Название: Per la reixeta
Автор: Albert Toldrà i Vilardell
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia
isbn: 9788491341185
isbn:
Ja el 1749, el comissari de Castielfabib, mossèn Antonio López, interroga María Ortega, que ara reconeix que, havent-se presentat fra Juan en sa casa amb l’excusa de lliurar-li «una buelta de longaniza», havia tingut amb ella «unos tocamientos en varias partes del cuerpo, y uno en sus partes venéreas». I a Jerónima Pérez, ara de quinze anys, que confirma allò confessat per fra Juan: la pregunta «¿Que tiene pelos?». La xica hi afegeix que és veu comuna que «ninguna muger se podía confesar con dicho fray Juan, porque era hun pícaro en el confesionario». D’altra banda, a Requena són interrogades María Ramírez, vídua, que diu que fra Juan «hizo algunas acciones deshonestas con ella, como la de querer levantarle las sayas y entrar la mano por debajo»; Ana García, que conta com el confessor havia demanat a Ana Martínez la Roja que «quando venía su marido a dormir con ella, quántas veces tenía parte con ella». I, finalment, Isabel Picazo voluntàriament denuncia que fra Juan, «llegando al Sexto, la preguntó si se tocaba sus partes verendas, si se limpiaba quando hacía aguas menores, o si algún mozo o casado se las avía tocado».47
També freqüentment el confessor fa que la penitent el toque o el masturbe. La masturbació, mollities, és ja de per si un pecat mortal, més greu encara que la fornicació, segons alguns teòlegs. Al confessionari freqüentment no s’arriba a completar; de vegades el confessor fa posar a la penitent la mà damunt del seu sexe mentre la confessa. Així, Tomasa Arganza, de València, denuncia l’any 1657 dos sol·licitadors: un anònim mercedari, el qual pretenia «meterla a esta la mano en los pechos, y esta no lo permitió, y también le pidió dicho religioso le metiesse la mano en sus vergüenzas», i fra T. Navarrete, franciscà, el qual «le pidió a esta que le metiesse la mano debajo de los hábitos, azia la parte de sus vergüenzas».48
L’any 1716 Antònia Gomis, d’Albalat de la Ribera, denuncia retrospectivament uns fets ocorreguts a Cullera amb l’agustí fra Andreu Bernabeu fa uns vint-i-un anys –sobre el 1695–, quan ella en tenia onze. Després de la confessió, fra Andreu «la mandava que le tocase sus partes verendas con sus proprias manos, lo que le sucedió unas diez o doze vezes». No content amb això, venia a «solicitarla después en su casa a cosas torpes». En una ocasió, «junto a la capilla de Santa Rita, tomándola de la mantilla con alguna violencia, la metió sus manos por baxo las enaguas hasta tocarle sus partes verendas, pero esto fue estando drechos los dos».49
L’acusació fiscal del 1705 contra fra Jeroni Alminyana, de Xàtiva, reproduïda en la sentència, ens informa que és acusat d’haver sol·licitat unes vint-idos dones, entre les quals hi havia xiquetes. Vegem-ne alguns casos. Amb una, diverses vegades després de confessar-la li havia «puesto sus manos en los pechos, tocándoselos y diziéndola: Pobrecita, cómo estás flaquita, que es pecado teniendo tan buena cara». En una altra ocasió, també després de confessar-la,
besándola y dándola algunos vocados a los lavios, poniendo su lengua en la voca de dicha mujer, y haziendo que ella con él hiziese lo mismo, y la puso las manos en los pechos, que tocó, y por encima la ropa la tocava las piernas y muslos, pidiéndola se dexara tocar la pierna por debaxo de la ropa, y la hizo instancias por tres o quatro vezes, queriéndola tomar de la mano, pidiéndosela, a que la mujer se havía resistido, conociendo era con la mala intención de cometer mayores torpezas.
