Название: El libro de las mil noches y una noche
Автор: Anonimo
Издательство: Bookwire
Жанр: Книги для детей: прочее
isbn: 9788026834847
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"¡Oh, no podías haber llegado más a tiempo! Mi hijo, que es un joven tan hermoso como tú, ejerce el oficio de cambista, y te prestará el pesillo que buscas. Ven conmigo, y te llevaré a su casa". Y él contestó: "Pues ve delante". Y ella fué delante y él detrás, hasta que llegaron a la casa consabida. Y les abrió la misma esclava griega de agradable sonrisa, a la cual dijo la vieja en voz baja:
"Esta vez le traigo a la señora músculos sólidos y un zib bien a punto".
Y la esclava cogió a ElAschar de la mano, y le llevó a la sala de las sedas, y estuvo con él entreteniéndole algunos momentos; después avisó a su ama, que llegó e hizo con mi hermano lo mismo que la primera vez.
Pero sería ocioso repetirlo.
Después se retiró, y de pronto apareció el negro terrible, con el alfanje desenvainado en la mano, y gritó a mi hermano que se levantara y lo siguiese. Y entonces mi hermano, que iba detrás del negro, sacó de pronto el alfanje de debajo del ropón, y del primer tajo le cortó la cabeza.
Al ruido de la caída acudió la negra, que sufrió la misma suerte; después la esclava griega, que al primer sablazo quedó también descabezada. Inmediatamente le tocó a la vieja, que llegó corriendo para echar mano al botín. Y al ver a mi hermano con el brazo cubierto de sangre y el acero en la mano, se cayó espantada en tierra, y ElAschar la agarró del pelo y le dijo: "¿No me conoces, vieja zorra, podrida entre las podridas?"
Y respondió la vieja: "¡Oh, mi señor no te conozco!"
Pero mi hermano dijo: "Pues sabe, ¡oh alcahueta! que soy aquel en cuya casa fuiste a hacer las abluciones, trasero de mono viejo!". Y al decir esto, mi hermano partió en dos mitades a la vieja de un solo sablazo.
Después fué a buscar a la joven que había copulado con él dos veces.
No tardó en encontrarla, ocupada en componerse y perfumarse en un aposento retirado. Y cuando la joven le vió cubierto de sangre, dió un grito de terror, y se arrojó a sus pies, rogándole que le perdonase la vida.
Y mi hermano, recordando los placeres compartidos con ella, le otorgó generosamente la vida, y le preguntó: "¿Y cómo es que estás en esta casa, bajo el dominio de ese negro horrible a quien he matado con mis manos?" La joven respondió:
"¡Oh, dueño mío! antes de estar encerrada en esta maldita casa, era yo propiedad de un rico mercader de la población, y esta vieja solía venir a verme y nos manifestaba mucha amistad. Un día entre los días fui a su casa y me dijo: "Me han invitado a una gran boda, pues no habrá en el mundo otra parecida. Y vengo a llevarte conmigo". Yo le contesté:
"Escucho y obedezco". Me puse mis mejores ropas, cogí un bolsillo con cien dinares y salí con la vieja. Llegamos a esta casa, en la cual me introdujo con su astucia, y caí en manos de ese negro atroz, que después de arrebatarme la virginidad, me sujetó aquí a la fuerza y me utilizó para sus criminales designios, a costa de la vida de los jóvenes que la vieja le proporcionaba.
Así he pasado tres años entre las manos de esa vieja maldita". Entonces mi hermano dijo: "Pero llevando aquí tanto tiempo, debes saber si esos criminales han amontonado riquezas". Y ella contestó: "Hay tantas, que dudo mucho que tú solo pudieras llevártelas.
Ven a verlo tú mismo".
Se llevó a mi hermano, y le enseñó grandes cofres llenos de monedas de todos los países y de bolsillos de todas las formas.
