaba lava hacia afuera para que se mojara y enfriara con el agua y con el viento, hasta que otros Orishas, mayores y menores se pudieron aposentar en el suelo.
Agayú Sola fue llamado entonces, Orisha mayor de la creación, señor de los volcanes, los terremotos y los ríos, pues muchos ríos se formaron con su intervención.
Agayú se lleno de vanidad y orgullo, y vio por debajo del hombro a otros Orishas de la creación, pues habían hecho muy poco para darle forma al mundo.
Entonces fue castigado y convertido en un gigante.
Entonces no había hombres y cada gigante tomaba posesión de lo que le parecía, a menos que un Orisha se lo impidiera.
Agayú quería un río y sus alrededores, pero ese río ya pertenecía a Oshun.
Agayú, aunque solo era un gigante, seguía siendo orgulloso, pues ese era su camino, así que desafió a Oshun.
“Si logras cruzar el río, te lo cedo”, le dijo Oshun.
Agayú se burlo pues vio la empresa muy fácil, y se dispuso a cruzar el río de Oshun.
Metió un pie, y resbaló cayendo de espaldas.
Oshun se burló de él.
Se levantó y metió los dos pies con fuerza, pero una suave corriente deslizó la arena debajo de sus pies, y el gigante Agayú cayó de nuevo.
Oshun rio con ganas.
Agayú, entonces, tomó impulso y corrió sobre las aguas, pero de pronto una fuerte corriente volvió a derribarle, y a sacarlo del río chocando con una piedra.
La Orisha no paraba de reírse al ver los fracasos de Agayú, quien adolorido volvió a tomar impulso y se lanzó de cabeza al agua, avanzó un buen tramo, pero pronto vio que se hundía y se ahogaba.
Como pudo y tosiendo volvió hacia atrás, hasta sentir que tocaba fondo con los pies y no con la cabeza, y salió del río.
A Oshun empezó a gustarle la insistencia del gigante, y le ofreció su ayuda, pero este, necio y orgulloso dijo que pasaría sin ayuda de una mujer, por Orisha que fuera.
Agayú fue a un río más tranquilo, el Ríos de los Ríos, y aprendió a nadar.
Volvió al río de Oshun y lo intentó de nuevo, pero las corrientes y los remolinos eran tan fuertes, que el gigante no puedo pasar de la mitad y fue arrojado de sus aguas nuevamente.
Oshun estaba muy divertida y complacida con el esfuerzo de Agayú, y lo animó a continuar.
Agayú recordó que alguna vez había tenido una barca y fue por ella. La arrastró hasta la margen del río, se subió en ella, primero con torpeza, pero después vio que la dominaba, y poco a poco, a pesar de las corrientes y los remolinos, logró cruzar hacia el otro lado.
Oshun le cedió gustosa el río, e incluso hay quien dice que tuvo un hijo con el gigante, y desde entonces los ríos de Agayú y Oshun son amigos.
Agayú recuperó su condición de Orisha, y pudo ser hombre y río a la vez, señor de los volcanes y los terremotos, vio el nacimiento de la humanidad y tuvo relaciones incluso con la difícil Yemanyá, y muchos hijos, como Changó, y ahí sigue plantado en sus dominios.
Agayú, señor de aguas y de volcanes
La figura de Agayú ha pasado por tiempos de olvido y tiempos de renacimiento, por lo que para algunos autores, es una figura pluvial y arcaica pre-mitología yoruba, y para otros un simple añadido al panteón yoruba que en un principio carecía de un Orisha que se encargara de los volcanes. Su relación con los ríos y las aguas parece clara, pero la relación con los volcanes y las herramientas de metal sería más propia en todo caso de Ogun, señor del hierro, que de Agayú.
De una o de otra manera la Santería Cubana lo rescata y le da un lugar de privilegio.
II: Creación Yoruba
Olofin y Oshun,
palacio y vertiente del río,
tus hijos no siembran ni cazan,
y mueren de hambre
y de frío.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo nació la Mitología Yoruba, pero sí se sabe que está impregnada de leyendas de los pueblos africanos que se pierden en la noche de los tiempos, mucho antes de que existiera una etnia autodenominada Yoruba, sobre todo de las leyendas que se siguen a lo largo y a lo ancho del río Níger en pleno corazón del África subsahariana.
Hay que tener en cuenta que en el corazón de África se encuentra, según arqueólogos y paleontólogos, el origen de la humanidad, y que hay etnias ricas y diversas con edades que superan los doscientos o doscientos cincuenta mil años, con tradiciones orales tan antiguas que apenas si se les puede seguir la huella, pero con claros referentes naturales y contextuales, que las distinguen por mucho de las mitologías y cosmovisiones de otros puntos del planeta.
La Mitología Yoruba, propiamente dicha, es mucho más joven que todo esto, y si bien se nutre de muchos dejes y supersticiones cien por ciento africanas y arcaicas, tiene sus orígenes en el siglo VII de nuestra era, con una clara influencia musulmana de esa época. Oduduwá, el moreno hermoso, un general musulmán es, al parecer e históricamente, el verdadero impulsor de lo que conocemos como Mitología Yoruba, primero, y de Religión Yoruba, después; una Religión Yoruba que está muy lejos de la actual Regla Ifé cubana y latinoamericana.
Se sabe de la edad de muchas de las leyendas, o patakis, yoruba, por sus referencias a monedas, un invento del siglo VII antes de nuestra era; las normas elementales de la familia y el matrimonio al estilo СКАЧАТЬ