El poder. Pedro Banos
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Название: El poder

Автор: Pedro Banos

Издательство: Bookwire

Жанр: Социология

Серия:

isbn: 9788412473940

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СКАЧАТЬ puesto que facilita la comunicación sincera y favorece la posibilidad de retroalimentación, incluso estimulando la crítica, con el objetivo de aprender y mejorar. Es esa confianza lo que permitirá a todos los individuos informar de los males, problemas y las posibles mejoras, evitando contar tan solo lo que se quiere oír o lo que al líder le complace más, aspecto que tanto ha marcado tradicionalmente a las organizaciones jerárquicas.

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CONQUISTAREL PODER YMANTENERLO

      Aunque un príncipe o un líder puede llegar a conquistar el poder o la preeminencia por un golpe de suerte o una coincidencia de circunstancias favorables, su verdadera valía se demostrará si, además, es capaz de conservarlo.

      Las eternas ansias de conquista

      «Es natural y frecuente el deseo de conquistar, y los hombres son más alabados que reprendidos cuando lo logran, pero cuando no son capaces de hacerlo y lo intentan a cualquier precio, son dignos de vituperio».

(CAPÍTULO III)

      La ambición es parte sustancial de la naturaleza humana. Ya se trate de conseguir más territorios, súbditos o recursos, empleando medios militares tradicionales o mediante fórmulas modernas y sofisticadas, el conquistador considera sus deseos como algo natural e inevitable, sin preocuparse por encontrar una posible justificación ética. Para algunos, por muy alto que se llegue, siempre existe el ansia de elevarse aún más.

      Si pensamos en los instintos más primitivos, que están arraigados en lo más profundo de nuestro inconsciente, puesto que están vinculados a los instintos reptilianos de supervivencia, la conquista, en tanto que logro, es una manera de satisfacerlos. Según muchos autores, no se puede renunciar a ese instinto, ya que es inherente a la especie y a la genética humana.

      En el siglo XXI, el concepto de conquista se ha ampliado, al mismo tiempo que los ámbitos de las posibles operaciones. Hemos pasado de los clásicos «tierra, mar y aire», que han definido los conflictos globales más recientes, a los nuevos dominios del ciberespacio y el ámbito cognitivo. Y cada vez más tenemos que incluir el espacio exterior, con la renovada y acelerada carrera espacial. El «multidominio» es hoy la moda. Entender las conquistas solo en el ámbito territorial, físico, con medios militares clásicos, ya no resulta suficiente.

      Si en el siglo XVI la mejor manera de asegurar el dominio era a través de la destrucción, hoy se considera que se puede lograr gracias a los efectos producidos por la tecnología. Surgen otras maneras de dominar o influir sobre territorios y poblaciones; incluso se habla de efectos quinéticos y no quinéticos, más allá de los clásicos cinéticos: atacar las percepciones del enemigo, la guerra psicológica, las operaciones de influencia… Conceptos de este siglo XXI que, en algunos casos, renuevan viejas ideas y, en otros, son absolutamente novedosos porque aprovechan los avances científicos y el conocimiento de la mente humana para alcanzar objetivos militares y de conquista, pero por otros medios.

      Ha crecido, en definitiva, el espectro de la geopolítica actual, entendida como verdadero geopoder, como la pugna por el dominio planetario. Las maneras de saciar esos deseos de poder universal también se han multiplicado, debido tanto a la asimetría de poderes como a los medios tecnológicos. El espacio exterior representa un nuevo concepto de conquista que se basa en la tecnología, aunque de momento sigue estando al alcance de muy pocos, entre los que podemos incluir, además de países, a un puñado de multimillonarios.

      Es precisamente ahora cuando debemos entender que la conquista también la pueden lograr los considerados como débiles, es decir, el conocido como «poder blando», ejercido y basado más en criterios psicológicos que de eficacia.

      La conquista cultural

      «Las mayores dificultades se dan cuando en el nuevo país tanto la lengua como las costumbres de sus habitantes son diferentes de las de los antiguos súbditos».

(CAPÍTULO III)

      En este pasaje descubrimos la importancia de la cultura de un pueblo y de los hábitos de las personas. Si se quiere influir en una región o en un país, incluso sin llegar a la conquista, los aspectos culturales han sido siempre el factor más importante durante toda la historia, y lo siguen siendo hoy en día. Ignorarlo ha supuesto el fracaso, a no ser que se siguiera una estrategia de exterminio, que sería otro tipo de dominio.

      Los romanos, durante su expansión imperial, mantuvieron y respetaron los usos, costumbres, tradiciones, religiones y lenguas de las tierras que conquistaron. Tan solo exigieron que se rindiera culto a sus dioses y que se empleara el latín como lengua oficial para uso administrativo.

      En la última década se han desarrollado conceptos modernos, como el Cultural Awareness o «Conciencia Cultural», que insisten en la imperiosa necesidad de conocer en profundidad estos aspectos cuando se actúa en el mercado global y con equipos multiculturales.

      Si comunicarse de forma efectiva con otras culturas siempre ha sido rentable, en el mundo de la globalización comercial es un principio vital de actuación. Ser capaz de cambiar las actitudes y los hábitos propios cuando se interactúa con otras culturas, así como ofrecer muestras de respeto hacia maneras diferentes de entender la vida, son instrumentos que facilitan de manera innegable la capacidad de influir o comerciar con otros pueblos y culturas. El nuevo liderazgo humano exige reconocer, aceptar y respetar la diversidad cultural.

      Por otro lado, la «inteligencia cultural» forma parte esencial de cualquier operación militar en el exterior, más allá de nuestro propio territorio. En los conflictos recientes se prepara a los integrantes de las distintas fuerzas para mostrar respeto cultural y, de este modo, alcanzar los objetivos previstos. Para lograrlo, se les alecciona incluso en detalles que pueden parecer superfluos, como evitar llevar gafas de sol para no interponer barreras comunicativas: en este caso, el no poder mirarse a los ojos. En efecto, a veces algo tan básico como llevar gafas de sol con cristales de espejos provoca conflictos culturales. En ciertos casos, la población local ha llegado a pensar que las lentes disponían de capacidades «tecnológicas» muy superiores y que los soldados extranjeros podían ver los cuerpos desnudos de las mujeres a través de sus burkas. Con la formación y preparación cultural de los ejércitos se busca entender y respetar las costumbres y normas diferentes de otros pueblos. Cuando no se ha hecho así, las dificultades han aparecido por doquier. El ejemplo más actual lo tenemos en Afganistán.

      Por otro lado, la lengua juega un papel muy importante en nuestras vidas, debido a que en ella se formulan y toman sentido las costumbres y se escriben las leyes o normas en las que nos entendemos y comunicamos. La lengua representa nuestra identidad, pues con ella interpretamos nuestras experiencias (función ideacional) y establecemos la interacción con otros seres humanos (función interpersonal).

      El cardenal Mazarino, uno de los personajes más «maquiavélicos» en el sentido tradicional del término, lo tenía muy claro: «No te opongas nunca a lo que le gusta a la gente llana».

      Lo malo, todo a la vez; lo bueno, poco a poco

      «Se necesita […] que el usurpador de un estado cometa de una vez todas las crueldades, para no repetirlas después».

      «Todas estas ofensas han de hacerse de una vez, para que, de este modo, duelan menos, al ser menor el intervalo en el que tienen lugar; por el contrario, los beneficios deben derramarse poco a poco y de uno en uno, para que se degusten con más placer».

(CAPÍTULO VIII)

      Maquiavelo recomienda llevar a cabo todas las acciones negativas contra СКАЧАТЬ