Название: Mitología yoruba
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Colección Mythos
isbn: 9788418211140
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De cada cabeza nació un mundo con sus seres y sus cosas. Ikú, el no estar (la muerte), tardó en llegar.
La acacia sagrada y conectada con Olodumare
Obatalá, orgulloso de sus creaciones, llamó a Olodumare para que las viera. Olodumare bajó y vio, y le regaló una gallina a Obatalá para que picoteara las semillas, escarbara la tierra e hiciera llegar las aguas de Oshun a todas partes y así esparciera mejor la vida. Luego se retiró.
Así los árboles se multiplicaron y todos fueron sagrados, todos unidos por su savia a Olodumare, creando junto con los Orishas el mundo que conocemos.
Un poco de historia
Estas patakis o leyendas reflejan un mundo yoruba donde el hombre blanco parece haber metido la mano, o bien, parecen estar fuera del contexto africano y de la zona subsahariana donde se supone que proceden.
Muchas de las leyendas anteriores al contacto entre africanos y europeos, egipcios o árabes, nada tienen que ver con el panteón yoruba.
Lo más lejos que podemos situar históricamente a la Mitología Yoruba, con Orishas y similares, es en el siglo VII de nuestra era, con la llegada del mítico Oduduwá y la expansión del Islam en la zona.
El primer Islam era menos radical y menos mítico de lo que es ahora, y, en cierta forma, era muy cercano al judaísmo y a las tradiciones semíticas. Mahoma aún no estaba tan mistificado ni tan mitificado como lo estuvo después.
Se puede anotar que el Islam provenía de un mal padre, Abraham, de una madre repudiada, Agar, y de un hijo rechazado, Ismael, pero de un mismo dios o dioses, Eli o Elohim, es decir, Alá.
Era sin duda una religión dolida, pero muy refinada, con una concepción muy elevada de Alá y unas metas de paz, armonía, felicidad y abundancia para todos y cada uno de los seres humanos, una bella religión de amor sin duda alguna, que tardó varios años en dejar de serlo, y muchos más en radicalizarse.
El primer Islam fue tolerante y se fundió con muchas otras creencias y religiones, entre ellas la yoruba, ya que en sus principios no fue tan imperialista e impositiva como la Religión Católica; los infieles eran infieles y no gozarían nunca de las mieles de Alá, pero no se les mataba o quemaba por no compartir la misma creencia.
No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta, y todos los islamistas deben estar unidos bajo el credo Shahada, pero hay varias ramas del mismo árbol, como Orishas en la Mitología Yoruba.
Suníes, sufís y shías son las más conocidas, pero dentro de estas tres divisiones, más de una vez en pugna y en guerra, hay diferentes escuelas, por ejemplo, dentro del shiismo, o chiismo, se encuentra el ismaelismo, que parece el más cercano a las creencias de la Mitología Yoruba.
Como toda gran religión, el Islam buscaba superar las supersticiones y las leyendas de su entorno, pero libros como Las mil y una noches nos demuestran que, como en el caso de muchas otras grandes religiones, nada pudieron hacer para que el pueblo confiara más en el mítico rey Salomón, en genios y en hadas, que en Mahoma y en Alá, por mucho que les rezaran y adoraran, para solucionar sus problemas cotidianos y satisfacer sus ambiciones, de la misma manera que los católicos confían en sus santos y vírgenes antes que en el Dios Padre, y los yoruba en sus Orishas antes que en Olodumare.
Eli, Alá y Olo, aunque en castellano no nos lo parezca, tienen una pronunciación muy similar, sobre todo en la letra consonante intermedia, la que importa.
Nigeria, Níger, Benín y Togo se habla actualmente la lengua yoruba, sobre todo en Nigeria, donde es oficial, pero también se habla en Cuba y en Brasil, e incluso en Miami.
Las leyendas cuentan que el yoruba se habla desde hace miles de años, y que Oduduwá les llevó las letras, pero científica e históricamente no es hasta el siglo XIX que se le da un cuerpo escrito y formal, y el lucumí, considerado arcaico y muy popular entre babalaos, en realidad es la derivación dialéctica del yoruba que se utiliza en los rituales de santería en Cuba, Haití y República Dominicana.
Diversidad antropomórfica yoruba
No hay duda que el idioma yoruba tuvo una gran influencia a lo largo y ancho del río Níger, los actuales estados de Ogun, Oya y Oba, y los ríos que llevan su nombre, es una clara preeminencia del yoruba sobre las lenguas de otras etnias, e incluso de su influencia mítica y religiosa, pero Naana Buluku, en Benín, resultó más vieja que Olodumare, al menos en su llegada a la Tierra, porque los arara son quizás más antiguos que los yoruba, al menos como etnia particular, ya que los yoruba no tienen un aspecto específico, y están formados por más de dieciséis grupos humanos.
Entre los yoruba se pueden encontrar rasgos antropomórficos de varios pueblos, como los hutus y los tutsi, pero nunca tan específicos y propios como los bosquimanos, los pigmeos, los zulú o los suajili, que también tiene lenguas complejas y rica mitología; sin embargo, es la Mitología Yoruba la que se ha expandido y ha tenido un amplio eco en las creencias y religiones afroamericanas.
Por lo que respecta a las lenguas hay una gran diversidad, y al menos dieciséis lenguas bien estructuradas como el yoruba y su famoso saludo “luk’u’mi”, que da nombre al dialecto yoruba de Cuba, el lucumí. En América el yoruba se ha castellanizado, pero desde las colonias del siglo XVI tuvo un claro afrancesamiento tanto en su grafía como en su pronunciación.
Muy lejos de todo ello quedan las patakis más antiguas, aquellas donde los Orishas todavía no tienen forma humana, los ríos son las grandes divinidades y los animales de la selva tienen algún papel.
En estas patakis y leyendas se adivina lo que será la Mitología Yoruba del setecientos de nuestra era, y que algunos estudiosos sitúan en la Edad de Piedra, mucho antes de que egipcios, griegos y romanos incursionaran tímidamente en el continente africano.
Primera Pataki de Agayú
El Ríos de Ríos (el Níger) era todo lo que había.
Solo agua hasta que crecieron las tierras y el Señor de las Arenas empujó a los ríos y a las montañas.
Entonces los cielos se elevaron y las nubes se pusieron de por medio.
El Río de Ríos empezó a tener hijos como las ramas de los árboles, abriéndose paso porque quería llegar lejos y a todas partes.
Así engendró a Oya, Oba, Oshun y Agayú, el revoltoso.
Todos se cruzaban entre sí creando vida a su alrededor.
Pero Agayú fue el más adelantado porque creo todo un reino a lo largo de su cauce hasta llegar a su palacio.
Creó mucho seres en su interior, pero también alrededor de su cuenca.
Nacieron las aves y los peces.
Los insectos y las ranas.
Las serpientes y los gusanos.
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