Y mi hermano se quedó deslumbrado y atónito. Ella entonces le dijo: "No es así como podrás llevarte este oro. Ve a buscar unos mandaderos y tráelos para que carguen con él. Mientras tanto, yo prepararé los fardos".
Apresuróse ElAschar a buscar a los mozos, y al poco tiempo volvió con diez hombres que llevaban cada uno una gran banasta vacía.
Pero al llegar a la casa vió el portal abierto de par en par. Y la joven había desaparecido con todos los cofres. Y comprendió entonces que se había burlado de él para poderse llevar las principales riquezas. Pero se consoló al ver las muchas cosas preciosas que quedaban en la casa y los valores encerrados en los armarios con todo lo cual podía considerarse rico para toda su vida. Y resolvió llevárselo al día siguiente; pero como estaba muy fatigado, se tendió en el magnífico lecho y se quedó dormido.
Al despertar al día siguiente, llegó hasta el límite del terror al verse rodeado por veinte guardias del walí, que le dijeron: "Levántate a escape y vente con nosotros". Y se lo llevaron, cerraron y sellaron las puertas, y lo pusieron entre las manos del walí, que le dijo:
"He averiguado tu historia, los asesinatos que has cometido y el robo que ibas a perpetrar".
Entonces mi hermano exclamó: "¡Oh walí!
Dame la señal de la seguridad, y te contaré lo ocurrido". Y el walí entonces le dió un velo, símbolo de la seguridad, y ElAschar le contó toda la historia desde el principio hasta el fin.
Pero no sería útil repetirla. Después mi hermano añadió: "Ahora, ¡oh walí de ideas justas y rectas! consentiré, si quieres, en compartir contigo lo que queda en aquella casa".
Pero el walí replicó: "¿Cómo te atreves a hablar de reparto? ¡Por Alah! No tendrás nada, pues debo cogerlo todo. Y date por muy contento al conservar la vida. Además, vas a salir inmediatamente de la ciudad y no vuelvas por aquí, bajo pena del mayor castigo". Y el walí desterró a mi hermano, por temor a que el califa se enterase de la historia de aquel robo. Y mi hermano tuvo que huir muy lejos.
Pero para que se cumpliese por completo el Destino, apenas había salido de las puertas de la ciudad le asaltaron unos bandidos, y al no hallarle nada encima, le quitaron la ropa, dejándole en cueros, le apalearon y le cortaron las orejas y la nariz.
Y supe entonces, ¡oh Emir de los Creyentes! las desventuras del pobre El Aschar. Salí en su busca, y no descansé hasta encontrarlo. Lo traje a mi casa, donde le curé, y ahora le doy para que coma y beba durante el resto de sus días. ¡Tal es la historia de ElAschar!
Pero la historia de mi sexto y último hermano, ¡oh, Emir de los Creyentes! merece que la escuches antes que me decida a descansar".
HISTORIA DE SCHAKALIK, SEXTO HERMANO DEL BARBERO
"Se llama Schakalik o el Tarro hendido, ¡oh Comendador de los Creyentes! Y a este hermano mío le cortaron los labios, y no sólo los labios, sino también el zib. Pero le cortaron los labios y el zib a consecuencia de circunstancias extremadamente asombrosas.
Porque Schakalik, mi sexto hermano, era el más pobre de todos nosotros, pues era verdaderamente pobre. Y no hablo de los cien dracmas de la herencia de nuestro padre, porque Schakalik, que nunca había visto tanto dinero junto, se comió los cien dracmas en una noche, acompañado de la gentuza más deplorable del barrio izquierdo de Bagdad.
No poseía, pues, ninguna de las vanidades de este mundo, y sólo vivía de las limosnas de la gente que lo admitía en su casa por su divertida conversación y por sus chistosas ocurrencias.
Un día entre los días había salido Schakalik en busca de un poco de comida para su cuerpo extenuado por las privaciones, y vagando por las calles СКАЧАТЬ