En un dels casos, el fiscal narra com,
al tiempo que en el mismo confesonario este reo confesava a otra, estando dicha mujer arrodillada por un lado, este reo con su rodilla, y por encima de la ropa, la avía tocado azia sus partes femíneas, estragándoselas con dicha rodilla y con la mano, y que acavada de confesar la otra mujer, avia confesado y absuelto a esta sacramentalmente.50
Fra Agustí Cabades és denunciat també per diverses dones. Rosa Eiximeno, soltera de València, ho fa el 1784: fra Agustí, a la porteria del convent, «tomó este la mano a la doncella y se la arrimó el Padre Maestro a su cintura». Més tard, el 1788, interrogat pel comissari, fra Agustí confessa alguns dels seus delictes: amb Rosa, segons ell, «tuvo con ella cierto desliz»; a una tal Francesca, casada, li proposa en confessió «si con él tendría cierta llaneza torpe, [...] lo que fue motivo para que la dicha muger se descubriera los pechos». Al cap d’uns dies, «movido el declarante de la noticia habida en la confesión, fue a su casa i tubo con ella ciertas llanezas torpes». Interrogada una de les víctimes, Rosa Sanç, declara que diverses vegades, a la porteria del convent, «le tocó sus pechos, y que en una de ellas le cogió la mano y se la acercó a sus partes diciéndola: Veas a lo que me obliga lo que te estimo».51
No és excepcional que el sacerdot es masturbe al confessionari; hi pot haver un component d’exhibicionisme o no, depèn de la situació. Fra Roc Moltó, franciscà, és denunciat, entre d’altres, per sor Felipa d’Alcàntara, del convent de la Puritat de València, l’any 1704. La monja declara al comissari que fra Roc havia començat insinuant-se-li al confessionari; després, «con palabras amorosas de afecto, la dixo que entonces se estava tocando sus partes y se deleitaba pensando en esta, y añadía: ¡Hay! y ¡Qué gusto! Y otras palabras expresivas de el deleite que experimentava». I encara li suggeria «que deseaba verla en otra parte más libre, para lograr mejor su gusto». Cinc anys més tard, després de la guerra de Successió, fra Roc és processat. A les presons secretes de la Inquisició, reconeix un episodi semblant al mateix convent, però amb sor Jacinta, l’organista, i a la reixa, no en confessió: «[...] que entonces este la pidió la mano, y movido o ciego de la porción inferior o del fomes pecati, cometió un pecado torpe con su mano propia de este, teniendo polución, y que no está cierto si con la mano sucia del semen la tocó la de ella». Però, quant a l’acusació de sor Felipa, la nega: «[...] a lo que se le acusa que allí cometió el torpe deleyte diciendo «¡Ay, qué gusto!», y que se estava tocando sus partes [...] pensando en ella, es falso que executase tal cosa».52
Fra Joaquim Santjoan escriu una carta l’any 1761 en què fa una confessió espontània sobre la seua actuació a Xàbia: hi reconeix que durant quasi quatre anys ha mantigut «ósculos, tactos, amplecsos con fricaciones in partibus, y algunos tactos de pechos» amb una criada que tenia. Amb una altra dona, Vicenta Maria Cardona, el frare confessa
tactos, ósculos y conversaciones torpes por dos o tres veses. [...] Haviéndome venido repetidas vezes con sueños torpes, me dixo en el Confesionario haver tenido un sueño en que tenía parte conmigo. Yo esse tiempo resentí un movimiento sensual, y alargué la mano asia mis partes, y haviéndolo advertido ella, me dixo: ¿Qué haze usté? Yo le respondí: Me toco mis partes, para que sepas lo poco que frutan mis reprehenciones, pues te he dicho no me nombres sujetos. A lo que me dixo: Que me pueda Usté aver dicho eso, que ya no podré tomar la Comunión, pues me siento alterada.
Interrogat després, fra Joaquim perfila més la seua relació amb Vicenta Maria: per quatre anys,
habrán sido como çerca de cinqüenta vezes, y en ellas le ha dicho [...] palabras torpes, ya sobre los sueños de ella y ya sobre los defectos o llanesas que ella tenía con algún otro sugeto. [...] Los tactos que tuvo con la referida todos fueron fuera del confesonario o confesión, y sin tener conexión alguna con ella, los quales fueron activos y pasivos, y llevado el que declara de sola su fragilidad y de la instancia de la referida.53
L’any 1774 sor Fabiana de la Purificació, monja del convent de l’Olleria, denuncia un tal doctor Macià, antic confessor ordinari del convent, perquè al confessionari «por quatro o cinco vezes derramó el semen delante de la dicha declarante».54
La mútua masturbació amb el confessionari per enmig és realment difícil; és més freqüent la masturbació simultània, cadascun al seu costat de la reixeta. Vegem el tràngol del carmelita fra Baptista СКАЧАТЬ