El misterio de Riddlesdale Lodge. Дороти Ли Сэйерс
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Название: El misterio de Riddlesdale Lodge

Автор: Дороти Ли Сэйерс

Издательство: Aegitas

Жанр:

Серия: Лорд Питер Уимзи

isbn: 9780369411174

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СКАЧАТЬ – En particular, no. Pero desde hacía algunos días parecía hallarse algo inquieto.

      EL CORONER. – ¿Le habló de su vida en París?

      TESTIGO. – Me habló de los teatros y de los lugares de diversión de allí. Conocía París muy bien. Yo estuve en París con algunos amigos en febrero de este año, cuando él estaba allí, y nos llevó por todas partes. Eso fue poco después de hacernos novios.

      EL CORONER. – ¿Le habló en alguna ocasión de las casas de juego de París?

      TESTIGO. – No recuerdo.

      EL CORONER. – Con motivo de su matrimonio…, ¿se habló alguna vez de la cuestión económica?

      TESTIGO. – No lo creo. Aún no se había fijado la fecha de la boda.

      EL CORONER. – ¿Tuvo siempre aspecto de tener mucho dinero?

      TESTIGO. – Es posible. Nunca me preocupé de eso.

      EL CORONER. – ¿No le oyó lamentarse jamás de dificultades económicas?

      TESTIGO. – Todo el mundo se lamenta de eso, ¿no cree?

      EL CORONER. – ¿Era hombre de buen carácter?

      TESTIGO. – Dependía. Era muy voluble. Dos días seguidos no era la misma persona.

      EL CORONER. – Usted ha oído lo que ha dicho su hermano acerca de que el difunto estaba dispuesto a romper el compromiso. ¿Tenía usted idea de ello?

      TESTIGO. – Ni la más ligera idea.

      EL CORONER. – ¿Ve usted ahora alguna explicación a eso?

      TESTIGO. – Ninguna.

      EL CORONER. – ¿Tuvieron algún disgusto?

      TESTIGO. – No.

      EL CORONER. – Según su punto de vista, el miércoles por la noche aún se hallaba prometida con el difunto y contaba con casarse pronto, ¿no es cierto?

      TESTIGO. – Sí. Sí, claro que sí.

      EL CORONER. – ¿No era…, perdóneme esta pregunta que ha de serle dolorosa…, no era hombre capaz de poner fin a su vida?

      TESTIGO. – ¡Oh, nunca pensé!.. Bueno, no lo sé… Supongo que hubiera podido matarse. Eso lo explicaría todo, ¿no es verdad?

      EL CORONER. – Ahora, lady Mary…, por favor, no se ponga nerviosa y tómese todo el tiempo que crea conveniente… ¿Quiere usted contarnos con exactitud lo que vio y oyó el miércoles durante la noche y el jueves de madrugada?

      TESTIGO. – Hacia las nueve y media subí a acostarme, acompañada de mistress Pettigrew-Robinson y mistress Marchbansks, dejando a todos los hombres abajo. Di las buenas noches a Denis, que parecía completamente normal. No me hallaba abajo cuando llegó el correo. Me fui a mi dormitorio en seguida. Mi dormitorio se halla en la parte de atrás de la casa. Alrededor de las diez oí subir a míster Pettigrew-Robinson. Este matrimonio dormía en la habitación junto a la mía. Algunos de los hombres subieron con él. No oí subir a mi hermano. Aproximadamente a las diez y cuarto oí a dos hombres hablando en voz alta en el pasillo, y luego oí a alguien bajar corriendo la escalera y cerrar la puerta de un golpazo. En seguida oí pasos en el pasillo y, finalmente, a mi hermano cerrar la puerta de su dormitorio. A continuación, me acosté.

      EL CORONER. – ¿No inquirió usted la causa de este disturbio?

      TESTIGO. – (Indiferente). Pensé que sería algo relacionado con los perros.

      EL CORONER. – ¿Qué sucedió después?

      TESTIGO. – Me desperté a las tres.

      EL CORONER. – ¿Qué le despertó?

      TESTIGO. – El ruido de un disparo.

      EL CORONER. – ¿No estaba despierta antes de oírlo?

      TESTIGO. – Tal vez estuviera medio adormilada solamente. Lo oí con mucha claridad. Estaba segura de que era un tiro. Escuché unos minutos y bajé a ver si había pasado algo.

      EL CORONER. – ¿Por qué no llamó a su hermano o a algún otro caballero?

      TESTIGO. – (Desdeñosa). ¿Para qué? Pensé que serían cazadores furtivos los que tiraban y no quería armar jaleo inútil a hora desacostumbrada.

      EL CORONER. – ¿Sonó el tiro cerca de la casa?

      TESTIGO. – Bastante cerca, me parece… Es difícil asegurarlo, cuando una se despierta por un ruido… ¡Siempre suena tan terriblemente fuerte!..

      EL CORONER. – ¿No tuvo usted la impresión de que sonara en el interior de la casa o en el invernadero?

      TESTIGO. – No, fue afuera.

      EL CORONER. – Así, pues, bajó usted sola. Esta acción es muy valiente por su parte, lady Mary. ¿Bajó usted en seguida?

      TESTIGO. – En seguida, no. Reflexioné durante unos minutos y terminé por ponerme las zapatillas, un abrigo grueso y un gorro de lana. Debí de salir de mi habitación cinco minutos después de haber oído el disparo. Bajé la escalera y atravesé la sala del billar para salir al invernadero.

      [ver plano grande]

      EL CORONER. – ¿Por qué salió usted por allí?

      TESTIGO. – Porque era más rápido que descorrer los cerrojos de la puerta principal o de la puerta de servicio.

      Al llegar aquí entregaron al jurado un plano de Riddlesdale Lodge. Era una casa grande, de dos pisos, construida en un estilo sencillo, y alquilada por su actual dueño, míster Walter Montague, al duque de Denver para la temporada. Míster Montague se encontraba en los Estados Unidos.

      TESTIGO. – Al llegar a la puerta del invernadero vi a un hombre en el exterior, inclinado sobre algo que estaba en el suelo. Cuando alzó la vista, me quedé asombrada al reconocer a mi hermano.

      EL CORONER. – Antes de darse cuenta de quién era, ¿a quién esperaba usted ver?

      TESTIGO. – Apenas lo sé… ¡Todo sucedió tan rápido!.. Pensé que era un ladrón, me figuro.

      EL CORONER. – Su gracia dijo que, al verle, usted gritó: “¡Oh Dios mío! ¡Tú le has matado!”. ¿Puede usted explicarnos por qué dijo eso?

      TESTIGO. – (Muy pálida). Creí que mi hermano había sido atacado por un ladrón y lo había matado en defensa propia…, aunque es posible que yo gritara sin reflexionar.

      EL CORONER. – Es muy posible… ¿Sabía usted que el duque disponía de un revólver?

      TESTIGO. – Sí…, creo que sí.

      EL CORONER. – ¿Qué hizo usted a continuación?

      TESTIGO. – Mi hermano me mandó a pedir ayuda. Llamé con los nudillos en la puerta del dormitorio de míster Arbuthnot, así como en el del matrimonio Pettigrew-Robinson. СКАЧАТЬ