El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”. Amy Blankenship
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Название: El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”

Автор: Amy Blankenship

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Ужасы и Мистика

Серия:

isbn: 9788873041337

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СКАЧАТЬ –Pero puede que quieras mantener la pistola guardada durante el resto de la noche.

      Él vio como ella volvía a mirar al monitor para ver que su víctima ya se había ido.

      ‘Joder,’ Envy suspiró mentalmente mientras se apoyaba en la puerta y sentía las vibraciones de la música a través de la madera. Se mordió el labio inferior sabiendo que había ido demasiado lejos. Entonces se acordó de la otra razón por la que había ido al Moon Dance aquella noche y se preguntó no sería buen momento para pedir trabajo. ¿Por qué no intentarlo? Se encogió de hombros mentalmente.

      –¿Sabes si están contratando a gente?

      Devon no pudo evitar esbozar una sonrisa. Lo que daría por meterla en la jaula con él durante un rato para intentar domar el fuego que ardía en su interior.

      –¿Bailas? –preguntó esperanzado.

      Los ojos de Envy se abrieron de par en par cuando recordó haberlo visto en la jaula y un fuego recorrió sus muslos... Desafortunadamente, le ocurrió lo mismo en las mejillas. –No –susurró un poco con voz ronca, –no bailo. Atiendo la barra en alguno de los otros clubes de la zona y quería dejar un currículum mientras estaba aquí.

      –Qué lástima –Devon sonrió y se echó hacia delante para abrir un cajón del escritorio. Sacó un formulario y se lo entregó. Ella todavía no le había dicho su nombre, pero si ella rellenaba el formulario, tendría la información que necesitaba. También quería asegurarse de que no había trabajado en el Night Light.

      Se estaba cansando de que mandaran a gente solo para husmear. Había sido Quinn quien terminó con la amistad entre los pumas y los jaguares, así que, por él, los pumas podían dejarlos en paz de una maldita vez.

      Alguien en el Night Light había enviado a la última persona que contrataron, y ahora que la habían asesinado, los pumas estaban buscando respuestas en el Moon Dance... del mismo modo que la policía. Para más inri, la única noche que había trabajado allí, pidió que fuera en la jaula con él.

      Devon cogió la silla que estaba bajo el escritorio sabiendo que la manera más rápida de que ella se quedara más rato era dándole lo que quería. –Puedes rellenarla ahora. Tal vez consigas el trabajo antes de que la noche acabe.

      Envy se sentó, pero volvió a mirar al monitor con el ceño fruncido.

      –¿Crees que el dueño me vio usando la pistola paralizante en Trevor? –ella volvió a morderse en labio inferior y se imaginó como debió haberse visto desde fuera–. Ojalá no lo hubiera hecho, de verdad.

      Devon se inclinó por encima del respaldo de la silla de la chica como si estuviera mirando al monitor con ella. Poniendo sus labios muy cerca de su oreja le preguntó:

      –Si el dueño te hubiera visto y te preguntara sobre ello, ¿qué le dirías? –Respiró lentamente ya que su aroma lo tenía atrapado y le calentaba la sangre.

      Envy empezó a girar la cabeza para mirarle, pero se detuvo. La sensación que le estaba causando con su cercanía se extendía por el hombro hacia el cuello. –Solo estaba siendo mala–, respiró, sintiendo como el calor se le acumulaba de nuevo en el abdomen. Este chico era peligroso para sus sentidos. No sabía si darse la vuelta y abalanzarse sobre él o salir corriendo.

      La comisura del labio de Devon insinuó una sonrisa, pero él no se movió de donde estaba.

      –Entonces, ¿vas por ahí dando descargas a tíos así porque sí?

      Él podía oler su excitación creciente y aquello hacía que sus pantalones le resultaran incómodamente apretados.

      –No –Envy se alegró de la distracción cuando cogió un bolígrafo de la mesa y empezó a completar el formulario–, solo a los que se lo merecen –respondió sin querer hablar más de ello.

      Devon se puso de pie y luchó contra la idea de agarrarla de la silla y sentarla en el escritorio delante de él. Sea como fuere, él ya estaba pasando los dedos por su pelo sedoso a la altura del respaldo de la silla.

      Permaneció en silencio mientras ella rellenaba el formulario y pudo leerlo todo por encima de su hombro, memorizando cada una de las palabras. Envy Sexton, y las discotecas de pumas y vampiros no aparecían por ningún lado en su extensa lista de experiencia profesional en discotecas. Sabía que con un par de llamadas podría despejar su horario diciéndole a las otras discotecas que no le dieran trabajo. No tenía ganas de compartir aquella fierecilla.

      Envy terminó el formulario y empezó a levantarse, pero Devon puso la mano en su hombro para que se quedara quieta. Con rapidez, cogió el papel de sus manos y se acercó a la puerta.

      –Quédate aquí. Vuelvo en seguida con una respuesta –Devon alcanzó el pomo de la puerta, pero se detuvo cuando ella habló.

      –¿Cómo te llamas? –preguntó Envy, dudando por si le acababa de dar el papel al mismo dueño del local. Tal vez podía saltarse la entrevista.

      –Devon Santos –contestó él. Después desapareció por la puerta antes de que ella pudiera pararle.

      Él ya sabía que Nick le esperaba al otro lado de la puerta porque podía olerlo. Dándole el formulario a Nick, Devon le informó:

      –Tenemos nueva camarera.

      Esperó a que Nick revisara el papel sabiendo que estaba buscando lo mismo que él ya había comprobado.

      Nick acababa de echar a dos fanáticos de los vampiros y a un vampiro que se habían colado allí y aquello le había fastidiado para el resto de la noche. Odiaba a los vampiros y a cualquier humano estúpido capaz de salir por ahí con ellos. No vio ningún indicio de que esa chica estuviera asociada con ellos y, oliendo la excitación que le había causado a su hermano, Nick decidió dejar que Devon se encargara de sus asuntos.

      Le devolvió el formulario.

      –Pero dile que se deje la pistola paralizante en casa –Nick observó a su hermano un momento y añadió–: Kat dice que el tío al que le ha dado la descarga era su novio y que el que le puso las esposas era su hermano.

      –Ese novio suyo tenía una pistola. Pude olerlo –Devon se encogió de hombros y sus ojos se estrecharon–: Tal vez no era tan buen novio.

      –Tal vez quieras andar con cuidado... –Nick agitó la cabeza, y vio como aquello despertaba más interés en su hermano–. Si la quieres, a lo mejor deberías encargarte de controlarla mientras esté aquí –Nick apretó los dientes al notar olor a vampiro. Sin mediar palabra, se fue por donde había venido.

      Envy miró a un lado y a otro con nervios y vio un ascensor que no había visto antes. Levantó una ceja al ver que tenía un teclado en lugar del típico botón. Empezó a dar golpecitos con el bolígrafo preguntándose cuánto tiempo estaría allí esperando. Todavía tenía que enterarse de si Chad había arrestado a Trevor o simplemente lo había obligado a abandonar la discoteca.

      Observó el escritorio para intentar alejar su mente de allí por un momento. Ella era una investigadora nata, como su hermano, aunque Chad intentaba no darle importancia. La verdad es que Chad podría llegar a ser un gran detective. Él le decía a todo el mundo que era un simple policía de patrulla, pero no podía ser menos cierto. Era el líder de los SWAT.

      Al final, СКАЧАТЬ