Название: Desde la capital de la República
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788491344094
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Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial también dieron lugar al desarrollo de ideas pacifistas en unas organizaciones surgidas con un claro signo «militarista», como los Boy Scouts. Desde 1920, celebraron en diferentes estados europeos unos encuentros internacionales de unos 10 días de duración –llamados jamborees–, en los que participaban adolescentes de entre 14 y 17 años. Como se dijo en 1929, se buscaba con ello «fortalecer el espíritu de fraternidad y de amistad entre los jóvenes del mundo».10
Ya en 1928 se celebró en Holanda lo que se llamó «Primer Congreso Mundial de la Juventud por la Paz», que tuvo como anfitriona a la Federación Holandesa de Jóvenes por la Paz. Había sido precedido, entre otros, por un Congreso por la Paz celebrado en Bierville (Francia) en 1926, donde se formó un secretariado internacional para preparar el congreso juvenil. Sin embargo, no tuvo una amplia repercusión dado el contexto internacional: era todavía el periodo del «espíritu de Locarno» y los «felices años 20».11 La crisis de 1929 y la política agresiva de los movimientos fascistas en el poder aceleraron las movilizaciones pacifistas. La ocupación de Manchuria por Japón entre 1931-1933 no había producido una preocupación generalizada, pero a esta le siguió la de Etiopía por la Italia fascista en 1935, la crisis por la remilitarización de Renania realizadad por la Alemania nazi en marzo de 1936, el comienzo del conflicto bélico español en julio, el inicio de la guerra chino-japonesa en 1937, y el Anchsluss austríaco –la anexión por la fuerza de Austria a Alemania–, en marzo de 1938, que llevarían a ampliar las dimensiones y las relaciones de y entre los movimientos pacifistas.
En esta posibilidad de establecimiento de nuevas relaciones influyeron también los cambios en las organizaciones comunistas, que pasaron de la crítica a los socialistas como «socialfascistas» y de la política de clase contra clase a la política frentepopulista, establecida en los congresos que celebraron la Internacional Comunista y su equivalente juvenil, la IJC, en agosto-septiembre de 1935: una amplia alianza contra el fascismo que implicaba también tener en cuenta a amplios sectores liberales de clase media en la lucha por la paz, abandonando las críticas al «pacifismo burgués».12
El origen de lo que se llamó «Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud» fue una resolución adoptada por la Federación Internacional de Asociaciones pro Sociedad de Naciones en junio de 1933, que mostraba la consciencia existente del fracaso del «espíritu de paz» que se había intentado introducir tras la Gran Guerra: había llegado el momento de que la generación que no había participado en aquella «actuara para reformar las políticas sociales e internacionales que sus mayores habían seguido con tan malos resultados».13 En el Primer Congreso Mundial de la Juventud, René Cassin planteó que las lecciones de la guerra mundial se habían olvidado y que los jóvenes estaban recibiendo –encubiertas bajo las «ideas nobles del patriotismo, el coraje y el heroísmo»– las viejas ideas que «ya han demostrado ser muy desastrosas».14 La importancia de la movilización juvenil del periodo de entreguerras hizo destacar el papel que los jóvenes podían jugar en la defensa de la paz. Ya en 1935 desde las organizaciones religiosas del Reino Unido se defendía que «la juventud puede parar la guerra. Si la juventud rechazara luchar, la guerra pronto quedaría relegada al limbo de las cosas fuera de moda». En el congreso mundial de 1938, el subsecretario de Estado de Estados Unidos dijo que «el mundo se ha dado cuenta con razón de que la voz más fuerte que se puede levantar contra la agonía de la indecisión que prevalece hoy en día es la de la juventud».15
Se planteaban como objetivos del primer congreso proporcionar a los jóvenes de todos los países una oportunidad para intercambiar ideas sobre los sucesos internacionales, discutir las posibilidades de elaborar un plan común para «prevenir la guerra y organizar la paz», y estrechar los lazos entre las organizaciones juveniles y entre éstas y las asociaciones pro Sociedad de Naciones. Su convocatoria coincidió con la celebración, en París, de un congreso mundial contra la guerra y el fascismo, promovido por Henri Barbusse con el apoyo del escritor pacifista francés Romain Rolland y organizado por los comunistas, en el que participaron intelectuales de izquierdas no militantes. Este congreso situó al fascismo como enemigo principal, vinculándolo con la posibilidad de una nueva guerra, y fue seguido por otro de jóvenes que se celebró también en París en septiembre de 1933.16
Este congreso y el llamado «Primer Congreso Mundial de la Juventud» parecen no solo iniciativas independientes, sino hasta en competencia, si tenemos en cuenta la política comunista en ese momento, que la URSS no entró en la SdeN hasta septiembre de 1934, y que en lo que se llamó «Presidium» del Congreso Mundial de Jóvenes contra la Guerra y el Fascismo no figuraba ninguno de los intelectuales que apadrinarían el otro. Sin embargo, el fracaso del comunismo alemán ante el ascenso de Hitler al poder ya había generado dudas sobre la eficacia de la política comunista, y es significativo que fuera tras los dos congresos contra la guerra y el fascismo comunistas cuando se constituyeron en Francia diversos comités que significaron la primera movilización específicamente antifascista impulsada por el Partido Comunista Francés, uno de los primeros defensores de la política frentepopulista.17
Y si bien es bastante conocido el acercamiento de la Juventud Comunista Francesa a otras organizaciones juveniles anterior a los congresos internacionales comunistas de 1935, entre los ejemplos juveniles destacados en ellos, aparte del francés, estuvo el más desconocido de Estados Unidos. Se explicó que la organización juvenil comunista de ese país había sido invitada a participar en el American Youth Congress, que celebró su primer congreso en 1934. Se reconoció que, anteriormente, se hubiera rechazado participar, pero se valoró muy positivamente haberlo hecho. Habían aprendido un nuevo lenguaje y nuevas tácticas más elásticas y reconocieron que el dinero que el gobierno destinaba a los jóvenes no era simple demagogia, sino que era muy útil para la juventud, que lo había logrado con sus protestas.18
En este contexto, se celebró en febrero de 1936, en Bruselas, una conferencia preparatoria del Primer Congreso Mundial de la Juventud a la que llamaron a participar catedráticos e intelectuales europeos destacados del momento, como Theodore Ruyssen (1868-1967), filósofo e historiador, secretario de la IFLNS, destacado pacifista francés y presidente de la Asociation de la Paix par le Droit (Asociación de la Paz por el Derecho).19
Y el Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud fue mucho más allá en su capacidad unitaria que la política comunista y fue propuesto y apadrinado por sectores liberales y socialistas que apoyaban a la Sociedad de Naciones, como se refleja claramente en los ponentes que intervinieron en el primer congreso, de tendencias liberales o socialdemócratas y personalidades importantes de la Europa del momento y que continuaron siéndolo, en algunos casos, hasta bien entrada la segunda posguerra. Un ejemplo es Henri Rolin, que había participado en los trabajos preparatorios del Tratado de Versalles, en la creación de la SdeN y en el gobierno belga presidido por Émile Vandervelde en 1925. Había entrado en el Partido Obrero Belga (socialista) en 1931 y fue senador desde 1932 a 1965. Exiliado en Londres desde 1941, Rolin participó en la Conferencia de San Francisco en la que se creó la ONU, fue ministro de Justicia de Bélgica en 1946 y presidente del Senado entre 1947 y 1949.20
Desde el ámbito religioso, intervinieron el filósofo católico francés Emmanuel Mounier (1905-1950), СКАЧАТЬ