Название: Encontrada
Автор: Морган Райс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Героическая фантастика
Серия: Diario de un Vampiro
isbn: 9781632912114
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Cuando entraron a la ciudad, le impresionó su vitalidad. Las calles estaban llenas de niños corriendo, gritando, jugando. Los perros corrían libremente, al igual que los pollos. Las ovejas y los bueyes deambulaban por las calles, y afuera de las casa había un burro o camello atado a un poste. Vistiendo túnicas primitivas y túnicas, los pobladores caminaban tranquilamente, llevando cestas de mercancías sobre los hombros. Caitlin sentía que había entrado en una máquina del tiempo.
Mientras caminaban por las calles estrechas y pasaban junto a las casas pequeñas casas donde las ancianas lavaban la ropa a mano, la gente se detenía para mirarlos. Caitlin se dio cuenta de que debían verse fuera de lugar caminando por estas calles. Llevaba su moderno traje ajustado de batalla de cuero- y se preguntó qué estarían pensando esas personas. Quizás que era un extranjero que había caído del cielo. No los culpaba.
Frente a cada casa había alguien preparando la comida, vendiendo o trabajando en su oficio. Pasaron varias familias de carpinteros, el hombre estaba sentado fuera de la casa, serruchando, martillando, construyendo marcos para una cama, aparadores y ejes de madera para arados. En una casa, había un hombre construyendo una enorme cruz de varios metros de espesor y diez pies de largo. Caitlin se dio cuenta de que era una cruz donde alguien sería crucificado. La idea la estremeció y miró hacia otro lado.
Al doblar por otra calle, toda la cuadra estaba llena de herreros. Por todas partes volaban yunques y martillos, y se escuchaba el clang del metal, cada herrero parecía hacer el eco del otro. También, había pozos de barro con grandes llamas en su interior donde se calentaban trozos de metal al rojo vivo con el que se forjaban herraduras, espadas y todo tipo de piezas de metal. Sentados junto a sus padres, los niños, con sus rostros negros de hollín, observaban trabajar a sus padres. Caitlin se sintió mal de ver trabajar a los niños a una edad tan pequeña.
Caitlin buscaba por todas partes alguna señal de Scarlet, de su padre, alguna pista de por qué estaban allí, pero no vio nada que pudiera orientarla.
Doblaron por otra calle que estaba llena de ceramistas. Allí, los hombres esculpían enormes bloques de piedra caliza para producir estatuas, vasijas y enormes prensas planas. Al principio, Caitlin no supo para qué eran.
Caleb se acercó y señaló.
"Son prensas para vino," le dijo, como siempre leyendo su mente. "Y para las aceitunas. Los usan para aplastar las uvas y las aceitunas y así extraer el vino y el aceite. ¿Ver las manivelas?”
Caitlin los miró de cerca y admiró la destreza de los artesanos, las largas losas de piedra caliza, el intrincado trabajo del metal de los engranajes. Le sorprendió lo sofisticada que era su maquinaria, incluso para esa época y ese lugar. También le sorprendió una antigua nave de elaboración de vino. Allí estaba, miles de años en el pasado, y la gente todavía estaba haciendo botellas de vino y botellas de aceite de oliva al igual que en el siglo 21. Y mientras las miraba, se dio cuenta de que se parecían a las botellas de oliva y vino que conocía.
Un grupo de niños corrió junto a ella persiguiéndose unos a otros y riendo, levantando nubes de polvo que cubrieron los pies de Caitlin. Las carreteras no estaban pavimentadas en este pueblo que, probablemente, pensó, era demasiado pequeño para que se invirtiera en carreteras pavimentadas. Sin embargo, sabía que Nazaret había sido famosa por algo, y le molestaba no poder recordar de qué. Una vez más, le molestaba no haber prestado más atención en su clase de historia.
"Es el pueblo donde vivió Jesús," dijo Caleb, leyendo su mente.
Caitlin se puso roja toda vez que él pudo leer tan fácilmente los pensamientos. Ella no le ocultaba nada, pero aún así, no quería que leyera lo mucho que ella lo amaba. La apenaba.
"Él vive aquí?", ella preguntó.
Caleb asintió.
"Si hemos llegado en la época en que vivió aquí," dijo Caleb. "Es claro que estamos en el siglo uno. Lo sé por la forma de vestir y por la arquitectura. Estuve aquí una vez. Es muy difícil olvidar esta época y este lugar.”
Los ojos de Caitlin se abrieron ante la posibilidad.
"¿De verdad crees que podría estar aquí y ahora? ¿Jesús? ¿Caminando por aquí? ¿Aquí y ahora? ¿En este pueblo? "
Caitlin no podía hacerse a la idea. Trató de imaginarse doblando en la esquina y encontrándose con Jesús en la calle. No lo podía concebir.
Caleb frunció el ceño.
"No lo sé", dijo. "No estoy sintiendo que él esté aquí y ahora. Tal vez ya se fue.”
Caitlin no sabía qué decir. Miró a su alrededor totalmente asombrada.
¿Él podría estar aquí? se preguntó.
Estaba sin habla y sintió que su misión era aun más importante.
"Podría estar aquí, en esta época," dijo Caleb. "Pero no necesariamente en Nazaret. El viajó mucho. Belén. Nazaret. Capernaum y Jerusalén, por supuesto. No sé a ciencia cierta si estamos en la época exacta. Pero si lo estamos, él podría estar en cualquier lugar. Israel es un lugar muy grande. Si él estuviera aquí, en esta ciudad, lo percibiríamos.”
"¿Qué quieres decir?", preguntó Caitlin, con curiosidad. "¿Qué se siente?"
"No puedo explicarlo. Pero tú sabes. Es su energía. No se parece a nada de lo que hayas experimentado antes.”
De repente, un pensamiento cruzó la mente de Caitlin.
"¿Lo conociste?", le preguntó.
Caleb sacudió lentamente la cabeza.
"No, no de cerca. Una vez, yo estaba en la misma ciudad y en la misma época. Y la energía era abrumadora. A diferencia de cualquier otra cosa que hubiera sentido antes."
Una vez más, a Caitlin le sorprendieron todas las cosas que Caleb había visto, todas las tiempos y lugares en que había estado.
"Sólo hay una manera de averiguarlo", dijo Caleb. "Necesitamos saber qué año es. Pero el problema es, por supuesto, que nadie comenzó a contar los años, como lo hacemos nosotros, hasta mucho tiempo después de que Jesús murió. Después de todo, nuestro calendario se basa en el año de su nacimiento. Y cuando él vivía, nadie contaba los años a partir del nacimiento de Jesús, ¡la mayoría de la gente ni siquiera sabía quién era! Así que si le preguntamos a la gente qué año es, pensarán que estamos locos.”
Caleb, al igual que Caitlin, miró a su alrededor buscando alguna pista.
“Puedo percibir que está en esta época", dijo Caleb lentamente. "Sólo que no en este lugar."
Caitlin examinó el pueblo con mayor respeto.
"Pero este pueblo," ella dijo, “se ve tan pequeño, tan humilde. No es como un gran ciudad bíblica, como las he imaginado. Se ve como cualquier otra ciudad en el desierto.”
"Tienes razón", respondió Caleb, "pero aquí es donde vivió. No era un gran lugar. Fue aquí donde estuvo, entre estas personas.”
Siguieron caminando y cuando doblaron en una esquina, llegaron a una pequeña plaza en el centro de la ciudad. Era una pequeña y simple plaza alrededor de la cual había pequeños edificios, y en el centro había un aljibe. Unos hombres de edad avanzada estaban sentados bajo la sombra, СКАЧАТЬ