Cuentos de Asia, Europa & América. Tessa Hadley
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Название: Cuentos de Asia, Europa & América

Автор: Tessa Hadley

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Fondo Universidad de Guadalajara

isbn: 9786075712680

isbn:

СКАЧАТЬ hagan pasar al lado del escáner y no por el escáner mismo.

      J. se despide. Llora. Me da un beso.

      Hace la fila para pasar por el escáner.

      Lo miro de lejos. Tiene los ojos tristes.

      Lo imagino cuando niño en una sala de operaciones.

      Imaginarse a niños siendo operados es doloroso. Su primera operación fue a los seis meses de haber nacido. Ahí comenzaron las placas de titanio.

      Lo busco con la mirada.

      Los pasajeros me tapan la vista.

      Imagino su corazón abierto en una sala de hospital.

      Me inclino, me pongo en puntas de pie.

      Cuatro médicos analizando su corazón y cortando músculos para llegar al centro.

      Fibrosis que dificulta el proceso.

      Imagino sus placas de titanio. Deben de ser del porte de un cuadrado de chocolate.

      Le digo desde lejos, con mímica, que le diga al hombre de los controles que no puede pasar por el escáner. Que debe pasar por el lado. Que tiene placas de titanio allí. Que podría descompensarse.

      Me dice con mímicas: Tranquila, no voy a morir.

      La fila avanza. Ya está cerca de que le toque su turno.

      Imagino que puede descompensarse en esa fila. Imagino que puede dejar de existir en esa fila.

      Me sudan las manos.

      Imagino que, si muere allí, los gringos van a esconder el cuerpo.

      Que pueden llevárselo a una sala especial luego de que muera.

      Que no voy a volver a verlo nunca más porque los gringos van a esconder su cuerpo, van a desintegrarlo con extrañas tecnologías.

      Imagino que harán desaparecer su cuerpo.

      Hay tantas historias de ese tipo y siempre quedan silenciadas.

      Sudo.

      Que pediremos explicaciones y nos dirán que él nunca llegó al aeropuerto.

      Nos dirán que nunca entró a Estados Unidos.

      J. se acerca al hombre y le dice algo al oído.

      Me levanto en puntas de pie porque unos pasajeros no me dejan ver que J. le esté diciendo eso realmente al policía.

      Intento leer sus labios desde quince metros de distancia.

      No logro ver si le habla de las placas de titanio.

      Veo que el policía le indica a J. que se meta al escáner.

      Voy a gritar.

      J. se saca los zapatos y se dirige al escáner.

      Voy a correr y pasarme las barreras.

      Quiero gritar.

      Si corro demasiado puede que también me maten y escondan mi cuerpo.

      J. se mete al escáner.

      Camino apresurada.

      Primero un brazo. Luego completo. Ya no busca mi mirada.

      Entra completamente al escáner.

      Me da la espalda.

      Se abre como una flor frente al escáner.

      Levanta las manos y abre su pecho para que le vean el interior del cuerpo.

      Me acerco rápido a la línea de controles.

      J. abre su pecho entero hacia el escáner.

      Alguien le ve las placas de titanio de su corazón.

      Alguien le ve su corazón.

      Voy a cruzar las barreras.

      Alguien le ve completo su corazón.

      No sé qué pensarán de sus placas.

      Alguien ve sus placas antes que yo.

      Baja sus brazos lentamente.

      Sale del escáner.

      Ahora camina apurado hacia la sala de embarque.

      Ya no cruzamos la mirada.

      Ni siquiera se devuelve para decirme chao con la mano.

      Desaparece.

      Dejo de sudar.

      Tomo el camino de regreso.

      jfk

      Air Train

      Metro

      Sutphin Blvd.

      121 St.

      111 St.

      104 St.

      Woodhaven

      Llevo el casco de fútbol americano en mis manos.

      Vuelven las imágenes de la infancia de J. en un hospital.

      Que alguien le incrusta esas placas.

      Recibo un mensaje de texto. Ya estoy arriba del avión.

      En la sexta estación de metro me acuerdo de mi infancia. Que corría y si me caía me recuperaba pronto.

      En la séptima estación intento conectarme a la red del metro.

      En la octava estación del metro ya me siento tranquila.

      En la novena estación ya me siento feliz.

      La vida parasitaria

      david miklos

      méxico

      Llevaba días sin decir una palabra y el corazón

      me estallaba de gritos y de rebeldías contenidas.

      Albert Camus, «Con el alma transida»

      en El revés y el derecho

      Tal forma de crítica, al desconocer lo negativo

      que está en el corazón de su mundo,

      no hace más que insistir en la descripción de una especie

      de СКАЧАТЬ